ERC ya no esconde que las conversaciones con el PSC sobre un acuerdo de investidura de Salvador Illa “avanzan a buen ritmo”, tal y como expresó este lunes la portavoz, Raquel Sans. La necesidad de pasar página de la guerra sucia por los carteles de los hermanos Maragall y el temor a que el conflicto entre el sector Palau --altos cargos hechos a pisar moqueta en la Generalitat y afines a las tesis de Marta Rovira-- y el sector junquerista hunda al partido en una repetición electoral ha ablandado a los republicanos, aumentando así las opciones de un pacto con los socialistas. Esto ha hecho saltar las alarmas en Waterloo, desde donde Carles Puigdemont juega con una eventual detención como última vía para evitar la investidura de Illa.

El viceconsejero de Estrategia, Sergi Sabrià; la portavoz de ERC en Parlament,Marta Vilalta; y el presidente de la Generalitat en funciones Pere Aragonès (I-D) EUROPA PRESS

El objetivo: provocar nuevas elecciones “a cualquier precio”. Fuentes de Junts confirman a este medio que los avances de la negociación entre ERC y PSC con la posibilidad de que los primeros abanderen una financiación singular para Cataluña ha puesto “en guardia” al búnker del fugado, hasta tal punto que ninguna opción está descartada para evitar que Illa se haga con la presidencia de la Generalitat.

La obsesión de Puigdemont: nuevas elecciones

“Puigdemont no quiere volver para la investidura de Illa, sino para hacer campaña en caso de repetición electoral”, advierten cuadros del partido que aseguran que sus amenazas de regresar son “mera retórica” hasta que llegue el momento adecuado para “hacer el giro”. No obstante, las mismas voces advierten de que el discurso sobre el improbable regreso de Puigdemont genera un gran temor en ERC, especialmente el escenario de que el expresidente de la Generalitat sea detenido en su vuelta a Cataluña.

El expresidente de ERC Oriol Junqueras y la secretaria general Marta Rovira EUROPA PRESS

“Junts huele el miedo y lo está aprovechando”, afirman desde las filas de ERC, deslizando que a dirigentes afines a la secretaria general, Marta Rovira, “se la están colando” con la amenaza de que Puigdemont regresará para ser detenido después de que fracasara su intento de hacerles el “abrazo del oso” con una lista unitaria. Para algunos cuadros de los republicanos, todo forma parte de una estrategia de presión, de igual forma que Lluís Llach y la Assemblea Nacional Catalana (ANC), a las órdenes de Puigdemont, amenazaron con movilizaciones en caso de que ERC invistiera a Illa. También Òmnium se ha apuntado a seguirle la corriente a Junts estos últimos días apretando a los negociadores de ERC.

El miedo de ERC

Estos altos niveles de presión se producen después de que la reunión secreta entre Puigdemont y Oriol Junqueras de la semana pasada no sirviera para acercar posturas entre ambas formaciones de cara a resucitar Junts pel Sí, y han encontrado en la presidencia del Parlament de Josep Rull una caja de resonancia perfecta para enfriar las relaciones entre ERC y PSC. Cuando el político de Terrassa afirma que Puigdemont “no será detenido” en la Cámara autonómica o que primero tendrán que detenerle a él, alimenta el miedo al regreso del expresidente para que ERC no invista a Illa y evite quedar retratada como “cómplice de la represión”.

Josep Rull, presidente del Parlament, en la cámara autonómica EP

El sector Palau capitaneado por Marta Rovira desde Suiza no se han mostrado “impasibles” ante el clima que pretenden generar Puigdemont y sus satélites, de igual forma que cedieron a la presión en la negociación de la Mesa del Parlament en lugar de aceptar la presidencia que les ofreció el PSC. Y si bien en aquel momento fue un “mal menor” para blanquearse en caso de que después hubieran de pactar una investidura con los socialistas, ahora el órdago de la detención de Puigdemont llega con la cuenta atrás en marcha hacia una repetición electoral.

El suicidio que supondría unas nuevas elecciones

Fuentes de ERC admiten que no pueden “suicidarse” en unos nuevos comicios el 13 de octubre porque así lo quiera Puigdemont, pero no significa que no deban presionar a los socialistas para obtener un buen acuerdo en financiación y que no se viva una “escena desagradable” en caso de que este decida regresar.

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, y el secretario general de Junts, Jordi Turull EUROPA PRESS

En estos momentos pocos lo creen, pero la mera posibilidad de volver a escenarios de polarización similares a 2017 podría ser suficiente para que ERC pise el freno de las negociaciones.

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