Los resultados de las elecciones catalanas del 12 de mayo hundieron a ERC con 20 diputados y, al mismo tiempo, le situaron como fuerza política clave para la gobernabilidad en Cataluña. La suma de un tripartito entre PSC, republicanos y Comunes puede conformar un Govern con Salvador Illa como president, pero la división interna en ERC es el principal escollo para sellar un acuerdo. En estos momentos, Oriol Junqueras -líder moral del partido tras su paso por la cárcel- coge fuerza en la guerra interna contra la secretaria general Marta Rovira en plena cuenta atrás hacia unas elecciones anticipadas el 13 de octubre.
Todo comenzó cuando, tras una fatídica noche electoral en la que el PSC se alzó con una victoria histórica en votos y escaños y Junts recuperó la plaza de primer partido en el independentismo, Pere Aragonès precipitó los acontecimientos renunciando a continuar en política una vez abandonara el cargo de president en funciones.
Este movimiento puso a la dirección frente al espejo. Rovira reivindicó “nuevos liderazgos” y “savia nueva”, y anunció que permanecería en el cargo hasta el congreso del partido del próximo noviembre; mientras que Junqueras protagonizó una suerte de dimisión con un único objetivo: ponerse a cubierto de las críticas de la militancia por un nuevo batacazo y volver a optar a la presidencia en el cónclave republicano.
Junqueras se repone del golpe
La jugada prometía, de no ser porque Marta Rovira y el sector Palau -formado por consejeros y altos cargos de la Generalitat, entre los que se encuentran Laura Vilagrà, Ester Capella, Roger Torrent, Sergi Sabrià o el propio Pere Aragonès- abrieron la veda contra el sector junquerista firmando un manifiesto que, en palabras de Joan Tardà, tenía como objetivo “arrojar a Junqueras a la papelera”. Un manifiesto que no llega a los 1.000 firmantes, a pesar de las presiones del sector Palau para asumir adeptos a su “renovación”.
A pesar del golpe a la reputación de Junqueras ante la militancia y la opinión pública en general, el republicano ha protagonizado una exhibición de fuerza orgánica en su ciudad, Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), donde reunió de manera informal y sin pretensiones de hacer ruido a 500 personas. La idea inicial era contar con 70 afiliados, por lo que entre algunos sectores de la militancia ha empezado a cundir la idea de que “este muerto está muy vivo”.
No descartan un acuerdo Junqueras-Rovira
Fuentes republicanas no descartan a Crónica Global que Junqueras siga al frente del partido tras el próximo congreso tras una intensa campaña interna en la que se está moviendo de manera estratégica por el territorio. La razón: su conocimiento de la organización interna y la ausencia de “liderazgos con experiencia” por mucho que algunos cuadros “le hagan la cama”.
En este sentido, no descartan que, pese a todo, acabe produciéndose un acuerdo entre Junqueras y Rovira para que la sangre no llegue al río, permita la continuidad del primero en la presidencia del partido a cambio de hacer concesiones y renovar el resto de la dirección y otros cargos importantes.
Un "buen acuerdo" con PSC o elecciones
La cuestión interna es el principal muro entre Junqueras y Rovira, mientras que, en relación a los acuerdos parlamentarios para evitar la convocatoria automática de elecciones el 13 de octubre, ambos coinciden en que se tiene que buscar un “buen acuerdo” con el PSC, especialmente en materia de financiación. “Si Illa no es ambicioso, adiós”, advierten las mismas voces republicanas, que no se sienten “obligadas” a hacerle president “a cualquier precio”.
Con todo, el pleno de no investidura convocado por Josep Rull del pasado miércoles activó la cuenta atrás para una repetición electoral, y nadie dentro de ERC niega que “ponerse de acuerdo” sobre hacer president a Illa es “difícil” en la actual situación de “alta exigencia política”, con un calendario que juega en contra de la paz en las filas republicanas.
No hay lugar a dudas de que, una vez más, la gobernabilidad de Cataluña será rehén de cálculos personales e intereses de partido.