El referéndum de "autodeterminación" ha sido uno de los elementos que han utilizado Junts y Esquerra para apretar las tuercas al Gobierno de España, pero en las últimas semanas ha pasado de acaparar un protagonismo total a quedar en segundo plano hasta el punto de que ni siquiera los neoconvergentes, que siempre han pretendido poner un precio más alto a sus acuerdos, lo mencionan. Hay un motivo oculto: la cláusula del acuerdo del PSOE con Junts para la investidura de Pedro Sánchez lo entierra.
No cabe duda de que la ley de amnistía ha facilitado que los partidos independentistas abandonen la unilateralidad y hayan rebajado expectativas después de años prometiendo la independencia total y en el corto plazo a su electorado, pero esta medida de gracia también ha contribuido a desinflamar la sociedad catalana y que el independentismo se estrelle frente al PSC en las elecciones autonómicas del 12 de mayo.
Los catalanes ‘pasan’ del independentismo
Las fuentes neoconvergentes consultadas por este medio reconocen que el referéndum de secesión ha pasado inevitablemente a un segundo plano tras quedar acreditado en los comicios que los catalanes han pasado página y que han sido castigados por prometer durante años algo que, hoy por hoy, es imposible. “Les da vergüenza engañar más a la gente”, confiesan en relación al núcleo de confianza de Carles Puigdemont.
El Parlament ha cambiado radicalmente su composición, pasando de una mayoría independentista de 74 diputados en 2021 a 61 escaños en 2024, incluyendo los dos diputados de la extrema derecha catalana de Aliança Catalana.
Un cambio de mayorías
Este cambio de mayorías ha tenido, precisamente, un efecto sustancial en las negociaciones entre Junts y el PSOE, que tras las generales del 23 de julio de 2023 sellaron un pacto en el Congreso para la investidura de Sánchez firmando que los acuerdos “deben responder a las demandas mayoritarias del Parlament que, de acuerdo al Estatut (que tiene carácter de ley orgánica), representa legítimamente al pueblo de Cataluña”.
Con aquella firma, Junts no ha logrado salvaguardar la influencia de la tradicional mayoría independentista del Parlament, sino que se ha atado de pies y manos ante una Cámara que en estos momentos tiene una mayoría absoluta de 68 diputados en clave de tripartito de izquierdas.
Una verdad incómoda que los responsables de las negociaciones de PSOE y Junts conocen y que mantiene a los de Puigdemont prisioneros del silencio en relación al referéndum; su principal bandera política frente a la principal propuesta de campaña de Pere Aragonès y Esquerra, la financiación singular para Cataluña.
Las promesas de Puigdemont, en el aire
En estos momentos, no sólo la fórmula del tripartito suma más que la de los independentistas, sino que los partidos contrarios a la independencia -PSC, PP y Vox-también suman una mayoría absoluta de 68 escaños. Un cambio de contexto radical que hace tambalear el discurso de Junts reivindicando las mayorías del Parlament como eje vertebrador de toda su acción y legitimidad política a la hora de trabajar por la independencia de Cataluña.
Con todo, el acuerdo firmado de puño y letra por el secretario general de Junts, Jordi Turull, entierra el referéndum ilegal y complica aun más la telaraña de promesas incumplidas en la que se haya quedado atrapado Puigdemont desde que el pasado 12 de mayo no obtuviera los números para gobernar.