El independentismo sale en tromba a atacar a los jueces para proteger a Puigdemont

El independentismo ha salido en tromba a criticar a los jueces para proteger a Carles Puigdemont después de que el titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, el juez Joaquín Aguirre, haya pedido al Tribunal Supremo imputar al fugado por la conocida como trama rusa del procés.

Ha abierto una pieza separada en la investigación, que también salpica a Artur Mas y a nueve personas más vinculadas al movimiento secesionista, entre los cuales Francesc de Dalmases --una de las personas más cercanas a la presidenta de Junts Laura Borràs--; la exconsejera Elsa Artadi y el entonces encargado de relaciones internacionales de Convergència, Víctor Tarradellas.

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el mitin final de campaña de las elecciones europeas celebrado en Collioure (Francia)

Boye acusa a Aguirre de tomar "psicotrópicos"

El primero en reaccionar ha sido el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, quien ha acusado a Aguirre de tomar "psicotrópicos". "A ciertas edades y a ciertas horas los psicotrópicos son peligrosos, porque permiten que se produzcan delirios como lo que estamos leyendo en estas páginas que ha escrito el juez Aguirre con dinero público", ha expresado en una entrevista en El Món a Rac1. 

Boye ha reprochado al instructor que "se haya saltado" la orden de la Audiencia Provincial de Barcelona, que en julio de 2023 informó al juez que se le había agotado el plazo para investigar. "Es un intento de desacreditar al poder legislativo e incluso al propio judicial porque está incumpliendo las resoluciones de la Audiencia Provincial de Barcelona con chulerías", ha dicho.

Turull habla de venganza

Pero no es el único. El secretario general de Junts, Jordi Turull, ha acusado al juez de querer "vengarse" sin "ningún escrúpulo ni vergüenza". "Una causa inexistente, una fantasía inventada pero cualquier cosa vale para perseguir al independentismo", ha sentenciado.

También la presidenta de la formación Laura Borràs lo ha tildado de una "persecución en toda regla, sin disimular y parecen haber enloquecido totalmente".