La medida estrella de la Generalitat para la actual sequía que sufre Cataluña no estará lista según lo anunciado. La desalinizadora flotante que debía depurar agua en el Puerto de Barcelona para abastecer parte del consumo del área metropolitana no entrará en funcionamiento en octubre.
La conselleria de Acció Climàtica dirigida por David Mascort no logra resolver los problemas jurídicos para firmar el contrato con Cox Abengoa, la empresa escogida a dedo para llevar a cabo el plan, y deberá abrir un concurso público.
No podrá ser a dedo
El Ejecutivo catalán levantó el pasado mes de mayo la fase de emergencia por falta de recursos hídricos debido a la mejoría del estado de los embalses como resultado de las constantes y abundantes lluvias. Es esto lo que ha hecho saltar por los aires los planes de Mascort y la Agència Catalana de l'Aigua, que pretendían tramitar la planta por la vía de emergencia.
La nueva situación no justifica la adjudicación a dedo de la obra, que ronda los 100 millones de euros, ha avanzado Cadena Ser este miércoles. Los servicios jurídicos de la Generalitat así lo han advertido puesto que la faraónica obra ya no es imprescindible para garantizar el abastecimiento de agua.
A finales de año, con suerte
De esta forma, el proyecto deberá salir a concurso público, siguiendo los plazos fijados por la ley para permitir que otras empresas presenten su oferta y opten a la adjudicación. Esta no se resolvería hasta finales del año 2024, como muy pronto. Multinacionales españolas como Ferrovial, Acciona o Grupo Cobra se han interesado en la construcción de la planta desalinizadora.
Esta, de grandes dimensiones, se colocaría sobre una barcaza de 120 metros de largo. Sin embargo, los problemas en su tramitación, la mejora de los embalses y los demás proyectos en materia de sequía (los futuros pozos del Besòs, la ampliación de la desalinizadora de la Tordera y la construcción de la del Foix) dejan en el aire la infraestructura.
Las reservas de agua se han duplicado
La red de cuencas internas, de la que beben seis millones de personas, tocó fondo a mitad de marzo, cuando cayeron al 14,5% con tan solo 100 hectómetros cúbicos (hm3) de agua embalsada. Hoy, ha doblado y más sus reservas hasta rozar el tercio de su capacidad y superar los 200 hm3.
La Generalitat levantó las restricciones por emergencia por sequía para volver a la fase de excepcionalidad, con limitaciones mucho más livianas y mayores dotaciones de agua para municipios y actividades económicas. De hecho, el baño en piscinas tanto públicas como privadas está garantizado; estas se pueden rellenar siempre y cuando no estén vacías.
La Agència Catalana de l'Aigua (ACA) y la conselleria de Acció Climàtica creen que la vuelta a la emergencia se producirá a finales de otoño, que será cuando vuelva a imponerse el consumo máximo permitido de 200 litros por día y habitante. Es precisamente al término del verano cuando se esperaba avanzar de la fase I a la II de la emergencia si no llovía en todos estos meses.
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