Puigdemont toma el control del Parlament tras ceder la Mesa al sector pragmático
El expresidente de la Generalitat fugado trata de contentar a las dos familias de Junts repartiendo el poder; está previsto que Albert Batet y Mònica Sales sigan como presidente y portavoz del grupo parlamentario, respectivamente
11 junio, 2024 20:00Noticias relacionadas
Carles Puigdemont está fugado en Bruselas desde hace más de seis años, pero nunca ha dejado de manejar los hilos de la política catalana y de su partido, dividido entre un sector que quiere recuperar poder institucional a base de pactos y una línea pragmática; y aquellos que quieren alargar la agonía de 2017 para garantizar su estatus de partido y sus buenas relaciones con las entidades independentistas. Puigdemont trata de contentar a las dos familias repartiendo poder.
En un diseño fríamente calculado, el expresident ha tomado el control del Parlament poniendo al frente del grupo a su círculo de mayor confianza; pero ha decidido ceder la Mesa de la Cámara a miembros del sector pragmático. Josep Rull, un político convergente por excelencia, se convirtió el pasado lunes en el presidente de la institución, haciéndose con el segundo cargo más potente de Cataluña tras la presidencia de la Generalitat.
La operación fue posible gracias a los votos a favor de Junts, ERC y la CUP. También gracias a que los Comunes decidieron votar a su candidata en lugar de votar a la socialista Sílvia Paneque.
Rull y Freixa, en la Mesa
Por otro lado, la diputada Glòria Freixa ocupa la primera secretaría de la Mesa del Parlament. Fuentes del partido la definen como una “muy buena parlamentaria” que, además, tiene una plaza de funcionaria y es jurista de profesión. A nivel interno, recuerdan que Freixa tuvo sus “diferencias” con Francesc De Dalmases a inicios de la legislatura pasada, cuando el sector radical de Laura Borràs “hacía y deshacía” a su antojo en la Cámara.
De este modo, con la entrada de Rull y Freixa a la Mesa, ambos pertenecientes a la familia de los pragmáticos, los partidarios de recuperar las esencias de Convergència y aumentar su influencia en las instituciones se han hecho, precisamente, con dos de los siete puestos que ocupan el órgano de gobierno de la Cámara.
Albert Batet y Mònica Sales
La configuración del grupo parlamentario, no obstante, ha generado menos sorpresas teniendo en cuenta el talante político de Puigdemont. Pese a que Junts tenía una oportunidad para poner caras nuevas en el foco mediático, ha decidido “no innovar” ni alumbrar “nuevos liderazgos” que puedan hacerle sombra. Mucho menos en un momento en que el partido mantiene una “calma tensa” y se encuentra a la espera de que cumpla su promesa: regresar para la investidura.
Así, el fugado ha optado de momento por un grupo parlamentario continuista. Según ha podido saber este medio, mantendrá a Albert Batet al frente del partido en la Cámara autonómica, mientras que Mònica Sales seguirá ejerciendo como portavoz. Ambos están alineados con el secretario general Jordi Turull, considerado el “hombre bisagra” del partido por su labor de mediador entre los distintos sectores que se disputan el poder.
Batet, hombre de la confianza de Puigdemont
Batet es una de las caras más reconocidas en Junts. Le definen como el hombre protegido de Puigdemont, pero también destacan su fama de “cacique”. No sólo ha ejercido como jefe de campaña en las últimas elecciones, demostrando su total confianza con Puigdemont, sino que ha sido clave en la fontanería del partido para mantener cierta paz interna. En no pocas ocasiones, con “formas muy cuestionables”.
En este sentido, cabe recordar uno de los conflictos con mayor repercusión negativa para Junts y cuya resolución estuvo lejos de ser un éxito para el presidente del grupo parlamentario. Y es que Batet formó parte, junto al propio Turull, del proceso de expulsión de la exdiputada Cristina Casol tras denunciar acoso en las filas neoconvergentes.
Sales, del sector 'turullista'
En esta nueva etapa, la mano derecha de Batet seguirá siendo Mònica Sales, quien repitió también como cabeza de lista de Junts en Tarragona en los comicios del 12 de mayo. Desde 2021 ocupa uno de los cargos de mayor visibilidad, el de portavoz del grupo, donde actúa como altavoz del sector turullista. Gracias a ello, su protagonismo ha ido in crescendo en los últimos años y la previsión es que siga siendo así, mientras que otros dirigentes que lo han sido todo dentro del partido han ido perdido influencia.
Laura Borràs es una de ellas: tras ser diputada en el Congreso de los Diputados, consellera de Cultura y presidenta del Parlament, ahora sólo ostenta el cargo orgánico de la presidencia de Junts. Un cargo en el que, por otra parte, podría tener los días contados si Puigdemont no es investido president de la Generalitat y decide no quedarse en la oposición, cumpliendo así su promesa de campaña.
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Con todo, Puigdemont no ha diseñado un organigrama para gestionar el nuevo ciclo de la política catalana, sino para sobrevivir al complejo calendario que configuran las rondas de consultas, los debates de investidura y, no menos importante, la aplicación de la ley de amnistía.
Todo con un único objetivo: evitar que Salvador Illa sea investido president, presionar a ERC y conservar el poder total en Junts.