Oriol Junqueras ha dimitido este lunes como presidente de ERC, tal y como prometió tras dos batacazos consecutivos en la urnas. El exvicepresident del Govern ha decidido abandonar sus funciones en el partido tras las elecciones europeas para iniciar su campaña particular en búsqueda de los apoyos entre las bases para volverlo a intentar el 30 de noviembre.
Una fecha que está marcada en rojo en el calendario de los republicanos, ya que se celebra el congreso en el que se elegirá la nueva dirección. Será ahí cuando la militancia decidirá si confía nuevamente en él o en un liderazgo alternativo que podría presentar el sector crítico. Es decir, el que está formado por dirigentes que le exigen que dé un paso al lado de forma definitiva, como hicieron el president de la Generalitat en funciones y candidato, Pere Aragonès; la secretaria general Marta Rovira y el viceconseller de Estrategia y Comunicación Sergi Sabrià.
Tal y como explicó este medio, fuentes cercanas a este sector lamentan que los resultados electorales del 12M precipitasen la convocatoria de un congreso. Y se muestran convencidos de que habrá alguien que se atreva a batallar con Junqueras. Es el líder moral del partido tras su paso por la cárcel, aunque "no lo tendrá fácil", avisan.
ERC, sin liderazgo
ERC -que ha sido apeada de la hegemonía del independentismo y que ha vuelto a sufrir un revés en los comicios europeos del 9 de junio-, inicia una nueva etapa con un vacío de liderazgo en una etapa en la que Cataluña se juega también su futuro.
Sus 20 diputados pueden ser claves para que el candidato del PSC, Salvador Illa, sea investido president de la Generaitat. También para la elección de la nueva presidencia del Parlament, que se constituye este lunes. Está en sus manos, y también en la de los Comunes, decidir si dejan este órgano en mano de los independentistas o si llegan a un acuerdo con el PSC que permita pasar página de una Mesa gobernada por Junts y ERC.
Con todo, será Marta Rovira quien pilote las negociaciones durante las próximas semanas. Eso es, quien decidirá si inviste a Salvador Illa o si, por el contrario, apuesta por un escenario de repetición electoral en el que su partido podría perder todavía más escaños.