Me gusta / No me gusta... Sílvia Paneque
¿Quién es la candidata del PSC por Girona al 12M? Andrea Rodés y Joaquín Romero comentan el perfil político de la cabeza de lista gerundense de los socialistas catalanes
9 mayo, 2024 00:00'Lo que me gusta de Sílvia Paneque', por Andrea Rodés
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Me gusta que explique con orgullo que su padre emigró a Cataluña procedente de Cañete la Real –un municipio entre montañas de la provincia de Málaga, con una fantástica fortaleza árabe del siglo IX– y que, unos años antes de llegar a Girona, estuviera trabajando en Alemania. “De mis padres he aprendido el valor de trabajar y de defender las cosas que pensaba”, escribe en la web del PSC la candidata socialista, madre de tres hijos.
Me gusta que estudiara Ciencias Químicas, aunque ella lo que en realidad quería era estudiar Medicina. En ese momento no era posible estudiar Medicina en la Universidad de Girona.
Me gusta que una de sus grandes preocupaciones sea la sequía y crea que Cataluña tiene la tecnología y el conocimiento para tener un ciclo desconectado de la pluviometría, igual que lo hace Israel, Australia o California. Paneque, según las declaraciones que he leído sobre el tema, cree que el Gobierno debe centrarse en potenciar este sector, en lugar de entrar en guerras de usos.
Me gusta que utilice las redes sociales para promover la literatura local. En marzo de este año animaba a sus seguidores de Twitter (X) a asistir a la presentación de El crim del monestir (Columna, 2023), una novela histórica de Miguel Fañanàs sobre un crimen que conmocionó la Banyoles del XVII.
Me gusta que Paneque utilice la red X para publicar una serie de fotorretratos de Girona (#RetratsdeGirona), desde balcones de edificios a murales urbanos o árboles centenarios. En el último de la serie (#retratsdeGirona37) aparece una mujer mayor paseando en bicicleta por el parque a primera hora de la mañana. El 27 está dedicado a la conocida “alzina de les mentides”, en el barrio de Torre Taialà, una frondosa encina que hace mucho tiempo fue punto de encuentro para recibir a la gente que llegaba a Girona, y para despedirse cuando se iban. “A pie del árbol se compartían historias y cuentos chinos, lo que dio lugar a que empezaran a llamarlo la encina de las mentiras”, explica la diputada.
Me gusta su manera de ser, curiosa y cercana, a la hora de explicar anécdotas de la vida cotidiana de los ciudadanos de Girona con los que se encuentra, desde escritores a vecinos o activistas. Me gusta, por ejemplo, cuando publica en X una foto del pesebre de la Paqui, una vecina del barrio de Torre de Taialà que conoce de hace tiempo. “Lo hace ella con mucha delicadeza y de forma entretenida. Las figuritas también las hace ella artesanalmente. Toda la casa queda impregnada de Navidad. ¡Me ha gustado mucho!”, escribe.
'Lo que no me gusta de Sílvia Paneque', por Joaquín Romero
Desde que Salvador Illa la hizo responsable del área de transición ecológica de su gobierno en la sombra, Sílvia Paneque, concejal del Ayuntamiento de Girona y diputada en el Parlament, ha sido la gota malaya del Govern. En lo que se refiere a las inversiones en infraestructuras en general, pero más en concreto en la gestión de la sequía a partir de 2008, año de la última crisis hidrológica.
Ha señalado evidencias de cajón que ponen a la Generalitat al borde del ridículo, como su insistencia en la contención del consumo de agua de los ciudadanos, cuando los niveles actuales están por debajo de sus propias recomendaciones.
Fue la presidenta del XV congreso del PSC, un encargo que le permitió rendir un emocionado homenaje a los socialistas que cruzaron su particular desierto durante el procés, especialmente en su provincia, Girona. Paneque recordó a quienes habían tenido que sufrir la “violencia necesaria” que justificaban los ultras del nacionalismo y que obligaba, en pleno siglo XXI, a bajar la cabeza a los socialistas de aquellas comarcas.
No responde a otra cosa la aparición de tantas siglas para enmascarar las del PSC en las elecciones locales durante esos años de asedio. De ahí su enorme mérito: desde el 2007, el PSC no ganaba en la ciudad de Girona, cuna del soberanismo y feudo de Carles Puigdemont. El año pasado, la lista que ella encabezaba volvió a ganar, pero la alianza de los nacionalistas –JxCat, ERC y la CUP– dio la alcaldía a los antisistema.
De ahí arranca lo que menos me gusta de esta química metida a política, que no haya saltado como un resorte cada vez que el fugado de Waterloo amenaza a Illa con derribar el Gobierno de Pedro Sánchez si se le ocurre hacer lo que él llama un Collboni, cuando él mismo hizo un Salellas en Girona contra la propia Paneque hace menos de un año.