Me gusta / No me gusta... Esther Niubó
Andrea Rodés y Joaquín Romero comentan el perfil político de la primera secretaria del PSC en Castelldefels, diputada del Parlament y 'número cuatro' de los socialistas al 12M
27 abril, 2024 00:00'Lo que me gusta de Esther Niubó', por Andrea Rodés
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Me gusta que Esther Niubó sea una mujer altamente formada. En un mundo donde parece que la gente prefiere ver a un mindundi de presidente —alguien que sientan como un igual, que haya dejado los estudios o que diga las mismas tonterías que su vecino, qué más da—, yo sigo prefiriendo a un dirigente que tenga carrera universitaria y varios másteres en el bolsillo, como es su caso.
Me gusta que sea la secretaria de educación de la comisión ejecutiva del PSC desde 2019 y tenga la educación como prioridad. Vistos los pésimos resultados del último informe PISA para Cataluña, la educación es la gran asignatura pendiente de este país. Los niños son el futuro. No podemos estar a la cola en comprensión lectora y matemáticas. No, no y no.
Me gusta su eslogan en su perfil de Twitter (X): “M'agrada aprendre coses noves cada dia” (Me gusta aprender cosas nuevas cada día) denota una mente curiosa y joven. Me gusta también que tenga un punto vanidoso-milenial, y que en su muro de Facebook haya colgado un bonito “robado” del fotógrafo de la Generalitat Rubén Moreno. En la fotografía, la política aparece de pie, melena perfecta, mirando el móvil, frente a una cortina de terciopelo granate y ribetes rojos, a tono con su chaqueta.
Me gusta que en sus redes sociales no presuma de madre perfecta ni de momentos de familia feliz junto a sus dos hijos (su cuenta de Instagram es privada). En una entrevista con La Vanguardia, en 2021, admitió que la conciliación familiar “es una mentira” y que al mes de tener a su hija pequeña ya estaba haciendo una campaña electoral y, cuando regresaba a casa, sus dos hijos ya estaban durmiendo. Coherente con sus ideas, los dos son alumnos de una escuela pública de Castelldefels, municipio en el que vive y donde fue concejal hasta junio de 2023.
Por último, me gusta que haya terminado siendo política “por un cúmulo de casualidades” y no porque se lo propusiera desde el principio. Desconfiaría de un chaval o chavala de 22 años que sueña con ser presidente, me parecería demasiado ambicioso, demasiado ansioso de poder. En la misma entrevista con La Vanguardia, Niubó explica que, al terminar la carrera de Políticas, se especializó en relaciones internacionales y acabó haciendo unas prácticas en la oficina parlamentaria del PSC, con los europarlamentarios Raimon Obiols y Maria Badia. De allí saltó a Bruselas y luego fue a parar a la Fundació Campalans, el think tank del PSC, donde coeditó un libro sobre Europa, federalismo y socialdemocracia, ideas en las que creo firmemente.
'Lo que no me gusta de Esther Niubó', por Joaquín Romero
La diputada socialista es un valor emergente en el PSC. Fue directora de la fundación Rafael de Campalans, el think thank de la organización y también formó parte del Govern en la sombra de Salvador Illa, que ahora la ha colocado en el cuarto puesto en la lista de las autonómicas por Barcelona.
Ha tenido responsabilidades en distintas áreas, pero en la que probablemente ha destacado más es en la de educación. También es concejal de Castelldefels, ciudad a la que llegó como veraneante con sus padres y en la que reside desde el 2010. Y secretaria del PSC local, donde sustituyó a María Miranda, que había sido alcaldesa.
Pese a que Niubó es una mujer tranquila y ponderada en todos los ámbitos, en asuntos municipales tropieza a menudo en la piedra de la intolerancia desde la hipérbole, un defecto impropio de su organización. Cuando habla de Manuel Reyes, el alcalde de Castelldefels, la descalificación es demasiado radical viniendo de quien viene.
Los socialistas no ganan en esta ciudad de 60.000 habitantes desde 2007, pero han gobernado entre 2017 y 2023. El PP, y en concreto Reyes, entre 2011 y 2015, y ahora desde el año pasado. El tono de las críticas de Niubó es tan negativo que en ocasiones parece que trate de deslegitimar el triunfo del contrario.
Sorprende en una mujer que siempre ha preferido huir de la vida de partido, pero sobre todo cuando lo hace desde los cuatro concejales que obtuvo el PSC en las municipales del 2023 frente a los 12 del PP.