Junts ha convertido la campaña electoral para las elecciones catalanas del 12 de mayo en un plebiscito entre Carles Puigdemont y Salvador Illa. Un plebiscito entre el candidato cuyos carteles reivindican que “Cataluña necesita la independencia” y el que promete “unir y servir” a los catalanes para “pasar página” de diez años de procés. Dos modelos antagónicos que comienzan a generar tensión en la precampaña y reabrir viejas heridas como la del pacto de investidura de Jaume Collboni en el Ayuntamiento de Barcelona. Puigdemont ha advertido que si Illa hace un Collboni -pactar con comunes y PP para arrebatarle el gobierno a Junts-, hará peligrar el gobierno de Sánchez.
Pero el expresident fugado olvida que aceptó esta fórmula en Girona, donde la socialista Sílvia Paneque no es alcaldesa tras haber ganado las elecciones municipales del año pasado porque Junts le dio la vara de mando a la CUP.
La amenaza de Puigdemont
La amenaza de Puigdemont se ha convertido en un boomerang que el candidato socialista no ha dudado en emplear contra su adversario con cierta socarronería. “Hacer un Collboni o hacer un Girona”, respondía en una entrevista en Rac1 al ser preguntado sobre las amenazas del prófugo. Asimismo, el exministro de Sanidad ha puesto en valor que él “nunca” se ha quejado de estos acuerdos para construir una mayoría parlamentaria que no pasa por el candidato más votado en las elecciones, ya que siempre ha “respetado las reglas de la democracia”.
El caso de Girona es especialmente sangrante para los de Puigdemont. Principalmente, porque la socialista Paneque ganó los comicios en la misma ciudad en la que él fue alcalde antes de ser president de la Generalitat. Y, en segundo lugar, porque desmonta su amenaza a la par que evidencia el seguidismo que Junts ha hecho de la CUP en los últimos años, siguiendo sus dictados en política económica cuando han estado en la Generalitat o llegando a entregarles la alcaldía en la capital de la provincia. Gemma Geis, para más señas, fue una de las candidatas avaladas por Puigdemont para ponerse al frente del reto de conservar Girona, la joya de la corona independentista en comicios locales.
El rencor de Xavier Trias
El exalcalde Xavier Trias también ha magnificado el eco de la amenaza de Puigdemont, afirmando que Illa sufriría las consecuencias en caso de que no le facilitara el gobierno si el de Girona ganaba las elecciones. Unas declaraciones que cobran sentido teniendo en cuenta que la víctima del pacto de Collboni con los comunes y la abstención de Sirera fue él mismo, tras lo cuál soltó un discurso cargado de reproches que pasará a la historia municipal de Barcelona.
El giro discursivo de Puigdemont y Trias pretende agitar la campaña para las elecciones catalanas y polarizar el voto entre Junts y el PSC, sacando a ERC de la competición para que los votantes indepes se suban al “caballo ganador” del fugado. También pretende simular que “hay partido” y que Salvador Illa no tiene por qué ser el ganador de las elecciones por mucho que así lo pronostiquen la totalidad de encuestas que se han venido publicando en los últimos meses.
Torra y Aragonès, presidentes sin ganar las elecciones
En cualquier caso, y tal y como ha recordado el candidato del PSC, los últimos presidentes de la Generalitat, Quim Torra y Pere Aragonès, gobernaron sin que su partido fuera la lista más votada. También es el caso de Pedro Sánchez, que gobernó tras el 23 de julio habiendo quedado segunda fuerza en las elecciones, recibiendo reproches y críticas de un Alberto Núñez Feijóo que ha tolerado que haya presidentes autonómicos y alcaldes del PP gobernando pese a tampoco ser primera fuerza. Se trata así de un reproche habitual entre partidos y candidatos que, momentáneamente, pierden la memoria sobre lo sucedido en otros contextos y territorios distintos al que les atañe.
Con todo, no cabe duda de que la incógnita sobre quién liderará Cataluña en los próximos años puede seguir abierta incluso una vez finalice el recuento de votos del 12 de mayo. Porque así son las reglas de la democracia parlamentaria.