Celos y desconfianzas entre 'consellers': el Govern de ERC se agrieta en su recta final

No sería la primera vez que los catalanes vuelven a las urnas antes de lo esperado. Y es que, si algo ha caracterizado a Cataluña en los últimos años, han sido sus legislaturas convulsas y de una duración menor a la del resto de comunidades autónomas, con presidentes tan breves como Carles Puigdemont o Quim Torra. Esta vez, con la legislatura más "autonomista" que se recuerda en años, Aragonès ha tenido tiempo para desplegar parte de su programa, pero no parece que vaya a librarse de las turbulencias en esta etapa final.

Los expresidentes de la Generalitat Quim Torra, Carles Puigdemont y Artur Mas EUROPA PRESS

ERC, más débil que nunca

Los continuos batacazos electorales, la soledad parlamentaria del president y las malas previsiones en las encuestas han generado tensiones evidentes entre los distintos consejeros del Govern, que buscan "su hueco" y sus salidas para cuando, previsiblemente, ERC no esté al mando de la Generalitat. Cualquier motivo es bueno para marcar perfil y disponer de una agenda propia, y así lo han demostrado en los últimos días los consejeros de Salud y Educación, Manel Balcells y Anna Simó, respectivamente.

El problema es que estas apariciones públicas han generado contradicciones y división en el gabinete a cuenta de temas tan sensibles como el uso de las pantallas en los colegios e institutos, que preocupa de manera importante a profesionales y familias y que no tiene fácil solución.

En otros países, se han articulado respuestas rápidamente por las consecuencias "nefastas" que este asunto tiene para los alumnos en términos del nivel educativo y en salud mental, pero aquí la decisión no está siendo fácil y ha generado tensión entre departamentos.

Descoordinación entre Balcells y Simó

"Hay evidentes grietas entre consellers", expresan las voces consultadas por Crónica Global, que aseguran que dentro del Ejecutivo autonómico todos son "muy celosos de lo suyo", lo que se traduce en "descoordinación e ineficacia". Una realidad que ha quedado demostrada de manera palmaria en los argumentos sobre el uso de la pantalla del móvil en las aulas.

Alumnas de una escuela Primaria EFE

Por un lado, Simó es partidaria de prohibirlas en las escuelas a partir del inicio del próximo curso, mientras que en los institutos la regulación se dejará en manos de cada centro educativo. Pero esta política no es vista con buenos ojos por su compañero de filas Balcells, que considera que se deben tomar decisiones más contundentes contra el uso de la tecnología en las aulas por el impacto que tiene en la salud mental de los jóvenes.

En una entrevista en ACN, el consejero de Salud ha lamentado la parálisis en la que considera que ha entrado el Ejecutivo. "Somos muy proteccionistas para preservar la salud mental de los adolescentes. El uso excesivo de las pantallas y de las redes es perjudicial. Tenemos una tendencia más reguladora, más estricta que otros", ha manifestado en la agencia de noticias pública. Formas y fondo muy diferentes a los de la consellera.

Hablan los expertos

Más allá de la decisión que tome el Govern al respecto, los expertos lo tienen claro: cuanto más tarde se entregue un móvil a un niño, mejor. "Las pantallas nos están dando chispazos de dopamina. Si los circuitos cerebrales se activan por elementos externos y no por actividades de la vida diaria, cada vez se encontrarán menos alicientes a nuestro día a día", advierten.

En declaraciones a este medio, la profesora de Evaluación Neuropsicológica de la Universitat Abat Oliba CEU, Marina Fernández, avisa también de que las pantallas generan una sobreestimulación que "conduce al estrés", lo que provoca que "seamos menos capaces de hacer frente a las tareas cognitivas que nos va a pedir la vida" y, por tanto, menos autoestima.

Un niño estudia y hace los deberes en casa con la ayuda de su madre EDUARDO PARRA - EUROPA PRESS

'Sálvese quien pueda'

La regulación del móvil en los colegios e institutos de Cataluña es tan solo uno de los problemas que tiene el Govern de Aragonès sobre la mesa. Un Ejecutivo cada vez más dividido en un momento en el que el cierre de filas es crucial ante numerosas emergencias sociales y un PSC disparado en las encuestas. Pero parece que el riesgo a perder el poder no es un aliciente para mantener la unidad, sino que precisamente alimenta la estrategia del sálvese quien pueda entre los consejeros republicanos.

Se adelanten o no las elecciones, a Aragonès se le va a hacer largo el tramo final de su mandato.