El presidente del PDeCAT, David Bonvehí / EUROPAPRESS

El presidente del PDeCAT, David Bonvehí / EUROPAPRESS

Política

Los tribunales decretan la quiebra del PDECat con un agujero de 6,4 millones

El partido heredero de Convergència anunció su disolución en un congreso nacional celebrado el 28 de octubre

8 noviembre, 2023 00:00
Gonzalo Baratech Gerard Mateo

Las segundas partes no suelen ser buenas. El Juzgado Mercantil número 8 de Barcelona ha declarado el concurso de acreedores voluntario del Partit Demòcrata Europeu Català (PDECat), como paso previo a su extinción.

Los estados contables elevados a dicha instancia reflejan una situación ruinosa, como consecuencia de las pérdidas contabilizadas. La entidad carece de bien alguno y arrastra una deuda de 6,4 millones, que jamás podrá devolver.

Administrador judicial vacante

El juzgado concede a los acreedores 15 días para, si así lo desean, solicitar el nombramiento de administrador concursal, pero ello carece de sentido tras la devastación total experimentada.

El PDECat, heredero de Convergència Democràtica de Catalunya, acordó disolverse en un congreso nacional celebrado el 28 de octubre, tras los fracasos que supusieron las últimas elecciones autonómicas y generales, en las que no obtuvo representación ni en el Parlament ni en el Congreso. Tales sucesos significaron la pérdida de fuertes ingresos económicos y ocasionaron un quebranto irremediable.

La formación liderada por David Bonvehí cuenta con 187 concejales en Cataluña, y unas pocas alcaldías.

Bancarrota por partida doble

La disolución oficial del PDECat, adoptada en un congreso nacional reunido el pasado 28 de octubre, se finiquita ahora con el expediente de concurso de acreedores terminal presentado por la dirección del partido. Si los acreedores no piden el nombramiento de administrador concursal, el juzgado resolverá en pocos días la conclusión del expediente y la extinción formal del Partit Demòcrata Europeu Català.

Se da la llamativa circunstancia de que tanto el antecesor Convergència como el sucesor PDECat han acabado sus días en fallido y desguazados en los tribunales mercantiles. Asimismo, Unió, otrora socio de Convergència, terminó del mismo modo, aunque en su caso la deuda ascendía a 19,12 millones de euros una vez descontado su patrimonio, de 3,8 millones.

Un viaje de siete años

El PDECat nació en julio del 2016 como refundación de Convergència y con el nombre de Partit Demòcrata Català (PDC), pero, ante el riesgo de confusión con otro partido, la dirección ejecutiva lo inscribió en el Ministerio del Interior con la nomenclatura actual.

Artur Mas, sin rivales, fue elegido presidente poco después de la fundación --aunque dimitió apenas un año y medio después, a las puertas de la sentencia del caso Palau, relativo a la supuesta financiación irregular de CDC, que él presidió--, tras arrasar en las primarias con el 95,07% de los apoyos. Le acompañó en esta aventura Neus Munté como vicepresidenta, que le sustituyó al frente de la formación de forma interina hasta la elección de David Bonvehí (2018-23), que ha firmado el certificado de defunción.

Dos escisiones y numerosas crisis

El camino del PDECat en estos siete años ha estado repleto de crisis internas, incluidas dos escisiones: la del PNC de Marta Pascal y la de Junts. Y es que, aunque los neoconvergentes pretendían mantener el espacio ocupado por CDC, Carles Puigdemont consideraba sus posiciones muy alejadas de su propósito soberanista.

De hecho, a través de una carta a modo de despedida, Bonvehí responsabilizó en parte a los impulsores de Junts --con el expresident a la cabeza, y también Jordi Turull, a quien no le sentó nada bien estar en un segundo plano en el PDECat, a la sombra de Pascal y Bonvehí-- de la caída del Partit Demòcrata, pues con ellos se marcharon muchos dirigentes y militantes.

Aun así, hay quien sostiene que existe un espacio huérfano de representación, aunque la polarización actual y la falta de un liderazgo fuerte han condenado al PDECat y a otras formaciones catalanistas moderadas a la irrelevancia en el tablero político catalán, como muestran sus malos resultados electorales.