“¿El Consell de la República tiene que promover el bloqueo a la investidura del presidente del Estado español por parte de los partidos independentistas catalanes?”. Esa es la pregunta que, a partir de este martes -y hasta el 24 de octubre-, los afiliados del llamado Consell de la República responderán tras conseguir los avales para realizar una consulta a propuesta de uno de ellos. La intención es hacer partícipes a las bases sobre la estrategia que está siguiendo el expresidente de la Generalitat fugado, Carles Puigdemont, en relación con la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Así pues, un total de 103.000 militantes pondrán a examen al prófugo.
Pero los resultados de esta consulta no influirán en la decisión final. Así lo advirtió el vicepresidente de esta entidad y mano derecha de Puigdemont, Toni Comín, que en una entrevista en El Matí de Catalunya Ràdio advirtió de que “quienes negocian son los partidos políticos”. De esta forma, el exconsejero de Salud no sólo restó valor a la iniciativa de sus propias bases, sino que se mostró optimista con la amnistía que negocian con el PSOE.
“Es una victoria del independentismo”, expresó Comín. Unas declaraciones que han propiciado críticas incluso entre los suyos, que le acusan de moverse por intereses personales. Y es que no cabe duda de que los políticos fugados tras el referéndum ilegal del 1-O tendrían muy difícil regresar a España si no acaban pactando la investidura.
Equilibrios difíciles
Aunque lo que salga de esa consulta no será suficiente para dar un vuelco a la estrategia de Puigdemont, sí que ha trascendido cierto temor en el prófugo por tener que mantener unos equilibrios difíciles. Quiere pactar con el PSOE para ser perdonado, pero sin arriesgarse a perder la hegemonía dentro del independentismo. Sobre todo, ante unas futuras elecciones autonómicas.
Esta inquietud se ha evidenciado en los últimos días, en los que varios dirigentes de Junts han recuperado el tono duro contra el PSOE con tal de contentar y apaciguar a sus bases más radicales. De ahí que la portavoz de la formación en el Congreso, Míriam Nogueras, enfriase el acuerdo de investidura y se limitase a entregar un fragmento de la conferencia de Puigdemont del pasado 5 de septiembre, cuando explicó las exigencias de su partido para dar sus votos a Sánchez.
Un día después, fue él mismo quien advirtió de que el Gobierno se encuentra en un “dilema”: o pactar con un partido que “no renuncia ni renunciará a la unilateralidad” y a la “legitimidad” del 1-O, o elecciones. “Hoy España tiene un dilema de resolución compleja. O repite elecciones, con el riesgo de que los equilibrios políticos sean tan frágiles como ahora; o pacta con un partido que mantiene la legitimidad del 1-O y que no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad como recurso legítimo para hacer valer sus derechos”, dijo en un mensaje que algunos ven como postureo para calmar a sus críticos.
Acciones para presionar al fugado
Pero este referéndum del Consell de la República no es lo único que pondrá a prueba la fortaleza de Puigdemont. Y es que cabe recordar que, hace seis años, Cataluña vivía uno de los meses más calientes del independentismo. Tal y como avanzaba El Confidencial este lunes, plataformas contrarias a negociar la investidura se movilizarán para presionar a Junts. Exigen no pactar con Sánchez si éste no reconoce los resultados del 1-O y la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) del 27 de octubre de 2017.
Para añadir más leña al fuego, organizarán una marcha de antorchas para conmemorar que, hace seis años, las formaciones independentistas se conjuraban para proclamar la secesión en el Parlament catalán, lo cual derivó en que el Senado aprobara la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.
La cuarta lista electoral
Por otro lado, a Puigdemont tampoco le tranquiliza que ya se hable de una cuarta lista electoral independentista para los próximos comicios autonómicos, previstos -si no hay sorpresas- para febrero de 2025. Según algunas fuentes, esta “lista cívica” -anunciada por la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu- podría liderarla Clara Ponsatí, una de las caras más conocidas del independentismo radical y protagonista de soflamas como "de Madrid al cielo", en la que se mofaba de los muertos por coronavirus en la capital.
Así pues, Carles Puigdemont no lo tiene fácil. Por un lado, debe buscar la fórmula para conseguir la amnistía. Por otro, lograr que sus bases no le acusen de ser demasiado flojo con el Gobierno. Y todo ello con la vista puesta en unas elecciones autonómicas en las que se propone tener la hegemonía independentista ante una ERC en horas bajas.