De las cuatro dirigentes que arroparon a Yolanda Díaz en el acto de Valencia en 2021, antesala del lanzamiento de Sumar, sólo quedan dos: Ada Colau y Mónica García. Mónica Oltra dimitió como vicepresidenta valenciana tras ser imputada por el supuesto encubrimiento del caso de abuso de su exmarido a una menor tutelada, mientras que el partido ceutí de Fátima Hamed rechazó integrarse en la coalición de la vicepresidenta y ministra de Trabajo.
Colau y García son los nombres que cogen fuerza como ministrables de la mano de Díaz en el Consejo de Ministros de un eventual Gobierno de coalición en el caso de que Pedro Sánchez logre los votos para su investidura. García, la anestesista que lidera desde Más Madrid la oposición contra la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, opta a hacerse con la cartera de Sanidad que ha dejado vacante la socialista Carolina Darias.
Colau deja el alquiler por las nubes
No está tan claro en qué ministerio podría encajar la exalcaldesa de Barcelona, aunque no es ningún secreto que ha intentado colocarse en Vivienda, un nombramiento que hasta ahora no había sido posible porque implicaría arrebatarle competencias a la socialista Raquel Sánchez. Sin embargo, la titular de Transportes y Agenda Urbana podría salir del nuevo Ejecutivo tras las polémicas que han rodeado la ley de vivienda, la gestión ferroviaria o los peajes.
En cualquier caso, Colau se ha intentado perfilar como experta internacional en vivienda e incluso trató sin éxito de aterrizar en la ONU. Sin embargo, sus políticas inmobiliarias han tenido unos efectos cuestionables en la ciudad que gobernó: en los últimos ocho años, la falta de oferta de pisos se ha agravado y, en consecuencia, los alquileres se han disparado un 64%, según datos de Idealista.
Dudosa gestión en vivienda
Uno de los motivos de esta imparable escalada de precios es la mencionada falta de viviendas, agravada por las trabas a la construcción. En particular, la obligación de destinar un 30% de todas las promociones a pisos sociales ha sido criticada --no tanto por la idea, sino por su ejecución-- por parte de expertos y sector inmobiliario, que denuncian que, lejos de impulsar la creación de residencias públicas, lo que ha logrado esta medida es frenar en seco los proyectos de obra nueva en la capital catalana. Algunas promotoras han optado incluso por llevarse una gran parte de su actividad a otras ciudades.
Otro factor que pudiera haber ayudado a reducir los precios es la prometida construcción masiva de vivienda social. La exalcaldesa llegó a asegurar que su Administración hacía más pisos públicos que Ayuso y la Generalitat juntos, afirmación que los datos desmentían. Otras actuaciones polémicas de la etapa Colau en este ámbito fueron las casas contenedor, la compra millonaria de una finca en la calle Balmes, las expropiaciones en algunos barrios o los choques con los fondos de inversión, entre otros controvertidos episodios que le han valido críticas, pero también el apoyo de sus seguidores.
El bono social de la 'Pistolera'
Aunque la cartera de Sanidad estaba hasta ahora en manos del PSOE, podría pasar a Sumar en un momento en que los socialistas reclaman Igualdad, que recaía en Irene Montero, de Podemos. Pero García, que ahora opta a convertirse en ministra de Sanidad, también ha protagonizado polémicas durante su labor de oposición al Gobierno regional de Ayuso.
Una de ellas fue cuando pidió la dimisión del popular Enrique Ossorio por beneficiarse del bono social de la luz y calefacción. Horas después, se conoció que ella misma también cobraba esta ayuda. Se disculpó y prometió devolverlo, aunque afirmó que "no es comparable" su situación con la de su adversario.
Otro de los momentos célebres de la médica anestesista durante su etapa parlamentaria fue cuando apuntó con el dedo a la bancada popular, en un gesto que le valió el mote de Pistolera. Se justificó asegurando que padecía artrosis y que se limitó a imitar el gesto de un diputado de las filas del PP en la Asamblea de Madrid.