El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, participa en una conferencia

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, participa en una conferencia EUROPA PRESS

Política

La negociación de la investidura con Puigdemont anula a Junts

  • Pese a tener la llave de la gobernabilidad de España, el partido del prófugo no es fuerte y se asoma al abismo por momentos
  • Se respira un clima de desconfianza ante el riesgo de que sus intereses personales acaben siendo lo verdaderamente determinante para marcar el o el no a la investidura de Pedro Sánchez
6 octubre, 2023 23:30

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No hay duda de que los resultados de las elecciones generales del 23J y la negociación de la investidura han puesto al expresident de la Generalitat fugado, Carles Puigdemont, en el foco mediático y político tras años de irrelevancia. Pero ese protagonismo se ha convertido en una manzana envenenada para los suyos: Junts ha quedado anulado como partido.

Hoy por hoy, pese al empate en escaños de los neoconvergentes con ERC en el Congreso de los Diputados, y un president Pere Aragonès que arrastra los pies en la Generalitat, el partido del prófugo no es fuerte y se asoma al abismo por momentos. No es un secreto que hace años que conviven varias familias en el seno de la formación, perjudicando la unidad y confundiendo a los votantes ante la existencia de un ala más radical y un ala más pragmática. Pero estas diferencias se han acentuado durante las últimas semanas con las negociaciones de la investidura.

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, se dirige a la reunión mantenida esta mañana en el Palau de la Generalitat con el presidente de Baden-Württemberg, Winfried Kretschmann

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, se dirige a la reunión mantenida esta mañana en el Palau de la Generalitat con el presidente de Baden-Württemberg, Winfried Kretschmann Quique Garcia Europa Press

Desconfianza entre sectores 

En estos momentos, la desconfianza de unos hacia otros no hace más que crecer y ha sumido al partido en un estado de paranoia permanente. Por un lado, se encuentran aquellos radicales que critican a Puigdemont por suavizar el tono con el PSOE, especialmente en una fecha tan crucial y simbólica como el 1-O, abriéndose a negociar la investidura a cambio de la amnistía cuando hace tan sólo unas semanas la medida de gracia tenía que ser una suerte de pago por adelantado. Es el caso del propio Consell de la República, cuyas bases anunciaron una consulta entre los días 17 y 23 de octubre para decidir si Junts y ERC deben “bloquear las negociaciones” para la reelección de Pedro Sánchez, poniendo en un aprieto al expresident.

También es el caso de figuras como la exconsejera de Educación y eurodiputada Clara Ponsatí, que ha criticado el cambio de tono de Puigdemont en las últimas semanas. Y si bien las presiones de este ala radical no tienen por qué ser definitivas, algunas fuentes temen que sí logren hacer mella en él a la hora de negociar, abocando a España a unas nuevas elecciones con tal de evitar ser tildado de botifler. Un pecado mortal para los indepes pata negra desde los meses más turbulentos de 2017.

La eurodiputada de Junts Clara Ponsatí, con los CDR esta mañana

La eurodiputada de Junts Clara Ponsatí, con los CDR esta mañana EP

Algunos quieren soltar lastre

La otra cara de la moneda la representan los miembros de la formación que consideran la investidura de Sánchez como la única oportunidad de que Puigdemont pueda regresar a España y evitar unas nuevas elecciones que darían una segunda oportunidad a PP y Vox y pueden castigar la actitud negociadora de Junts.

A diferencia de quienes recelan de negociar la investidura, este sector se muestra muy cauteloso y evita por ahora pronunciarse públicamente, pero están tan convencidos de sus posiciones que hasta desearían soltar lastre y quitarse de encima a los perfiles más radicales que no les dejan hacer de convergentes. Aún a riesgo de que acaben engrosando las listas de una cuarta lista independentista capitaneada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC).

Con Puigdemont nunca se sabe 

En cualquier caso, todos ellos tienen algo en común: con Puigdemont nunca se sabe. Es decir, que hay un clima de desconfianza ante el riesgo de que sus intereses personales acaben siendo lo verdaderamente determinante para marcar el o el no a la investidura. Hay quienes, en declaraciones a este medio, consideran que Puigdemont está “loco por pactar” con disimulo para poder regresar, y otros que no tienen muy claro que quiera volver a España, conformándose con repetir como candidato en el Parlamento Europeo. Una posición que seguirá garantizándole importante visibilidad pública e ingresos económicos.

Carles Puigdemont (d) en la sede de Bruselas del Parlamento Europeo

Carles Puigdemont (d) en la sede de Bruselas del Parlamento Europeo Europa Press Bruselas

En este sentido, crece la preocupación entre quienes no quieren que dirigentes neoconvergentes que pueden verse beneficiados por la amnistía, como Miquel Buch, se vean vendidos y desamparados por los cálculos personalistas de Puigdemont.

Sea como fuere, en las próximas semanas se verá cuánto peso tienen los cuadros de Junts, uno de los partidos más importantes de Cataluña, frente al liderazgo moral y simbólico del expresident sobre el independentismo.