La concesión de una amnistía a Carles Puigdemont y a otros independentistas con causas pendientes relacionadas con el intento de secesión de Cataluña de 2017 ha causado recelos en el PSC. Los de Salvador Illa han recibido la negativa de sus bases y votantes potenciales sobre una medida de gracia que el fugado asegura que es el punto de partida, no la única exigencia, para facilitar la investidura de Pedro Sánchez y evitar una repetición electoral en España.
Fuentes del partido recuerdan que ha sido el propio Illa el que ha dejado claro que cualquier medida que se impulse debe ser “en el marco de la Constitución” y que ya advirtió antes de la Diada de que se debe negociar con Junts “sin ingenuidad”. Estos son los dos únicos posicionamientos públicos del líder de los socialistas catalanes en los que ha hecho referencia al debate sobre la amnistía y la ambigüedad buscada no es menor.
Malestar en las agrupaciones locales
De hecho, el exministro de Sanidad mantiene las filas prietas del partido y Cataluña es uno de los pocos territorios en los que no se han alzado ni líderes actuales ni históricos contra la amnistía. Nadie ha hecho declaraciones contundentes análogas a las de Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquín Almunia, Emiliano García-Page, Javier Lambán, Odón Elorza y Ramón Jáuregui, entre otros. Pero esto no se debe confundir con un apoyo sin fisuras a una iniciativa que genera dudas en el PSC, especialmente en las agrupaciones locales.
Los representantes municipales reconocen que la aceptación social que existía antes de conceder los indultos no se ha repetido. La máxima del partido es la de facilitar cualquier iniciativa que sirva para bajar el suflé del procés e incidir en lo que Sánchez ha bautizado como la “desinflamación” del conflicto político en Cataluña, pero se cuestiona sobre si la concesión de la amnistía no servirá precisamente para lo contrario.
Arrepentimiento del independentismo
Consideran necesario un gesto de Puigdemont o de Junts con los constitucionalistas catalanes y alguna muestra de arrepentimiento, pero también son realistas y reconocen que las posibilidades de ello son ínfimas.
Existe un cierto nerviosismo por los mensajes que reconocen que les empiezan a llegar desde militantes y simpatizantes. No ha ayudado a aplacarlo el mutismo de la Moncloa sobre la estrategia que se quiere seguir con las demandas de Junts. Sánchez y su equipo de confianza esperan a después del debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo para dar pasos en este sentido, pero los neoconvergentes no han mantenido el perfil bajo que reconocen que les favorecería y ansían los socialistas.
Puigdemont, única voz válida de Junts en la negociación
Carles Puigdemont ha regresado a la primera línea política y solo tiene voz para definir la estrategia que debe seguir en Madrid la cabeza de lista para las generales, Míriam Nogueras, señalan desde el entorno del expresidente catalán fugado. “Y sólo la escucha un poco”, advierten los mismos interlocutores respecto a la incidencia real de la política del Maresme.
Es Waterloo el que marca los tiempos de la política nacional y su apuesta es de máximos: amnistía antes de la investidura y apertura de un proceso de negociación real sobre la autodeterminación. Desde Bruselas se considera que sólo Sumar ha empezado a negociar en serio, con la clara influencia de Jaume Asens en ello, y el propio expresidente catalán ha tildado de insuficientes los pasos de Sánchez en materia lingüística en Madrid y Bruselas.
Elecciones catalanas
“El objetivo de Puigdemont es presentarse de nuevo a las elecciones catalanas”, añaden, cuestión que no gusta a los socialistas catalanes y que levanta directamente ampollas en ERC. Especialmente a su presidente, Oriol Junqueras, quien ha mostrado en varios círculos su rechazo a que el nombre de Puigdemont pueda encabezar la papeleta electoral de Junts de las próximas autonómicas.
La proximidad de estos comicios también es otra de las cuestiones que inquietan en el PSC. Desde la ejecutiva de Illa muestran su preocupación en que los pactos con los independentistas radicales en Madrid frenen la expansión del partido en Cataluña. Temen perder los apoyos de votantes centristas que les han llegado –desde Ciudadanos a Convergència- y que ven en Illa una pátina de estabilidad. Y no solo en unos comicios que se esperan para 2024 como pronto, sino ante una eventual repetición de las generales.
Resultados del 23J
Los socialistas catalanes obtuvieron unos resultados históricos el 23J y reconocen que repetirlos es muy difícil. Más, cuando desde la Moncloa aún no se ha conseguido divulgar un relato sobre por qué es necesaria la amnistía más allá de por una cuestión de mantener a Sánchez en la presidencia.
El malestar es palpable, pero ni siquiera la expresidenta del Congreso Meritxell Batet se opuso de forma clara a esta medida al poner el punto final a su carrera política. Nadie en el PSC quiere asumir la responsabilidad de romper con Waterloo y llegar ahora a una repetición electoral en la que se arriesgan a perder diputados tanto en el Congreso como en el Senado. Miran y esperan a una Moncloa que, hasta la fecha, se ha mostrado próxima con Illa, el principal barón socialista desde el 23J.