El Govern reaviva el déficit fiscal en plena negociación de la investidura

El año pasado, el entonces responsable del departamento, Jaume Giró, presentó los números del Ejecutivo autonómico por las mismas fechas y tiró de victimismo al acusar al Estado de "maltrato fiscal". La metodología preferida por la Generalitat, la del flujo monetario en vez de la de carga y beneficio, resulta polémica porque minusvalora las transferencias realizadas por la Administración central y no tiene en cuenta otros indicadores como la balanza comercial entre comunidades.

'Madrid ens roba'

En esta ocasión, la rendición de cuentas coincide con las conversaciones de ERC y Junts con el PSOE para investir a Pedro Sánchez y podría abrir otro frente en las negociaciones. Si bien es cierto que en las últimas semanas el modelo de financiación autonómica no ha formado parte de las exigencias del separatismo. Tanto los republicanos como los posconvergentes se han centrado en la amnistía y la autodeterminación para brindar sus votos a Sánchez.

Sin embargo, la recuperación del mantra del déficit fiscal, resumida por los nacionalistas con la frase Madrid ens roba, podría encarecer este apoyo. Sobre todo por parte de ERC, que se ha visto desplazada en las negociaciones por la irrupción del expresidente Carles Puigdemont.

Carta de Natàlia Mas

De hecho, la consejera Mas calentó el acto de este lunes con una carta enviada a la ministra de Hacienda del Gobierno, María Jesús Montero, en la que reclamaba que el Ministerio de Hacienda y Función Pública revelase la previsión de liquidación del Estado de 2022.

En la misiva, la dirigente de ERC manifestaba que "la previsible situación de prórroga presupuestaria" de los presupuestos generales del Estado a principios de 2024 podría dificultar las previsiones de entregas a cuenta. Pero este motivo, según Mas, no justificaba la supuesta opacidad del Gobierno.

Financiación autonómica

En paralelo, la consellera tildó de "injusta y desproporcionada" la previsión de déficit para las autonomías en 2024. Mas observó que el peso del gasto autonómico es "en torno a un tercio del total" y reiteró la petición de que las comunidades tuvieran un déficit proporcional a su gasto público.

Durante el procés, el nacionalismo se desentendió del debate sobre la financiación autonómica en aras de la creación de un Estat propi. Entre 2017 y 2020, el consejero de Economía delegó su presencia en las reuniones del Consejo de Política Fiscal y Financiera. La razón: la Generalitat no quería un trato multilateral sino bilateral con el Estado. Algunos movimientos del tejido civil catalán, como el que abanderó la Cámara de Comercio de Barcelona en febrero, podrían explicar el cambio de guion por parte del Govern.