El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha desafiado a la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu, que amenazó con impulsar "una lista cívica" para las elecciones autonómicas previstas para febrero de 2025. Una iniciativa que no parece achantar al republicano, pese a que sus perspectivas electorales podrían verse todavía más mermadas al dividirse el voto partidario de la secesión: "Si quieren presentar una lista, que lo hagan", le ha retado.
"Toda la ciudadanía es libre para organizarse como quiera, pero no sé si lo que le conviene ahora al independentismo es incrementar el número de candidaturas", ha manifestado Aragonès, después de que Feliu añadiese ayer más leña al fuego presionando a Junts y ERC a elegir entre "la independencia o elecciones".
Laura Borràs, fuera de la amnistía
En una entrevista en El Matí de Catalunya Ràdio, el president ha vuelto a cerrar la puerta a un avance electoral en Cataluña y ha apostado por la independencia, aunque "no se hace deseándola mucho, sino a través de un esfuerzo colectivo". Asimismo, considera que la DUI ahora mismo "no serviría para nada", ya que el contexto de 2017 es distinto al actual. Por eso, ha abogado por continuar en la vía de la negociación con el Gobierno para lograr una amnistía que ve como una línea roja para dar el sí a la reelección de Pedro Sánchez como presidente.
Sin embargo, el republicano ha sido muy claro en relación a la situación de la presidenta de Junts, Laura Borràs, condenada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por un caso de corrupción cuando lideraba el Institut de les Lletres Catalanes (ILC). En este sentido, Aragonès ha apostado por dejarla fuera de esta medida de gracia al considerar que solo deben estar las personas relacionadas con el 1-O: "Si mezclamos su causa con otras estaremos haciendo un flaco favor al movimiento", ha avisado.
"Estamos condenados a entendernos"
Asimismo, Aragonès ha vuelto a celebrar que Junts se sume ahora a la vía del diálogo que, a su parecer, lleva encabezando su partido desde la legislatura pasada, cuando lograron "los indultos" o la reforma de la sedición y la malversación. "Estamos condenados a entendernos", ha espetado el president, que ha pedido a sus principales rivales que dejen de mirar "por el retrovisor".
Así pues, si alguien pensaba que la Diada serviriría para que Junts y ERC hiciesen las paces, se equivocaba. La desunión que se evidenció ayer entre ambos partidos aumentará en los próximos meses, más aun en un contexto en el que la ANC amenaza con presentarse a las elecciones autonómicas, viéndose más dividido todavía el voto partidario de la secesión.