El desplome de la participación en Cataluña ha disparado la alarma entre los partidos independentistas. Después de varias semanas con la ANC llamando a la abstención a sus bases y de desacuerdo entre ERC, Junts y la CUP sobre cuál es la estrategia que puede maximizar los intereses de los catalanes en el Congreso de los Diputados, parece que el electorado catalán no está teniendo demasidos incentivos para acudir a las urnas este domingo.
No es novedad que los catalanes suelen percibir las elecciones generales como unos comicios de menor interés, bien sea por cuestiones ideológicas --es el caso de los independentistas-- o bien porque hace años que las cuestiones de Estado tienen escasa cabida en el debate público catalán. Especialmente durante la desconexión que supusieron los años del procés.
Cataluña "se la juega"
No obstante, ante unas elecciones que vienen siendo valoradas como las más importantes de los últimos 20 años y las declaraciones de numerosos líderes catalanes advirtiendo que Cataluña "se la juega", el desplome de la participación en el avance de las 14.00 horas ha sorprendido a propios y extraños. Hasta tal punto que se respira temor entre las filas independentistas por la sospecha de que, quizás, no han sido capaces de movilizar a su electorado en unas elecciones que, para ellos, siempre son difíciles.
Más aun, teniendo en cuenta que la bajada de la participación ha sido más acentuada en Girona --5,54 puntos menos, frente a los 2,02, 2,96 y 2,89 en Barcelona, Tarragona y Lleida, respectivamente--. Un tradicional feudo independentista con un ayuntamiento gobernado por los cupaires, Junts y ERC, que se conjuraron para arrebatar el bastón de mando a la socialista Silvia Paneque.
Crisis 'indepe'
Así, los partidos independentistas fían sus esperanzas a una remontada de la participación durante la tarde y a la incógnita que supone el resultado del voto por correo, que ha alcanzado cuotas históricas en estas elecciones. Un análisis al que habrá de sumarse el del estado de los actuales liderazgos independentistas, que han basado su campaña en una cruenta disputa plagada de personalismos y de reproches en función de quién ha hecho más por los catalanes en Madrid.
Finalmente, si se cumplen los malos augurios, se prevé una crisis en las formaciones nacionalistas, que vienen arrastrando años de declive político y electoral, pasando por una ruptura en el Govern y el auge del PSC en las pasadas elecciones autonómicas y municipales.
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