Pere Aragonès ha convocado a su gobierno este viernes a mediodía para "valorar el trabajo hecho hasta ahora", según ha anunciado la portavoz de la Generalitat, Patricia Plaja, en la rueda de prensa posterior al Consell Executiu. Pero, en realidad, se trata de un encuentro que coincide con el primer día de campaña de las elecciones generales del 23 de julio cuya finalidad es organizar un "plan de resistencia" ante un "previsible gobierno de España de una coalición de derecha y extrema derecha cuyo principal objetivo será el de atacar a Cataluña".
Desafío a un futuro gobierno PP-Vox
El Govern hace de este modo un movimiento político que intenta, a la vez, negar. La potavoz ha intentado desvincular la cumbre independentista de la campaña electoral. "Es algo que ya se ha hecho en otras ocasiones y se repite", ha justificado Plaja. Según sus argumentos, en otras ocasiones se han celebrado Consejos Ejecutivos extraordinarios en fin de semana y la cita, en esta ocasión, "cae en viernes". Además, ha señalado que los nuevos miembros del gobierno catalán "serán escuchados".
Se celebrará en el Palau Robert de Barcelona e intentará definir una estrategia ante la posible conquista de la Moncloa por parte del PP y de Vox. La portavoz del Ejecutivo catalán ha manifestado que se prepara una defnesa de la autodeterminación, la lengua catalana y/o cualquier "otro consenso de país" que se pueda vulnerar. Cuestiones todas ellas vitales para el independentismo catalán.
Rumbo equivocado
En este sentido, ha lamentado la desunión manifiesta del movimiento independentista catalán que ha quedado de nuevo claro con tanto con la crisis interna que se ha abierto en la ANC por el rechazo de sus bases a la abstención que pedía la dirección en las generales al anuncio de la Associació de Municipis per la Independencia (AMI) de que les han dejado de lado al organizar la protesta secesionista del 11 de septiembre.
El Govern usa la Generalitat para intentar unificar a las fuerzas independentistas "ante lo que se nos viene encima".