Toque de atención del PSC a Junts por la Diputación de Barcelona. La portavoz socialista en el Parlament, Alícia Romero, ha verbalizado en una rueda de prensa en la cámara catalana lo que es un secreto a voces en la ciudad desde el inicio de la semana: que su formación “explora otras opciones” más allá de los neoconvergentes para cerrar la gobernanza de una institución supramunicipal que maneja un presupuesto de más de 1.200 millones de euros.
Los de Salvador Illa tienen el camino allanado para mantener la presidencia de la Diputación. Sus 17 representantes provinciales obtenidos tras las elecciones del 28M les permiten alcanzar la mayoría necesaria tanto con Junts (12) como con ERC (11) como con la reedición del acuerdo que ha dado la alcaldía a Jaume Collboni –PSC junto a Comuns (5) y el PP (4)—e incluso con los Comuns y Tot per Terrassa, la plataforma política de Jordi Ballart que cuenta con diputado.
Batalla de las familias de Junts
Desde la noche electoral los socialistas se han inclinado por repetir el acuerdo alcanzado en 2019 con Junts, pero lo sucedido en Barcelona generó recelos entre los de Jordi Turull y Carles Puigdemont para reeditar este pacto. El primero en intentar calmar los ánimos fue el principal afectado de la llamada operación Collboni. Xavier Trias allanaba el camino al PSC el mismo lunes en una de sus primeras entrevistas como líder de la oposición en Barcelona. Cargó las tintas contra el alcalde, pero aseguró que Núria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet y presidenta de la Diputación en funciones, sí era una persona de fiar.
Con todo, las familias que conviven en Junts mantienen desde entonces una pugna interna que se eterniza. Los más radicales exigen romper e intentar un pacto en clave independentista --sumarían en una segunda votación si el PSC es incapaz de alcanzar otra mayoría-- mientras que los pragmáticos recuerdan de la importancia para los alcaldes de la provincia del maná de la Diputación, tal y como ha detallado Crónica Global.
ERC pacta con PSC en Tarragona y Lleida
Además, temen que ocurra lo mismo que en Tarragona. Los neoconvergentes del territorio habían pactado la presidencia de la Diputación de esa zona con el PSC, un pacto que no se llegó a materializar porque la dirección del partido lo impidió para intentar explorar una alternativa en clave secesionista. Pero antes incluso de que se pusieran a ello, ERC cerró un acuerdo con los socialistas que les daba tanto la presidencia de Tarragona como la de Lleida.
Romero ha asegurado que el PSC no puede “condicionarse solo” a un acuerdo con Junts en Barcelona. “Estamos abriendo otras opciones y hablando con ERC y los comunes, y veremos dónde nos llevan", ha asegurado ante la prensa, además de sacar pecho por el “importante servicio” que asegura que la institución supramunicipal presta a todas las localidades de la provincia de Barcelona.
La proximidad de las elecciones generales
Traslada de este modo toda la presión a los neoconvergentes, que entran en su enésima catarsis interna para decidir qué sector pesa más para marcar su estrategia futura. Todo ello, con las elecciones generales del 23 de julio a la vuelta de la esquina, que también estarán condicionadas por los acuerdos locales. Y es que tanto Junts como ERC intentan enarbolar la bandera independentista para movilizar a su electorado y reconocen que un acuerdo con el PSC no es el mejor punto de partida.
Desde la Diputación de Barcelona se trabaja en preparar el pleno de constitución de la nueva legislatura para el 13 de julio. Todos los partidos tienen abiertas negociaciones que esperan cerrar “lo antes posible”.
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