Las escuelas no tienen recursos suficientes para hacer frente a las situaciones de violencia sexual que han ido in crescendo dentro de las aulas y que traspasan sus paredes. En declaraciones a Crónica Global, los docentes consideran que el aumento de las manadas de menores evidencia no solo un problema de la sociedad --que incluye a las Administraciones y a las familias--, sino también la falta de regulación y de instrucciones que la Consejería de Educación da a los centros para que actúen ante cualquier tipo de violencia. “Tenemos las manos atadas”, lamentan.
Este debate se ha reavivado tras salir a la luz una nueva violación grupal sufrida por una menor en Badalona (Barcelona) que se encuentra por debajo de la edad de consentimiento sexual, tal y como avanzó este medio. Entre los investigados se encuentra el novio de la víctima, de 16 años, que habría alentado a otros, de los cuales alguno es inimputable. Pero no es el único caso, pues en los últimos meses la misma ciudad ha acaparado la atención por cuatro agresiones sexuales a menores dentro del centro comercial Màgic.
Los profesores, sin herramientas
Por activa y por pasiva, la Generalitat ha rechazado endurecer las penas a los menores implicados en delitos de agresión sexual apostando por centrar los esfuerzos en la prevención y en la coeducación. Ante este discurso, cabe preguntarse: ¿Hay recursos? Los profesores tienen claro que las escuelas no solo no tienen instrucciones claras para actuar cuando se da un caso de violencia en el aula, sino que además la Consejería de Educación, liderada por Josep Gonzàlez-Cambray, tampoco les da herramientas, por lo que en muchos casos se ven con "las manos atadas" porque no pueden actuar.
"Existen protocolos muy difíciles de hacer funcionar", dicen desde los sindicatos educativos, que aseguran que la conselleria tampoco sabe qué hacer cuando se dan casos de violencia sexual en los centros, y que trasladan "ese desconcierto a las direcciones", escudándose en la autonomía de centros. En este sentido, las voces consultadas aseguran que muchos directores "no saben qué hacer" ante la falta de instrucciones y, a menudo, "lo tapan" por miedo a las consecuencias.
"Deterioro de la convivencia"
"No hay herramientas eficaces. Cada centro lo trata a su manera y a menudo las propias direcciones lo tapan", alertan los mismos que perciben un "deterioro de la convivencia" en las aulas porque, aseguran, "buena parte de los alumnos no saben dónde están los límites". Asimismo, creen que parte del problema del comportamiento de estos menores es la inexistencia de "medidas disciplinarias" o castigos. "Existe un cierto buenismo por parte de la Administración". Ante una situación desagradable dentro del aula, proponen aplicar primero una dimensión pedagógica y, si persiste, "aplicar sanciones".
Si en algo coinciden los profesores es que cada vez se dan más comportamientos machistas dentro de las clases y la sensación de que no distinguen entre la realidad y la ficción en términos sexuales por culpa del aumento del consumo del porno que, a menudo, normaliza el uso de violencia en el acto sexual.
Por eso, creen que los programas educativos deberían ir no solo enfocados a "aspectos científicos" --como el uso del preservativo para evitar enfermedades de transmisión sexual o prevención de embarazos-- sino que también deberían quedar claras "las normas" en relación a la libertad sexual. "Fruto de la pornografía, que cada vez está más a su alcance, no distinguen entre realidad y ficción, lo que lleva a este desfase", dice Miguel Ángel Barbero, director del grado de Educación de la Universidad Abat Oliba CEU.
¿Existe la figura de la autoridad?
Todo ello se soluciona invirtiendo recursos, especialmente en las escuelas de máxima complejidad donde las ratios deberían ser más bajas y haber más personal de orientación educativa. "No sirve de nada la escolarización si después no hay un buen acompañamiento", destacan los expertos, que hacen autocrítica asegurando que el aumento de las manadas de menores evidencia que "la función socializadora de la escuela ha fallado", pero también otras piezas clave de la sociedad.
Es más, creen que todas las instituciones, comenzando por la propia familia, "han perdido la autoridad". Y es que creen que, a menudo, las Administraciones ponen el foco en la educación pero esconden que el caos "no es exclusivo" de las aulas. Por todo ello, instan a todos los agentes implicados a buscar soluciones: "O hay un pacto muy fuerte entre familias y escuelas e institutos, o de aquí no nos saldremos".
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