Una Barcelona “en decadencia” y donde la inseguridad y la okupación generan inquietud en la ciudadanía, algún problema judicial por ahora sin sentencia, unas discutidas políticas de vivienda y movilidad, una controvertida equidistancia con el procés secesionista catalán… Esos son varios de los puntos oscuros de los ocho años de Ada Colau como alcaldesa de la ciudad, cuyo mandato revisa el historiador César Alcalá en su nuevo libro Adéu-siau, ¡Hasta siempre! Colau.

En sus cerca de 200 páginas se analiza en clave crítica el legado de los comuns al frente del consistorio barcelonés. Empezando por dos causas judiciales --sin sentencia por ahora-- por los cuales la alcaldesa ha tenido que declarar ante el juez: una, por las subvenciones del consistorio a entidades supuestamente afines a Colau como el Observatorio DESC --del cual fue su responsable de vivienda antes de ser alcaldesa--, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) –en la cual se dio a conocer como activista-- o Enginyeria Sense Fronteres, de la cual formó parte su concejal Eloi Badia. Una primera causa que se archivó el año pasado, pero que se reabrió recientemente. La segunda investigación tiene que ver con unas presuntas coacciones al fondo de inversión Vauras, propietario del llamado Bloc Llavors de la calle Lleida, que entre otras cuestiones acusó al gobierno de Colau de connivencia con los okupas que habitan en él, y de supuestas presiones para cederles sus viviendas en alquiler social.

“Irregularidades bajo lupa”

Otro capítulo del libro tiene que ver con los cargos de confianza y el presunto “clientelismo político” que Alcalá atribuye a Colau. En el mismo se habla desde la incorporación al ayuntamiento de amigos, simpatizantes de los comunes y entidades afines --recordando el caso de la contratación de la pareja de la concejal de Vivienda, Lucía Martín, como asesora-- hasta la presentación de varios cargos de confianza en los exámenes para entrar en la Bolsa de Trabajo municipal para ser funcionarios en el futuro. Unas pruebas a las que intentó presentarse el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, aunque finalmente renunció. No así su pareja, que a su vez es asesora del consistorio, según el autor.

Otros vínculos de la gestión de Colau que el historiador cuestiona son los tratos del Ayuntamiento de Barcelona con el empresario audiovisual Jaume Roures, como la cesión de suelo público en 2019 a una de sus compañías para la construcción de la llamada Illa Sibèria del Poblenou; y la asignación a otra de sus empresas de la construcción de vivienda social y conservación del Gimnàs Sant Pau, obras que al cierre de la edición del libro, según el autor, no habían comenzado aún. Unos fiascos a sumar en la discutida gestión de Colau en materia de vivienda pública, que continúa lejos de cumplir su promesa de construir 8.000 en Barcelona.

Okupas

En su libro, Alcalá recuerda la etapa de la propia Colau como okupa en su juventud --del cual hay constancia en un vídeo de 2007-- y le señala por su mala gestión ante el auge de la okupación que, según él, vive Barcelona, donde asegura que existen 16 centros de estas características. Así, pone como ejemplo casos como el de la antigua comisaría de la plaza Lesseps, cedido a la entidad juvenil Tres Lliris, y por el cual ha tenido que declarar ante la justicia el concejal de Gràcia, Eloi Badia.

Barcelona tampoco sale bien librada en el libro en lo relativo al fenómeno de las usurpaciones de viviendas, pues según sus datos, de las 100.000 que habían okupadas en España en 2022, casi la cuarta parte –unas 23.000-- estaban en la capital catalana.



"Uno de los principales problemas de la ciudad es la okupación", recalca Alcalá en conversación con Crónica Global, "al igual que lo han sido otros como los narcopisos, la vuelta de la droga a barrios como El Raval y la inseguridad", añade.

Manifestación desaolojo de okupas de Bonanova / GALA ESPíN

Suciedad y problemas de movilidad

Otros fenómenos apuntados en las páginas de Adéu-siau, ¡Hasta siempre! Colau son la suciedad, con las consiguientes plagas, señala el autor, de ratas, cucarachas, chinches o avispas vistas en la ciudad en los últimos años; y los problemas de movilidad para el vehículo privado, cuyo uso pretende limitar el actual gobierno municipal con obras como las Superillas o las de la Via Laietana. Proyectos que han generado cierto rechazo vecinal y de entidades como la patronal Foment del Treball, que en su día reclamó la paralización de esta última, aportando estimaciones de las pérdidas económicas futuras que pueden causar --así como la congestión de tráfico de calles adyacentes--.

También ha generado controversia la irrupción del llamado “urbanismo táctico” en las calles de la ciudad. Asuntos que, como otros, han suscitado rechazo y acusaciones al ayuntamiento de falta de diálogo. "Van a la suya y con un poco de soberbia imponiendo algunas cosas", señala Alcalá a este medio, poniendo como ejemplo el reciente caso de la suspensión temporal del hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv (Israel). En su opinión, los comuns "hacen mucho caso a sus entidades afines, que les marcan la hoja de ruta".

Ambigüedad con el ‘procés’

Otro de los reproches a Ada Colau en el libro es la equidistancia de la alcaldesa de Barcelona con el secesionismo catalán. A pesar de asegurar que ella no es independentista, mostró cierta afinidad con la consulta del 9 de noviembre de 2014 –en la cual reconoció haber votado “sí-sí” a la secesión de Cataluña-- y criticó con insistencia el encarcelamiento de los líderes del referéndum ilegal del 1-O de 2017 --a los que consideró “presos políticos”--, reclamando su puesta en libertad, poniendo incluso un lazo amarillo en la fachada del ayuntamiento, y cargando contra lo que los comuns llaman “judicialización de la política”.

El lazo amarillo, colgado en la fachada del Ayuntamiento de Barcelona / BTV

Al mismo tiempo, recuerda Alcalá, tanto Colau como sus compañeros de partido de Barcelona en Comú rechazaron de plano la aplicación del artículo 155 de la Constitución española después de que los mandatarios de la Generalitat proclamaran la independencia unilateral de Cataluña (DUI) en el Parlament el 27 de octubre de 2017. Hasta el punto de romper luego con sus socios de gobierno municipal del PSC por haber dado apoyo a esta medida que hizo que el Gobierno central tomara temporalmente el control de la autonomía.

A pesar de su recurrente lema “ni DUI ni 155”, Colau no ha escatimado en los últimos años muestras de solidaridad hacia los primeros. Expresada, además, de forma rotunda, por ejemplo en un artículo suyo publicado en el rotativo inglés The Guardian pocos días antes del referéndum ilegal secesionista de 2017, traducido en el libro. Bajo el título de “Europa debe actuar para proteger los derechos y libertades de los catalanes”, la alcaldesa de Barcelona acusaba al Gobierno español de “represión”, de “no dialogar” con los mandatarios del procés, y reivindicaba el “derecho de los catalanes a decidir su propio futuro”, además de lamentar que se “impidiera poder votar” en referéndums secesionistas. También recurría a mantras nacionalistas como el supuesto “82%” de catalanes a favor de un referéndum acordado y hacía un “llamamiento a la Comisión Europea a abrir un espacio de mediación”.

Controversia lingüística

Unos postulados de los cuales Colau se ha ido hasta cierto punto distanciando con el paso del tiempo, pues ya en plena pandemia del coronavirus descartaba la conveniencia de que se hiciera otro referéndum de este estilo por ser “irreal”, si bien ha continuado considerando la sentencia a los mandatarios del procés “una venganza” y que existe un “conflicto político" entre Cataluña y el resto de España.

El historiador recuerda además cómo Colau y el Ayuntamiento de Barcelona se han alineado en los últimos meses con la Generalitat en materia lingüística, sumándose a los planes del Govern para lo que llaman “promoción” de la lengua catalana, destinando el consistorio 24 millones de euros en los próximos cuatro años --37 millones, según el autor--, a este tipo de cuestiones. En este punto, Alcalá opina que Colau "siempre va a rebufo de la Generalitat, como ahora con los carteles de esta campaña en la ciudad, aunque acostumbra a ser ambigua en estos temas porque busca votos de todas partes"

Promesas incumplidas

En su libro, Alcalá también repasa las reprobaciones a Colau en el ayuntamiento --en materias como seguridad, narcopisos o vivienda, según cita-- y diversas promesas electorales incumplidas, como la escasez de construcción de pisos públicos, la falta de una funeraria pública o el fiasco de la nueva compañía energética municipal, Barcelona Energia, que según Alcalá "no es verde" y apenas cuenta con 10.000 clientes.

Otro de los fiascos que se apuntan en sus páginas son los fallidos intentos de municipalizar el suministro de agua, tumbados por la justicia, o la vulneración en algunos casos de los códigos éticos tanto de Barcelona En Comú --al no haber dimitido, por ejemplo, al ser investigada y citada a declarar-- como del propio ayuntamiento. Por ahora, Colau se presenta a un tercer mandato como alcaldesa tras haber prometido que sólo permanecería dos legislaturas como máximo en el cargo.



Por todo ello, el historiador considera "un fracaso" lo que llama "experimento Colau" en Barcelona: "Algunos pensaban que saldría bien, pero ella es fruto del 15-M y de los populismos. Y por tanto no ha ido bien, y Barcelona ya no es aquella ciudad que fue con los Juegos Olímpicos", explica a este medio.