El accidente que ha dejado tres muertos en la mina de Cabanasses, en Súria, operada por Iberpotash, “ha dejado muy sorprendidos” a los mineros, según Ángel Luis Garrido, secretario de Acción Sindical del sindicato Unió Sindical Obrera de Catalunya (USOC).
Desde el sindicato mayoritario de mineros aseguran que los trabajadores no les trasladaron quejas con respecto a las medidas de seguridad en las galerías, sino “todo lo contrario”. Por eso, nadie se esperaba que la mañana del jueves se desprendieran varias rocas en la galería del minador 30, sepultando a tres de los geólogos que trabajaban en el tunel. “Han pasado todas las inspecciones”, remarca Garrido, que añade que el Comité de Salud Laboral estaba “muy encima” de que se cumpliera con todas las medidas de seguridad. También lo confirmó ayer el conseller de Trabajo Roger Torrent, que apostilló que la mina pasó una inspección hace tan solo tres semanas por parte de la Subdirección General de Minas, que se cerró sin ningún expediente por incidencias.
La seguridad se había reforzado
Desde el sindicato sostienen que, a falta de los resultados de la investigación, las medidas de seguridad “se habían reforzado mucho” a raíz de otro accidente en 2013, muy similar al del jueves, que se saldó con dos fallecidos. Además apuntan que antes de bajar a realizar cualquier labor en una galería se garantiza que las condiciones para hacerlo sean las adecuadas.
También remarca que los fallecidos -- un trabajador y dos estudiantes de la Escola Politècnica Superior d'Enginyeria de Manresa (EPSEM), dependiente de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) -- no estaban realizando ninguna excavación, sino que analizaban los materiales de los que se componen las galerías, que además son "muy plásticos". “Puede haberse producido un pequeño temblor, un corrimiento de tierra… tendrá que ser la investigación quien lo determine”, señala Garrido.
Accidentes "imprevisibles"
En los bares del pueblo este jueves no se hablaba de otra cosa. En especial en Can Catalá, ubicado en la calle principal de este pueblo de tradición minera y que sirve de punto de encuentro para los operarios de Iberpotash cuando terminan su jornada laboral. Los mineros, que comentaban el trágico accidente en pequeños corrillos, trasladaban a Crónica Global que la seguridad en la mina es la correcta. Varios de los trabajadores consultados por este medio, que trabajan desde hace años en la mina de Iberpotash de Súria y que prefieren no dar sus nombres pese a tener una opinión positiva de la empresa, apuntan a un hecho “imprevisible” como causa del accidente mortal.
Uno de los operarios, que trabaja desde hace 20 años en la mina de Cabanasses, sostiene que en los últimos años ha vivido una "evolución muy favorable" de las condiciones de trabajo y de seguridad. Esta mina de potasa, que lleva más de 100 años operando, era "muy familiar", pero con el cierre de las explotaciones de Sallent, Cardona y del pozo 4, también en Súria, absorbió a los trabajadores de esta y otras comarcas. Con su ampliación han mejorado también las condiciones de los trabajadores, si bien la compañía no ha estado exenta de polémicas.
El último colapso, en 2013
Aunque asegura que desconoce si se notificó alguna incidencia al servicio de prevención y seguridad, mantiene que las medidas de protección para los trabajadores son las correctas. No obstante, recuerda, trabajar a casi 1.000 metros de profundidad entraña sus riesgos. "Esto es como el tráfico: por mucho que mejoren los coches y las carreteras siempre hay alguna posibilidad de que se produzca un accidente, a veces fruto del azar".
Aún así, la noticia ha causado conmoción en el pueblo. Una de las camareras del bar señala que cuando el jueves vieron el helicóptero de los bomberos sobrevolando la mina se temieron lo peor. "Se me encogió el estómago", recuerda. "Nos ha afectado mucho. Es el primer accidente con víctimas mortales en diez años --en 2013 murieron dos mineros en un colapso similar-- aunque esa vez fue todavía peor porque los fallecidos eran de la localidad".
La mina, parada
Otro de los mineros, que además participó en las labores de rescate de los cuerpos de los tres fallecidos, coincidía con las palabras de su compañero. "Como comprenderás, no vamos a ir a trabajar a un sitio en el que no te garantizan la seguridad, nadie se mete en un sitio en el que cree que se puede matar". Sin embargo, y en la misma línea que su compañero, añade que la mina no está exenta de peligros, y que son conscientes de que se pueden producir "desafortunados accidentes" como el de ayer, cuando una piedra "no muy grande" aplastó a tres geólogos, que precisamente estaban comprobando que "todo estuviese bien". Otro de los trabajadores apunta, como posible causa, a un cambio brusco de temperatura en una galería en la que se habían unido dos túneles perpendiculares la noche anterior.
Los mineros garantizan que desde ese momento se activaron todos los protocolos previstos por la empresa. "Yo no trabajo en las galerías", sostiene otro de los operarios de Iberpotash que realiza labores de mantenimiento en la superficie de la mina de Cabanasses, aunque por prevención también fue evacuado. Desde entonces, la explotación está parada. "Y así estará hasta que se entierre a los muertos, como toda la vida se ha hecho".
Banderas a media asta
Este jueves, a las puertas de la mina, las banderas corporativas de la multinacional ICL, de la que es filial Iberpotash, ondeaban a media asta. Después de que parte de la galería en la que se encontraban los geólogos, en el minador 30, al sur de la explotación, se desprendiera, los equipos de rescate de la propia empresa acudieron a socorrer a las víctimas. Sin embargo, no pudieron llegar hasta el punto en el que se encontraban, a 900 metros de profundidad, a causa del colapso, que taponaba la galería. Los Bomberos de la Generalitat desplegaron un total de 11 dotaciones, entre las cuales figuraba un helicóptero medicalizado con personal del Grupo de Actuaciones Especiales (GRAE) y un médico del Sistema de Emergencias Médicas (SEM).
Después de ocho horas de trabajo, en las que los grupos de rescate han apuntalado las paredes, desescombrado y verificado que se podía acceder hasta las víctimas en condiciones de seguridad, han sacado los cuerpos. En el operativo también han participado los Mossos d'Esquadra, con las unidades de montaña, canina y de subsuelo y se han desplazado psicólogos para atender tanto a los trabajadores de la mina como a los familiares de los fallecidos.
Un pueblo de tradición minera
El fatídico accidente ha causado conmoción en el pueblo, en el que se han decretado dos días de luto y se han suspendido todas las actividades institucionales previstas. El suceso ha golpeado a la población, que vive en su mayoría de la mina de potasa. "Si no fuese por la mina, aquí no habría nada", expresan los vecinos, que añaden que "todos", en mayor o menor medida, viven de la explotación de Iberpotash.
"Los que mejores sueldos tienen son los mineros, por eso casi todos los hombres trabajan allí y se jubilan muy jóvenes". Sin embargo, son conscientes de la dureza del trabajo y de que hechos como el que se ha cobrado la vida de los tres geólogos pueden suceder. "Mi padre trabajó en la mina durante toda su vida", expresa un joven, "y por eso yo me libré, porque no quería sufrir por mí".