Profesores americanos también se unen contra el sesgo ideológico en la universidad
Más de 30.800 personas han firmado la Philadelphia Statement, una declaración que denuncia las listas negras y el boicot, en la línea de entidades como Universitaris per la Convivència y S'ha Acabat
22 abril, 2022 00:00No solo existe sesgo ideológico en la universidad catalana, tal como han denunciado colectivos de profesores y alumnos. También los docentes americanos, así como intelectuales y articulistas, denuncian la existencia de listas negras y los efectos de la cancel culture o cultura del boicot. Con la finalidad de luchar en contra de la censura ideológica, nace Philadelphia Statement, una declaración que ha llamado la atención de Universitaris per la Convivència, plataforma que lucha a favor de la neutralidad y la libertad en los campus catalanes desde que el proceso independentista alcanzó su momento más álgido. “Es una buena iniciativa, la seguiremos de cerca”, apuntan desde Universitaris. Un colectivo que, al igual que la asociación estudiantil S’Ha Acabat, denuncia la falta de pluralidad ideológica en las universidades catalanas.
Recientemente, el vicepresidente de S'ha Acabat!, Jordi Salvadó, denunció amenazas al grito de "puto español", que se suman a los casos de acoso que esta entidad constitucionalista ha sufrido en la UAB y en la UPF por parte de radicales independentistas.
Ataques ideológicos
Philadelphia Statement o la Declaración de Filadelfia [debe su nombre a la ciudad donde se firmó la declaración de independencia de Gran Bretaña, y se puede leer en este enlace] es el embrión de “un movimiento continuo para restaurar la libertad de expresión y el discurso civil en la ley y la cultura estadounidense”, y reafirmar “el compromiso exclusivamente estadounidense con la libertad de expresión”.
Advierten de los efectos nocivos de la cancel culture o "cultura de la cancelación", referida al boicot a personajes públicos o empresas por decir o hacer algo que se considera ofensivo o inadmisible. En 2020, los escritores J. K. Rowling, Salman Rushdie y Margaret Atwood firmaron junto a otras 150 personalidades una carta abierta para advertir del peligro de determinados ataques ideológicos, que cuentan con las redes sociales como potente altavoz.
Pensadores, académicos y profesionales
Esta plataforma es el resultado de reuniones de un grupo de trabajo formado por pensadores, académicos y profesionales, que parten de la premisa de que “la libertad de expresión es un derecho fundamental y una fuente de fortaleza y unidad para nuestra nación, pero está siendo cada vez más atacada. El aumento de las listas negras y la satanización de quienes tienen puntos de vista opuestos está erosionando constantemente la voluntad de los estadounidenses de expresar sus creencias sinceras y respetar a aquellos con quienes no están de acuerdo. Esta erosión no puede continuar". "La Declaración de Filadelfia busca inspirar un movimiento comprometido con los principios de libertad que son necesarios para el florecimiento humano en toda nuestra sociedad”, sentencia el documento.
Más de 30.800 personas han firmado ya la declaración, muy dura con las “mafias de las redes sociales” y la “policía del discurso del campus”. Apoyan este manifiesto profesores de universidades americanas, pero también europeas, así como intelectuales y articulistas.
Libertad de expresión en crisis
Proclaman que "la libertad de expresión está en crisis. El discurso verdaderamente abierto --los debates, el intercambio de ideas y los argumentos de los que dependen crucialmente la salud y el florecimiento de una república democrática-- es cada vez más raro. Los ideólogos demonizan a los oponentes para bloquear los debates sobre temas importantes y silenciar a las personas con las que no están de acuerdo”.
“Debemos preguntarnos: ¿Es este el país que queremos? Seguramente no. Queremos, y para ser fieles a nosotros mismos, necesitamos ser una nación en la que nosotros y nuestros conciudadanos de diferentes religiones, filosofías y creencias podamos decir lo que pensamos y honrar sus convicciones más profundas sin temor al castigo y las represalias”.
Listas negras
“Las listas negras se están extendiendo. Las corporaciones están promulgando políticas de discurso de odio para proteger a las personas del contenido incorrecto y dañino. De manera similar, los colegios y universidades imponen regulaciones de expresión para que los estudiantes estén seguros, no de daño físico, sino de desafíos a la ortodoxia del campus. Estas políticas y regulaciones asumen que nosotros, como ciudadanos, no podemos pensar por nosotros mismos ni emitir juicios independientes. En lugar de enseñarnos a participar, fomentan el conformismo (“pensamiento grupal”) y nos entrenan para responder a los desafíos intelectuales con una u otra forma de censura”.
En la “cultura de la cancelación” actual, afirman, "las personas y los grupos de buena voluntad son demonizados o incluidos en la lista negra con demasiada frecuencia simplemente por expresar sus puntos de vista. Esto tiene que parar. En estos tiempos turbulentos y polarizados, debemos volver a comprometernos con los principios de libertad que inspiran la coexistencia pacífica en lugar de la división".
El caso del 'procés'
Se trata de una causa similar a la de los 200 docentes que forman parte de Universitaris per la Convivència, colectivo de profesores de enseñanza superior e investigadores catalanes que surgió en septiembre de 2018 “con el objetivo prioritario de trabajar para que nuestras universidades dejen de pronunciarse políticamente en nombre de todos sus miembros, vulnerando así nuestra libertad ideológica”, explican.
“El rol que desempeñaron no pocos consejos de gobierno, claustros y hasta decanatos en otoño de 2017 --añaden en referencia al momento álgido del procés--, impulsando insistentemente declaraciones con un mismo sesgo político y llamando a concentraciones ante diversas actuaciones policiales y judiciales, podría volver a producirse dada la compleja situación social y política que vivimos”.
S'ha acabat se define como una plataforma que defiende el pluralismo político y social, los derechos democráticos y la Constitución española. Su objetivo es "promover un activismo cívico que normalice el discurso constitucionalista en Cataluña, denuncie con determinación las perversiones democráticas expuestas y trabaje para la unidad de acción entre las diferentes asociaciones que defienden los valores constitucionales".