El PSC emprende una nueva etapa con liderazgos renovados. ¿Y ahora qué? Los socialistas catalanes afrontan el reto de ensanchar su base electoral para cumplir con su objetivo de recuperar la presidencia de la Generalitat. Para ello, tres son las vías para lograrlo: mantener a los votantes del 14F, abrirse al catalanismo (el PSC prefiere llamarlo federalismo) y cautivar a los jóvenes, convencerles de que el independentismo no es la opción adecuada.
Los republicanos superaron por poco a sus eternos enemigos neoconvergentes en las elecciones del 14F, pero fue el PSC el que ganó esos comicios. El acuerdo entre ERC, Junts y la CUP, ahora diluido con el pacto presupuestario del Govern y los comunes, impidió a los socialistas gobernar. De ahí que el partido, ya con Salvador Illa como primer secretario, se haya marcado como reto ensanchar su base para recuperar la presidencia de la Generalitat. Esa fue la consigna lanzada por su nuevo líder en el congreso extraordinario celebrado los días 18 y 19 de diciembre. “Hoy comienza el camino del PSC para gobernar Cataluña”, dijo Illa. Para luego defender a un socialismo “que no pregunta de dónde vienes, sino a dónde vas, que no mira la lengua que hablas, sino lo que dices. Un PSC que une y reúne a Cataluña”. Lo dijo en un discurso en catalán y castellano, donde asomaron las claves de la estrategia que, en adelante, seguirán los socialistas catalanes para crecer electoralmente.
La expresión “ensanchar la base” ha hecho fortuna en la política catalana. ERC recurrió a ella para desmarcarse de un independentismo excluyente, mientras Junts per Catalunya atribuía esa estrategia al carácter botifler de sus socios de Govern.
Victoria el 14F
El 14F, el PSC logró recuperar el voto que en 2017 perdió a favor de Ciudadanos, gracias a un discurso alejado de la polarización generada por el desafío independentista, sabedor de que el conflicto ya había generado hartazgo en el votante catalán. El efecto Illa, consistente en buscar el reencuentro y huir de la confrontación, se tradujo en una victoria electoral, que bendijo un progresivo giro a las posturas más autonomistas y menos soberanistas del partido.
Illa, sin complejos, ha utilizado el castellano con absoluta normalidad en el Parlament, al tiempo que denunciaba, también sin ambages, la politización de TV3 y los Mossos d’Esquadra. La mayoría parlamentaria lograda ha permitido al PSC negociar con ERC y Junts la renovación de instituciones como la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), las Sindicaturas de Greuges y de Comptes --el nuevo responsable del órgano fiscalizador es Miquel Salazar, propuesto por los socialistas--, entre otros órganos, donde el PSC amplía su representación.
El acercamiento de los hermanos Nadal y Castells
Pero este partido no pierde de vista ese voto catalanista, muy cotizado porque todavía está huérfano de representación. Frente a los continuos intentos de formaciones soberanistas por hacerse con la herencia de CiU, el PSC ha asistido en los últimos meses a un reencuentro con maragallistas que se desmarcaron del partido. El acercamiento de los hermanos Quim y Manel Nadal --este último incorporado al grupo de expertos de Renfe-- al entorno del PSC son un ejemplo. Asimismo, el exconsejero de Economía Antoni Castells asistió al congreso extraordinario del pasado 18 de diciembre, aunque lo hizo de forma muy discreta.
Algunos dirigentes socialistas prefieren hablar de federalismo, en lugar de catalanismo, pues parten de la premisa de que este concepto ya está superado. En un contexto de globalización, de necesarias sinergias entre gobiernos, de fronteras diluidas por la economía y el Covid, sectores del PSC quieren poner el acento en la esencia federalista del partido.
El 'posprocés'
Por último, el PSC es consciente de que el procés está en vía muerta, pero no finiquitado del todo. Esto es, que todavía hay un sector de fieles que no renuncian a un proyecto, fracasado pero que sigue teniendo tirón electoral. Por eso, la tercera vía a seguir para incrementar el voto es disuadir a los jóvenes de que el independentismo es una opción de futuro. Las encuestas de intención de voto apuntan a un descenso constante del interés de los jóvenes catalanes, azotados por el paro, en un ideario separatista sin hoja de ruta ni perspectivas de éxito.
El fracaso en los intentos de adoctrinamiento de las nuevas generaciones y las falsas promesas de un mundo mejor provocan que España ya no resulte tan antipática, según los expertos consultados por Crónica Global. No obstante, el origen familiar y la lengua materna son factores que, a su juicio, pueden ser más determinantes que la edad.