La batalla por la alcaldía de Barcelona tiene tres escenarios. A modo de vasos comunicantes, las decisiones que se tomen de cara a las elecciones municipales de 2023 tienen repercusión a nivel autonómico y nacional. Sobre todo desde la irrupción de Barcelona és Imparable (BeI), una plataforma transversal integrada por empresarios, vecinos y comerciantes que supuestamente no se decanta por ningún partido, sino que se limita a aglutinar el descontento de la sociedad civil ante la gestión de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Así lo expresaron en la manifestación celebrada ayer.
Sin embargo, quienes están detrás de esa plataforma --pues ésta se fraguó hace meses gracias al empuje de importantes sectores vinculados a la elite empresarial catalana-- incluyen en su descontento al actual líder del PSC en el consistorio, Jaume Collboni, a quien identifican con el desastre que, a su juicio, ha supuesto el gobierno de los comunes. Sabedores de que Collboni, que gobierna con Colau, no despierta excesivas adhesiones en el PSOE, los impulsores de esta plataforma ponen sus condiciones a un virtual apoyo al PSC en las municipales. “O los socialistas buscan otro candidato o apoyamos a Elsa Artadi”, aseguran fuentes conocedoras del proceso de creación de BeI.
Pulso económico de la ciudad
Las intenciones de esas élites, las mismas que en su momento apoyaron a Manuel Valls como candidato de Barcelona pel Canvi, es recuperar el pulso económico de la ciudad que, afirman, han bloqueado las políticas ideologizadas de la líder de los comunes. Obviamente, el interlocutor con Madrid es el PSC, pero el rechazo que genera la gestión conjunta de Collboni y Colau es tan grande que incluso abrirían la puerta a la vicepresidenta de Junts per Catalunya y concejal del ayuntamiento, Elsa Artadi, que actualmente forma parte del núcleo duro de Carles Puigdemont. ¿Puede BeI convertirse en el caballo de Troya del independentismo en Barcelona?
Fuentes socialistas aseguran que el presidente Pedro Sánchez no está dispuesto a aceptar ese órdago, y que prefiere renunciar a una victoria municipal antes que imponer un candidato beligerante contra ERC y los comunes. “Sánchez quiere estabilidad para su Gobierno. Las negociaciones con ERC van bien y nunca se ha renunciado a un tripartito en la ciudad. Dependerá de los candidatos que finalmente presenten comunes y republicanos”, explican las citadas fuentes. Otra cosa es que haya un vuelco en la mesa de diálogo y que los republicanos den la espantada.
El futuro de Illa
Dicho de otra manera, que Collboni se mantenga como teniente de alcalde de un gobierno de ERC --ganadora en las encuestas-- o de los comunes --que se preparan para una salida digna de Colau--, es visto desde Moncloa, a día de hoy, como un mal menor. La opción de Salvador Illa, bien vista por esos sectores económicos, está actualmente descartada. En el Gobierno español existe el convencimiento de que Illa será el futuro presidente de la Generalitat y no conviene quemarle. “No puede ser el candidato para todo y arriesgarse a estar en la oposición municipal”, avisan.
No se descarta que en 2023 se produzca una tormenta perfecta: elecciones municipales, comicios anticipados en Cataluña si los socios de Pere Aragonès le retiran su apoyo y adelanto de las generales si las encuestas son favorables para Sánchez, cuyo liderazgo está afianzado tanto a nivel de partido como en el Gobierno que preside.
"Hacer el juego a la derecha"
“Corremos el peligro de hacerle el juego a la derecha”, advierten desde otro sector socialista, respecto a la posible tentación de que, finalmente, Moncloa “imponga” como cabeza de lista a una persona que agrade a esa confluencia social/electoral. Y subrayan lo de “imponga”, porque la poderosa federación de Barcelona del PSC no admite el relevo de Collboni.
Tanto el portavoz de BeI, Gerard Esteva, presidente de la Unió de Federacions Esportivas de Catalunya (UFEC), como la propia Artadi, niegan estar vinculados a través de la plataforma de reciente creación. Sin embargo, que el email de Barcelona és Imparable remitiera a una dirección de Junts per Catalunya de Olot, hizo saltar todas las alarmas. El supuesto fallo fue corregido, pero la sospecha permanece. Tanto es así que el propio Esteva dio prolijas explicaciones ayer en TVE: “Soy un activista social. He votado a varios partidos. No he estado nunca adscrito a ninguno”.
¿Martí o Albiach?
Está claro que, a pesar del año y medio que quedan para las elecciones municipales, los movimientos políticos son muy evidentes. La marca Colau ya no es tan potente y si las próximas encuestas son adversas, el partido debería buscarle una salida digna. Se abriría entonces la pugna con Podemos, ahora minoritario dentro de la confluencia de izquierdas en Cataluña, pero que también comienza a tomar posiciones. Rotas las relaciones con Janet Sanz, la alcaldesa quiere ungir como sucesor a Jordi Martí, exsocialista con experiencia para muñir un nuevo pacto con el PSC, mientras surgen voces a favor de Jéssica Albiach (Podem) como posible candidata.
Pero los tránsfugas del socialismo despiertan rechazo en el partido de Illa. Algo parecido ocurre con Ernest Maragall, líder de ERC en el ayuntamiento. De ahí que los republicanos, que mantienen conversaciones con el PSC, preparen a Ester Capella como relevo. Porque la posibilidad de un tripartito municipal de izquierdas sigue estando ahí. Con permiso de la CUP, que quiere recuperar terreno con el regreso de David Fernández. Ahí se abre la puerta a otro tripartito, en este caso independentista.
Hay otras incógnitas: la previsible irrupción de Vox, un posible acuerdo entre Barcelona pel Canvi y PP, y la recomposición de Ciudadanos.