El juego sucio de Puigdemont con el PDECat
Meritxell Budó vuelve a meter la pata al reproducir los falsos argumentos de Albert Batet, un candidato débil de JxCat por Tarragona, para vetar a los neoconvergentes en la mesa de partidos del 14F
30 diciembre, 2020 00:00Lo ha vuelto a hacer. Meritxell Budó ha dado argumentos erróneos sobre la exclusión de PDECat en la mesa de partidos para organizar las elecciones catalanas del 14F. Lo ha hecho en base a la consigna de Albert Batet, que como presidente del grupo parlamentario de Junts per Catalunya (JxCat), se arroga esa representatividad. Sin embargo, el protocolo de esa mesa abre la puerta a la presencia de subgrupos. Como trasfondo de ese juego sucio está la posición débil del partido de Carles Puigdemont en las demarcaciones territoriales, como es el caso del propio Batet en Tarragona.
Preguntada por ese veto, la consejera de Presidencia y portavoz del Govern afirmó que “desde la Dirección General de Procesos Electorales, que es la que convoca estas reuniones con los grupos parlamentarios, se dijo que se trabajaría con los grupos, todos ellos están representados. Este es el mecanismo que se acordó. No es una reunión de partidos, es una reunión de grupos parlamentarios”. Una forma de derivar las culpas a ERC, que gestiona la Consejería de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia, encargada de la organización del 14F.
El documento que regula la actividad de esa mesa de partidos dice textualmente que “será convocada por el consejero con competencias en materia electoral y formarán parte de la misma dos miembros de cada grupo o subgrupo parlamentario o, una vez convocadas las elecciones --como es el caso, ya que Pere Aragonès firmó el decreto de convocatoria el pasado 21 de diciembre-- , dos miembros de cada candidatura con actual representación en el Parlament”.
"Sectarismo"
Pero, tal como denunció ayer el responsable de Política Municipal y número tres de la lista del PDECat, Marc Castells, esta última formación no ha sido invitada a las anteriores reuniones. El dirigente recordó que el PDECat “es un partido con más de 8.000 asociados, 200 alcaldías, representación en el Parlament y en el Congreso y que, además, ostenta los derechos electorales de cara a las próximas elecciones. No permitiremos que nos roben la representatividad”.
Castells culpa de ese veto al “sectarismo de ERC y de Junts”. Y recordó la purga sufrida por su cabeza de lista, Àngels Chacón, cesada como consejera de Empresa. Pero no es la primera vez que PDECat denuncia esa exclusión. Ya lo ha hecho en sendas cartas de queja enviadas al presidente del Parlament, Roger Torrent, y al consejero de Acción Exterior, Bernat Solé.
Más militantes que JxCat
Sin embargo, los republicanos derivan la responsabilidad de elegir representantes en esa mesa a cada grupo parlamentario. Y es ahí donde entra en escena Albert Batet, quien en contra de lo estipulado en el citado protocolo, se arroga la representación del grupo de JxCat.
La jugarreta se enmarca en la guerra abierta que el partido de Puigdemont le ha declarado al PDECat, un rival menos débil de lo que en un principio previó. Con apenas 5.000 militantes, cifra lejana a la del PDECat, y sin el músculo municipal que conserva este partido, el de Waterloo intentó que Artur Mas y Jordi Sànchez mediaran para lograr la reconciliación. No fue posible. Tampoco prosperó la carta enviada a los alcaldes, en un intento desesperado de OPA a PDECat.
El marcaje cuerpo a cuerpo de Marc Arza
Batet es, precisamente, un eslabón territorial débil de JxCat en Tarragona, donde será cabeza de lista. Como lo es Ramon Tremosa en Lleida, pues ni siquiera ha nacido allí. Por el contrario, el PDECat podría arrebatar el escaño en esas demarcaciones.
En el caso de Batet, el rival es Marc Arza, quien está ejerciendo un duro marcaje, tanto presencial, contraprogramando los actos del puigdemontista, como virtual, proponiendo por carta y en las redes sociales un cara a cara electoral.