Cunillera: "A veces me cuesta distinguir entre Ayuso y los independentistas"
La delegada del Gobierno en Cataluña, firme defensora del diálogo y el pacto, advierte de que, en una situación de pandemia, quien magnifica las discrepancias "es un mal servidor público"
30 noviembre, 2020 00:00Lo repite en varias ocasiones durante la entrevista con Crónica Global (aquí la segunda parte y la tercera): "No puedo participar en una política de confrontación". Teresa Cunillera (Bell Lloch, Lleida,1951), delegada del Gobierno en Cataluña desde 2018, considera una buena noticia que el Gobierno y ERC hayan pactado unos presupuestos generales del Estado que, a su juicio, son beneficiosos para Cataluña. Y critica que el expresidente Quim Torra los rechace "solo porque no quiere hablar con el que él llama el “Estado opresor”. "¿Quién oprime a los ciudadanos, el que le priva de todo esto o quien está trabajando en beneficio de los ciudadanos?", plantea.
--PREGUNTA: ¿Qué lecciones podemos sacar de la pandemia en cuanto a las relaciones entre Generalitat y Gobierno?
--RESPUESTA: Se ha puesto a prueba la coordinación entre comunidades autónomas con el Gobierno. Hemos avanzado. Desde que se decretó el estado de alarma, el Gobierno asume la dirección de la lucha contra la pandemia con colaboración con las comunidades. Hay que recordar que se celebraron 11 o 12 reuniones del presidente del Gobierno con presidentes autonómicos. Que podría haber sido mejor según denuncian algunos presidentes autonómicos, posiblemente. Pero lo importante es que se celebraron, pusimos en común muchas cosas que han servido ahora, cuando la gestión la lleva la comunidad autónoma, para aprender de los errores de la primera desescalada. Por tanto creo que ha habido buena relación. La aportación de fondos Covid del Estado a la Generalitat es considerable, para sanidad, educación, recuperación económica. Ahora se van a aportar los 1.600 millones que quedan del fondo de 3.200 millones para todo el año, o sea, la colaboración del Estado ha estado ahí, Y más que va a haber, lo veremos con el plan de vacunación. Con todos los posibles roces que se pueden producir en toda relación, hemos avanzado considerablemente en lo que llamamos cogobernanza.
--Sin embargo, de las declaraciones que el expresidente Quim Torra hacía al respecto, lo de roce es muy generoso por su parte. Hubo una imagen de cierta deslealtad, no sé si hubo un momento crítico en plena pandemia en el que se dijo “hasta aquí hemos llegado”.
--En la primera fase, vivimos momentos muy duros. Intento ser muy prudente. Quien diga que de esto sabía, está engañando. Esta pandemia nos pilló a los Gobiernos de todo el mundo con el pie cambiado. Nunca previmos que pudiera haber una circunstancia de estas características. Y se han ido superando obstáculos conforme hemos ido avanzando. Yo no voy a entrar en la dinámica de criticar a un Gobierno en función de lo que hace porque creo que el Govern está afrontando una situación muy difícil, estoy convencida de que hacen lo que tienen que hacer y saben que cuentan con nuestra colaboración. Lo que realmente nos debería promover es la vocación de servicio público. La ciudadanía de Cataluña lo está pasando muy mal, por un sistema sanitario que sufre ahora los recortes aplicados en si día por el gobierno de la Generalitat. Estamos hablando de la recuperación económica, que será muy dura. Si yo entro en la crítica al Gobierno, no aporto tranquilidad al ciudadano. Yo le tengo que decir que la responsabilidad del Govern es darle respuesta y la mía es estar a su lado para todo que necesite.
--Si no una crítica ¿ha notado un cambio tras la inhabilitación de Torra en la relación con el Govern?
--Es que las relaciones en el día a día, al margen de las declaraciones políticas, siempre han sido buenas. Si hay dificultades para afrontar los problemas pequeños, cómo será cuando se afronta un problema de la dimensión que estamos tratando. Pero la colaboración siempre ha estado encima de la mesa. Nuestra obligación es no magnificar las discrepancias. Quien quiera hacerlo, que lo haga, pero creo que es un mal servidor público. Un buen servidor público debe transmitir tranquilidad, coraje y determinación para afrontar la pandemia.
--¿Eso lo dice por los independentistas, por la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, o por los dos?
--Bueno, a veces me cuesta distinguirlos porque tienen actitudes muy parecidas. Pero la señora Ayuso no es de mi territorio, por así decirlo (ríe). Todo el mundo hemos entendido que la situación es muy grave y que debemos salir de ella juntos, desde el Gobierno lo hemos dicho desde el principio. Nadie se puede quedar atrás. Al principio, la gente se reía cuando decíamos que el virus no entiende de fronteras y se ha demostrado que era verdad. Nosotros no podemos vivir de espaldas a Aragón, a Valencia o a Francia porque realmente son nuestros límites territoriales y lo que pasa en estos territorios, nos afecta. En movilidad, en las relaciones… Es normal. Creo que eso está bastante superado.
--Hablando de normalidad, el pacto presupuestario entre el Gobierno y ERC forma parte de ello frente a lo que dice Torra, que se siente orgulloso de no haber apoyado ningún presupuesto del Estado.
-Claro. Por partes. La política es diálogo, es hablar, es escucharse. Y después del diálogo, viene la negociación y el pacto. Creo que es una buena noticia que haya Presupuestos Generales del Estado. Para el Gobierno, para las partes que participan, pero también para la ciudadanía. España estaba viviendo de unos presupuestos de hace tres años. Unos presupuestos de recortes que hemos ido arrastrando. Para afrontar lo que nos viene, la gestión de los fondos europeos --hemos de recordar que vamos a gestionar 140.000 millones de euros en cogobernanza con las comunidades autónomas-- necesitas la base, que son los Presupuestos Generales del Estado. Es de saludar, yo lo hago, que se consigan pactos en base a cosas que se pueden explicar, todo el mundo sabe lo que hemos pactado. A mi me sorprendió lo que dijo el expresidente Torra, no tanto en cuanto a lo que pueda desear o querer, sino qué responsable político les dice a sus ciudadanos que les va a privar por su negativa a dialogar de lo que se ha pactado en estos presupuestos. Cómo le puedes decir a los ciudadanos que han renunciado a caso 2.300 millones de euros de inversión en infraestructuras, que vas a renunciar a más competencias, solo porque no quieres hablar con el que él llama el “Estado opresor”. ¿Quién oprime a los ciudadanos, el que le priva de todo esto o quien está trabajando en beneficio de los ciudadanos? Yo creo que fue un impulso repentino, porque, en serio, no puede ser.
--¿Cree que en las elecciones catalanas el ciudadano sabrá reconocer este esfuerzo del Gobierno y ERC por normalizar las relaciones?
--Lo normal es que la ciudadanía en este momento esté cansada, exhausta. La pandemia está aquí, el Covid está vivo, actuando. Lo estamos doblegando, se ponen los medios, pero no lo hemos vencido desde el punto estrictamente sanitario, aunqu las consecuencias económicas abren un panorama de incertidumbre increíble en el ciudadanos. Ahora sabemos más de la enfermedad y tenemos una perspectiva de vacunación en un espacio bastante cercano. Si sabemos transmitirle al ciudadano que estamos trabajando en esa línea, el ciudadano se sentirá más convocado a participar en ese diseño de futuro. Del futuro gobierno de la Generalitat que salga en febrero dependerá el acuerdo o el desacuerdo. El ciudadano debe decidir si quiere seguir adelante con un Gobierno dispuesto a ello, o con un Gobierno a favor de la ruptura que no nos lleva a ninguna parte.
--Las encuestas dan como ganador a ERC. ¿Se están levantando demasiadas expectativas sobre este partido? Es cierto que da una imagen de pragmatismo, de independentismo alejado de la confrontación, pero hay quien piensa que, si suman, los independentistas volverán a pactar?
--A veces hacemos análisis poniendo el carro delante de los bueyes. Vamos a dejar que se celebren las elecciones, que haya una campaña electoral serena, de hablar de los problemas de los ciudadanos, no de utopías remotas. Un ciudadano enfrentado a un futuro de incertidumbre va a pedir certezas y los partidos van a tener que ofrecerles precisamente eso, un programa de certezas. Cuando se produzcan los resultados, se tendrá que determinar. Cataluña sabe perfectamente quién está por el acuerdo, por el diálogo. Cataluña, de toda la vida, ha sido un país donde se ha podido convivir. Lo único que le tenemos que pedir a nuestros gobernantes es el respeto al discrepante. En democracia es muy importante la mayoría, pero es igualmente importante el respeto a la minoría, porque también representa a la ciudadanía. Y eso se ha olvidado muchas veces.
--Usted es de Lleida, una provincia que, desde el centralismo barcelonés, identificamos con la Cataluña vacía, un territorio de segunda categoría.
--Pues se equivocan mucho porque es, como mínimo, de primera categoría. Justamente en estos momentos de pandemia, ha demostrado el motor productivo y económico que es Lleida, desde el punto de vista de la industria agroalimentaria, muy bien conectada con todo el valle del Ebro. Hemos desencallado precisamente los accesos al puerto de Barcelona para que esas interrelaciones sean aún mejores. Creo que Lleida está a la altura de las circunstancias. Ya que me lo pregunta, estoy muy orgullosa de ser de Lleida.