El presidente de la Generalitat, Quim Torra, junto a la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, junto a la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie

Política

ANC: de criticar “la irresponsabilidad del Estado español” a manifestarse en plena pandemia

La asociación independentista, acérrima defensora del "confinamiento total" durante el estado de alarma, recupera el 'España nos roba' en la Diada del coronavirus

30 agosto, 2020 00:00

Los rebrotes y el alarmante aumento de los contagios de coronavirus en Cataluña no son obstáculo para que el independentismo se haya puesto manos a la obra para organizar movilizaciones de cara a la Diada del 11 de septiembre. La Assemblea Nacional Catalana (ANC), entidad privada con unos 80.000 socios que desde su fundación en 2012 se ha adueñado --junto a Òmnium Cultural-- de esta festividad local convertida en performance partidista, planea organizar para ese día concentraciones de acoso contra las instituciones de la administración central española en toda la comunidad. Entre ellas, delegaciones de Hacienda, de la Seguridad Social, oficinas del Servicio Público de Empleo (SEPE), estaciones de Renfe y juzgados.

Por ahora, la ANC ya tiene previsto movilizarse ante 90 de estas sedes en 62 municipios diferentes. En Barcelona, por ejemplo, está previsto que las concentraciones se lleven a cabo en cuatro puntos diferentes: ante la Agencia Tributaria de la plaza Letamendi; ante la Universitat de Barcelona --institución a la que la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, señala por tener un rectorado, según ella, “unionista”--; frente al Banco de España en la plaza Catalunya; y delante del edificio de la Seguridad Social, según adelantó en diario Ara.

Amparo de la Generalitat

Según la ANC, esta vez sus actos no serán masivos como las manifestaciones de años anteriores, pues estarán descentralizados, serán estáticos y deberán cumplir las normas de higiene y seguridad necesarias para evitar contagios. Aducen que el uso de mascarillas será obligatorio, se respetará la distancia de seguridad interpersonal de dos metros, se limitarán aforos y se controlarán los accesos para evitar multitudes. Los puntos elegidos serán, supuestamente, amplios y abiertos.

La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, y el vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, junto al presidente de la Generalitat, Quim Torra. Imagen del artículo 'Crece la ciénaga' / EFE

La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, y el vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, junto al presidente de la Generalitat, Quim Torra. Imagen del artículo 'Crece la ciénaga' / EFE

Unos argumentos que no sólo no convencen, sino que incluso chocan, con las recomendaciones de los expertos, que consideran que las concentraciones deberían evitarse. Entre ellos, algunos epidemiólogos de referencia del propio Govern. Es el caso de Antoni Trilla, jefe de Epidemiología del Hospital Clínic, que aconseja la suspensión de la Diada para evitar un rebrote masivo de casos de coronavirus: "Entiendo que el 11-S es significativo pero, como médico, al igual que hemos aplazado las fiestas mayores o que no podemos ir al fútbol, pienso que este año cualquier manifestación debe quedar suspendida porque la situación epidemiológica es complicada y puede suponer un riesgo de aumentos de contagio", aseguraba esta semana a RAC1. "Ahora lo más razonable es no manifestarse masivamente. Siempre que hay multitud hay quien se puede saltar las medidas de seguridad. Lo ideal sería que la gente se manifieste de otras maneras", advertía.

La movilización cuenta, sin embargo, con el amparo de la Generalitat, que tras haber prohibido esta semana las reuniones de más de 10 personas en toda Cataluña debido a los efectos devastadores de la pandemia, excluyó de su medida las manifestaciones a dos semanas vista de la Diada. “En función de cómo estén los datos epidemiológicos, se valorará y se tomarán las medidas necesarias”, apuntaba al respecto la consejera de Presidencia, Meritxell Budó, en declaraciones a RNE. Según los organizadores, dichas medidas se estarían pactando con Protección Civil del gobierno autonómico, cuyos dirigentes encabezaron con entusiasmo las manifestaciones de la ANC de los últimos ocho años.

“Al lado del Govern catalán”

Todo ello se contradice también con la contundencia con la que la propia ANC criticó al Gobierno español por su gestión de la pandemia durante los tres meses que duró el estado de alarma. Esta asociación fue una de las más entusiastas defensoras del “confinamiento total” que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y los mandatarios secesionistas exigieron durante la primavera al Ejecutivo central.

Como suele ser habitual, la ANC apoyó de forma enérgica las tesis del Govern “ante la continua irresponsabilidad mostrada por el Estado español” y su "incompetencia". “Es imprescindible que la Generalitat actúe de acuerdo con las recomendaciones de expertos y técnicos. Desobedeciendo, si es necesario, al Gobierno español. En estos momentos, la ANC está al lado del Govern catalán y de su ciudadanía”, decían el 26 de marzo, así como en semanas posteriores.

Medio año después, con la pandemia todavía desbocada en Cataluña, se dedican a organizar manifestaciones patrióticas. “No podemos renunciar a este derecho, tenemos que aprender a convivir con el virus”, dice ahora su presidenta, Elisenda Paluzie, que en declaraciones a RAC1 tampoco tenía problemas esta semana en definir la Diada de Cataluña como “día de reinvindicación del independentismo”.

QR "solidarios" por dos euros

Paralelamente a sus concentraciones presenciales, la ANC ha puesto en marcha una iniciativa digital denominada ”Xarxa Independència” --”Red independencia”-- mediante la cual propone “crear vínculos con otras personas” y “asambleas de base” mediante códigos QR por cada uno de los cuales cobra dos euros. Cantidad que, según aseguran, se destinará “a uno de los bloques solidarios” --especializados en salud, medio ambiente social o lengua catalana-- incluidos en la iniciativa, sin dar ningún detalle más sobre a quién se destinará ese dinero, con el objetivo “formar una gran red de acción y solidaridad ciudadana”.

Propaganda de la ANC en las marquesinas del transporte público de Barcelona / @oramirezlara (TWITTER)

Propaganda de la ANC en las marquesinas del transporte público de Barcelona / @oramirezlara (TWITTER)

Al igual que en los últimos años, la ANC también ha puesto en marcha su maquinaria de merchandising para que sus simpatizantes compren camisetas para lucir en esta Diada, a 15 euros la unidad, con el lema “el deber de construir un futuro mejor” impreso en la pechera.

Vuelve el 'España nos roba’

De cara a su convocatoria de este año, la organización presidida por Elisenda Paluzie tampoco tiene reparos en utilizar la crisis sanitaria para recuperar uno de los tópicos del nacionalismo catalán en las últimas décadas: el ‘España nos roba’. Un argumento al que la ANC alude con recurrencia, y con especial énfasis en los últimos días, denunciando un presunto “expolio fiscal” por parte del Estado en Cataluña. “Un día de expolio fiscal = 1.550 respiradores; 8 días = 1 test PCR para todos; 15 días = 9.542 médicos”, sostienen en una de sus últimas campañas en redes sociales. Obviando, como de costumbre, criticar a la Generalitat por su gestión en Sanidad, sobre la que tiene plenas competencias.

Este mismo argumentario demagógico lo aplican también en otras materias, como el fomento del conocimiento y la innovación o la "lucha contra la crisis", que a su modo de ver se arreglaría con "la independencia".

Hispanofobia y asedio a los discrepantes

Como trasfondo de estos planteamientos se encuentra un denominador común: la hispanofobia y el nacionalismo totalitario y excluyente, comunes y exacerbados entre los máximos dirigentes de la ANC. La propia Paluzie, exdecana de la facultad de Economía de la UB, dio muestra de ello en un debate virtual el pasado 22 de agosto al poner en el punto de mira al rector de esta universidad y a la de la UAB calificándolos de “unionistas”, algo que considera que “no tenemos que permitir” por no “respetar”, según ella, “los derechos fundamentales, el derecho de autodeterminación” de Cataluña.

De su radicalidad e intransigencia dan también muestra otros ejemplos, como cuando el pasado octubre, durante las protestas contra la sentencia del procés, Paluzie justificó en TV3 los graves disturbios ocurridos en Barcelona y otras ciudades catalanas al considerar que contribuían a "dar visibilidad al conflicto". O cuando, en una entrevista, pidió "que no vuelvan" las empresas catalanas que se llevaron sus sedes fuera de Cataluña por miedo tras el referéndum ilegal y la DUI de 2017.

Y lo mismo ocurre con David Fernàndez, su segundo como vicepresidente de la ANC, que esta misma semana calificó a España como “enemigo sin matices” por, según él, querer “eliminar catalanes”, en un largo discurso de odio en Twitter que en cualquier otro país sería señalado y condenado como propio de la extrema derecha, con comentarios tales como que “los españoles no quieren que existamos”; o bien que “la mitad de España pasaría hambre” sin el “expolio fiscal” a los “Países Catalanes”, entre otros.

La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, junto a su vicepresidente, David Fernández, la secretaria de la entidad, Patricia Sierra, y el tesorero, Carles Xavier Gómez / ANC

La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, junto a su vicepresidente, David Fernández, la secretaria de la entidad, Patricia Sierra, y el tesorero, Carles Xavier Gómez / ANC

Asimismo, desde la ANC tampoco escatiman críticas contra todos aquellos partidos que consideran desafectos a su causa. Entre sus últimas víctimas se encuentran los comuns, a quienes este jueves criticaron desde sus redes sociales --al igual que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y numerosos dirigentes independentistas-- por haberse abstenido en la votación para retirar la medalla al rey emérito Juan Carlos I en el Ayuntamiento de Barcelona. “Qué curioso. La equidistancia siempre se acaba convirtiendo en no hacer nada que pueda molestar al régimen”, les reprocharon. Algo que la alcaldesa Ada Colau justificó por el “partidismo” de la moción impulsada por JxCat y ERC, que incluía una reprobación al Gobierno español compuesto por PSOE y Unidas Podemos.