Recortes, ‘procés’ y mala gestión: el cóctel letal del coronavirus en Cataluña
Médicos críticos con la gestión de la pandemia por parte de la Generalitat denuncian la precariedad en el sistema sanitario catalán
11 julio, 2020 00:00¿Por qué tiene Cataluña uno de los índices más altos de muertes y contagios por coronavirus de toda España? ¿Por qué ha sido precisamente en esta comunidad donde se han producido algunos de los rebrotes más alarmantes de la pandemia, como el de Lleida? La mala gestión, la improvisación, los recortes de la última década, la falta de personal, de inversión y recursos durante años, así como las prioridades políticas de la Generalitat a raíz del procés independentista son algunas de las causas apuntadas por expertos como factores que han incidido de forma negativa en esta dramática situación.
Un cúmulo de circunstancias sucesivas que, en opinión de diversos médicos, han ido erosionando el sistema sanitario catalán y cuyas repercusiones se reflejan ahora en la lucha frente al Covid-19. Entre las más inmediatas figuran las deficiencias en el sistema de detección y rastreo de las personas infectadas y sus contactos para frenar los contagios. Algo que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) señala como crucial para controlar la enfermedad: hacer tests, hallar de forma precoz a los afectados y a quienes han estado con ellos para pedirles que se aíslen en cuarentena.
Una vigilancia epidemiológica exhaustiva que, todavía hoy, falla en Cataluña. Así lo han expresado Carme Valls, endocrinóloga y exdiputada del PSC-CpC en el Parlament, y Álex Ramos, especialista en medicina preventiva, director del Centro de Estudios del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona y vicepresidente de Societat Civil Catalana, durante un debate digital sobre la Sanidad catalana organizado por Club Cortum.
"¿No sabían que vendrían 30.000 temporeros?"
La falta de previsión ha sido, a su juicio, determinante en la eclosión de rebrotes como el de la comarca del Segrià, confinada por la Generalitat desde el pasado sábado. Una zona en la que abundan los temporeros de la recogida de la fruta, buena parte de ellos inmigrantes con condiciones de vida precarias y que a menudo residen en viviendas sin buena salubridad. Algo que también ocurre en otros países de Europa, como ya se pudo ver el mes pasado con los brotes en mataderos de Alemania.
“Lo que ha pasado en el Segrià era previsible. ¿Verdad que hay una Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca? ¿La Generalitat no sabía que iban a venir 30.000 temporeros? ¿No lo sabían ya en febrero o marzo? ¿No sabían que hay mataderos, que los trabajadores viven hacinados y que tienen que viajar como sardinas en lata? ¿No pasó ya en Alemania?”, se pregunta Ramos. Y le parece “lamentable que después de cuatro meses sigamos sin planificación. Además, luego encima culpan a terceros, cuando ellos lo hacen extremadamente mal”, denuncia.
Rastreo externalizado a Ferrovial
En este sentido, otra de sus críticas a la gestión del Govern es la externalización del sistema de rastreo telefónico de afectados por la pandemia mediante la contratación, por 18 millones de euros, de un call center a una filial del grupo Ferrovial. Un contrato que, a raíz de la polémica suscitada, fue declarado en suspenso el pasado 8 de junio y, por lo tanto, se desconoce en qué acabará. "Romper un contrato conlleva una penalización. Continúan haciendo llamadas, y el descontrol es tremendo", valora el doctor.
Tal y como denunció Crónica Global el pasado martes, este programa de seguimiento de personas que han estado en contacto con personas que han dado positivo, encargado por el CatSalut, dispone de 110 teleoperadores sin formación sanitaria ni acceso a sus datos e historiales médicos. Y presenta importantes carencias como la descoordinación con los Centros de Atención Primaria (CAP), o la tardanza a la hora de actuar, incluso cuando el caso en cuestión ya se ha curado o ya existen otros contagiados.
Ausencia de dirección en la Agència de Salut Pública
“Es una vergüenza contratar call centers, esa no es forma de hacer seguimientos”, lamenta Valls, quien también deplora otro hecho que denota la improvisación con la que actúa el Ejecutivo de Quim Torra: la ausencia de un director en la Agència de Salut Pública de Cataluña (ASPCAT) desde la dimisión de su máximo responsable, Joan Guix, el pasado 28 de mayo. Este organismo tiene entre sus funciones, por ejemplo, la vigilancia epidemiológica.
Una agencia de salud que, como recuerdan ambos galenos, casi se desmanteló en 2014, siendo "la primera que, en una situación como la actual, debe realizar" los trabajos epidemiológicos, hecho que consideran "gravísimo". En su opinión, se le debería dotar de más presupuesto, impulsarla y hacerla trabajar "de forma coordinada y federal" con el resto de agencias del Estado.
Caos con los epidemiólogos
Sobre esta cuestión, a la doctora también le ha llamado la atención la contratación, por ejemplo, de asesores externos como Oriol Mitjà, cuando la Consejería de Salud debería tener suficiente con sus propios expertos. Un fichaje que, en opinión de Ramos, obedece sobre todo a cuestiones de marketing político: “El Govern ha estado más pendiente de hacer propaganda que de resolver los problemas de la ciudadanía. Como ha pasado ahora con Mitjà, al que han querido convertir en un nuevo Josep Lluís Trapero”, afirma, en alusión a la instrumentalización del exmayor de los Mossos por parte del Govern en el pasado.
¿Faltan epidemiólogos para hacer el trabajo de campo, un perfil profesional que la Generalitat se comprometió a contratar? "No sólo ellos, sino todos los epidemiólogos organizados, que los tenemos, y muy buenos. Por ejemplo, en el Instituto Municipal de Barcelona, en la Agencia de Barcelona, en el Hospital Vall d'Hebron...", señala Valls.
Sobrecarga y falta de inversión en la Atención Primaria
A estos problemas recientes se suman, según ambos médicos, otros estructurales derivados de la gestión de la Generalitat en los últimos años. Por ejemplo, la falta de inversión, recursos y efectivos en la Atención Primaria --desde el sindicato Metges de Catalunya han reclamado la incorporación de al menos un millar más de profesionales en estos centros--; un servicio que, a su modo de ver, debería haber sido desde el principio el punto de referencia básico para detectar y hacer seguimiento de la pandemia, más que las Urgencias, donde además, en opinión de Valls, al principio se produjeron hasta contagios.
"A la Atención Primaria sólo se le asigna el 14% de los recursos sanitarios, mientras que a los hospitales se les destina un 61%. Y a la Salud Pública se le dedica todavía menos: el 1%", expone Ramos, recordando la sobrecarga que han padecido los CAP durante la crisis sanitaria. Algo que considera insostenible si no se aporta más inversión y medios: "Actualmente, en los Centros de Atención Primaria, cada día reciben unas 400 o 500 llamadas que se deben atender" por la pandemia. Además de esa carga extra, los profesionales sanitarios que trabajan en ellos desarrollan su labor habitual, como la atención de pacientes con otras enfermedades, incluidas las mentales, o la tramitación de las bajas y la dependencia. "Al médico de familia se le pide que haga todo eso y, además, los rastreos del territorio. Se necesita más personal y recursos", avisa Ramos.
Recortes y precarización del personal sanitario
Los recortes aplicados tras la crisis económica de 2008, y en especial a partir de 2010, con la llegada de Artur Mas a la presidencia de la Generalitat, y la falta de inversión han debilitado, a su modo de ver, la sanidad pública catalana. Algo que Ramos constata al apuntar, por ejemplo, que “aproximadamente, el Presupuesto en Salud ha llegado a bajar un 15%”; y que “en 2018, según los últimos datos publicados por el ministerio, el gasto en el capítulo de personal en el ámbito sanitario en Cataluña supuso un 10% menos sobre el total que en el resto de España”. Una reducción que, a su juicio, no se ha producido en otros ámbitos relacionados con al procés independentista. "Se han dedicado recursos para algo que sólo interesaba a una parte de la población y a una parte de los políticos", lamenta sobre este hecho.
"Actualmente, el gasto en Sanidad Pública en Cataluña es del 4.7%, mientras que en el resto de España es del 5,5%", denuncia. ¿Podrá revertirse esta situación en el futuro? La doctora Valls insta a la Generalitat a revertirla --”sería un error imperdonable recortar más”-- y también a gestionar los recursos de forma adecuada: “Ahora están reclamando 5.000, o 10.000 millones de euros, pero la clave es dónde se van a invertir”, apunta, al tiempo que reclama una mayor "transparencia" en los Presupuestos autonómicos.
Abandono de las residencias
En este sentido, los médicos lamentan que la Generalitat haya dejado “en los huesos” la inversión en las residencias de ancianos, sobre las cuales tiene competencias exclusivas, y a las que creen que han desasistido.
Centros en los que, tal y como recuerdan ambos galenos, se han producido la mayor parte de los fallecimientos por coronavirus: “Hay que crear una nueva fórmula sociosanitaria, las residencias no pueden tratarse como un aparcamiento de las personas mayores”, lamenta Valls.
Falta de medios y problemas estructurales
“Y no sólo eso. También se han descuidado los CAP, la enfermería, se cierran camas de hospitales en verano para ahorrar, faltan UCIs...”, denuncia la doctora, además de mostrarse crítica con la propia estructura del modelo sanitario público catalán, “a caballo con el concertado”, algo que, en su opinión, ha dado pie a “compartimentos estancos”, así como las deficiencias de diseño de las regiones sanitarias.
"Los recortes han provocado una carencia muy grande de personal en todos los ámbitos sanitarios", resume.
Uso político de la pandemia
Otro de los aspectos que preocupa a los galenos es la utilización política y la elusión de responsabilidades sobre la pandemia, culpando al Gobierno español, por parte de los dirigentes de la Generalitat independentista. “Como por ejemplo al afirmar que con la independencia no hubiera habido tantos muertos, como dijo la consellera Meritxell Budó. Se lo podrían haber ahorrado”, lamenta Valls. “Han agitado el odio para disimular su mala gestión, como por ejemplo en las residencias, que dependen sólo de ellos. Eso crea una situación desgraciada de cara al futuro. Que gobiernen y no manipulen”, reclama.
Una crítica que es compartida por Ramos, quien propone incluso que la consejera de Sanidad, Alba Vergés, “se aparte” mientras dure la pandemia y regrese cuando concluya para “seguir con el procés, que es a lo que se dedican y para lo que les han votado”. “La Generalitat ha hecho una gestión tremendamente negativa”, valora. A su modo de ver, el Ministerio de Sanidad “no puede continuar siendo un huevo vacío”, y debería tener más peso en la gestión, colaborando de forma transversal con las comunidades autónomas que poseen las competencias en salud, y a las que reclama lealtad y cooperación para hacer frente a situaciones como la actual, dado que “los virus, como hemos visto, no entienden de fronteras”.