El líder de Barcelona pel Canvi, Manuel Valls, ha pedido que Barcelona "cuide a Seat como a un hijo único". Lo ha hecho días después de que Nissan confirmase el cierre de las tres plantas que tiene Cataluña. El ex primer ministro de Francia responsabiliza del movimiento de la multinacional japonesa a la alcaldesa, Ada Colau, con su apuesta por la cochefobia, que invita a las empresas automovilísticas a marcharse de la ciudad.
El experimentado político ha cargado, también, contra la segunda teniente del consistorio, Janet Sanz, por haber realizado un "llamamiento para evitar la reactivación de la industria del automóvil". "Barcelona tiene que posicionarse como una ciudad que piensa en la movilidad y en el coche del futuro. Pero lo ha hecho al revés", opina el ex primer ministro francés.
Colau ha errado con el enfoque
"¿Qué motivación pueden tener las fábricas automovilísticas de quedarse en Barcelona cuando la ciudad ha declarado, desde hace mucho tiempo, la guerra al coche?", se pregunta Manuel Valls en una entrevista concedida a Metrópoli Abierta.
El político, una de las voces más críticas con la gestión del ayuntamiento liderado por Ada Colau y Jaume Collboni, cree que el consistorio se ha planteado mal el futuro del coche. Valls afirma: "Hemos de imaginar el coche de mañana. Aquí sí hay una estrategia para Barcelona" tras la marcha de Nissan de la ciudad. Una pérdida que aún espera evitar, aunque "será muy difícil".
El hijo único de Barcelona
"Es verdad que Nissan tenía problemas estratégicos con esta planta desde hace años", pero el consistorio ha enfocado mal el futuro del coche, según Manuel Valls. "El coche no desaparecerá. Cambiará y será eléctrico. Colau lo ha ignorado. Hemos de cuidar la Seat como a un hijo único porque lo es", asegura el político.
"Tenemos 500.000 metros cuadrados en la Zona Franca, donde podemos desarrollar la industria del coche limpio, autónomo. Hasta las últimas elecciones municipales, Colau no había visitado la planta de Seat en Martorell. Y, ahora, Seat abrirá una nueva sede en la Diagonal", opina, además de afirmar que "grandes países, como Francia, Alemania y España, se están replanteando el futuro de sus unidades de producción": "¿Qué puede pasar? Que lo podemos perder todo. El discurso tiene que ser positivo".
Barcelona necesita ambición
Sobre la actualidad de la ciudad, el ex primer ministro francés asegura que "Barcelona tiene que ser ambiciosa. Tiene que recurrir mucho más a la seducción y no a la exclusión" para superar las consecuencias del Covid-19. "Necesitamos ambición en todos los ámbitos: en la economía, en la movilidad, en el comercio, en la cultura. Es el momento para cambiar de rumbo", apunta el también exministro del Interior de Francia.
"Los cambios precipitados en la movilidad que quiere imponer el gobierno municipal colapsarán la ciudad y reducirán su capacidad económica. Se han aprovechado de la pandemia para pintar las calles de Barcelona, una actuación que choca con una ciudad preciosa, con una estética definida. A los barceloneses les cuesta entender qué está pasando".
El futuro de la capital catalana
"La creación de empleo debe ser la prioridad absoluta y debemos ayudar a los sectores estratégicos de la economía. Debemos estimular la inversión pública con proyectos a medio y largo plazo como la ampliación del aeropuerto, el corredor del Mediterráneo, las obras de la Sagrera y Glòries, etc. Ésta es la mejor respuesta para reducir la contaminación, no la cochefobia".
Es un buen momento para apostar por industrias punteras "como la biomedicina, por las colaboraciones entre universidades y hospitales públicos y privados, por el talento científico, por la industria turística e intentar que regresen las empresas que se fueron con el procés. Es el momento de dar un impulso económico a la ciudad", propone Valls como la mejor apuesta para el futuro de la capital catalana.
La necesidad del turismo
Manuel Valls ha criticado el mensaje de turismofobia que envió Gala Pin cuando habló de "una plaga de turistas". Las características de la ciudad condal la hacen un lugar especial para el turismo, "que representa el 15% del PIB. Debemos repensar el modelo y apostar por un turismo de calidad, vinculado a la cultura y los grandes eventos como el Mobile".
Con ese objetivo de buen turismo, el político agradece que los promotores del Hermitage sigan pensando en Barcelona. Algo que califica como "un milagro" y un proyecto que "ni debemos pensar, solo ajustar el tema financiero y su accesibilidad". Valls tacha de irresponsabilidad el "no rotundo del gobierno de Colau y Collboni" e insiste en que "hay una urgencia para que el turismo vuelva a Barcelona".
A pesar de todo ello, no se arrepiente de haber facilitado el gobierno que actualmente gestiona la ciudad, ya que "es verdad que con Colau y su gobierno, la ciudad no parece funcionar muy bien, pero con Maragall y Colau estaríamos inmersos en una bronca histórica y con grandes dificultades. Yo voté para impedir la elección de un alcalde independentista".
El independentismo no se ha ido
Valls no cree que el sentimiento independentista haya disminuido a pesar de los momentos que vivimos. "En el último pleno del ayuntamiento, los independentistas me decían que solo pensaba en Barcelona mirando a Madrid, y Maragall decía que lo hacía mirando a la Meseta. Ese nacionalismo pequeño, estrecho y supremacista siempre está muy presente".
"Los gobiernos populistas no han gestionado bien la crisis del coronavirus. Lo vemos en Estados Unidos, en Brasil y en el Reino Unido. Y en Cataluña, Torra ha pasado del 'España nos roba' al 'España nos mata'. El virus demuestra que no hay fronteras. Ahora es momento para estar unidos", ha concluido el político.