Luz Guilarte (Barcelona, 1971) recibe a Crónica Global en su despacho con muchos temas sobre la mesa. Preside el grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona y lidera la oposición al bipartito municipal de BComú y PSC, pues las otras formaciones que superan o igualan al partido naranja en concejales, ERC y JxCat, apoyaron los presupuestos del equipo de gobierno municipal. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad de Granada, es titulada en Protocolo de Estado por la Escuela Diplomática de España y en Relaciones Internacionales por Universidad de Constanza (Alemania) y por la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Fue también directiva de Esade, además de trabajar en diversas multinacionales. Exdiputada en el Parlamento catalán, se ha convertido en un ariete del Ejecutivo local, especialmente el capítulo económico.
--Ustedes lanzaron una campaña contra el alza de impuestos que aprobó de Colau en Barcelona. ¿Qué acogida tuvo?
--La idea fue, a partir del impuestazo aprobado desde el 1 de enero por Ada Colau y Jaume Collboni --y que supondrá unos 200 euros por barcelonés y año-- subrayar que éste tendrá impacto sobre muchos sectores económicos, como por ejemplo el de la restauración. Era importante que la ciudadanía supiera de dónde le venían los males. La noción era informar y concienciar a los hogares de la medida. Que aprobaron con opacidad, por cierto. No dialogaron con este grupo, ni aceptaron las alegaciones. De hecho, el impuestazo es fruto de un pacto a cuatro bandas [entre BComú, PSC-PSOE, ERC y JxCat] que subordina el interés de la ciudad al separatismo. Fue un cambio de cromos que ha seguido con los presupuestos de la Generalitat de Cataluña.
--¿Los presupuestos están equilibrados?
--Los presupuestos municipales, como estamos viendo a nivel nacional y autonómico, no se podrán cumplir porque así lo indican las previsiones macroeconómicas. Al menos en el capítulo de gastos. ¿Qué hacen ellos para remediarlo? Aprobar un impuestazo, subir las tasas y meter la mano más si cabe en el bolsillo de los barceloneses. Y hay otro aspecto. La subida de impuestos la hacen con opacidad: esconden el aumento de la tasa de alcantarillado; suben el abono de transporte más usado por los vecinos [la nueva T-Casual, antes T-10]; incrementan la tasa de cementerios, que en un momento dado todas las familias pagaremos --y con un derrumbe por falta de mantenimiento--; encarecen la grúa municipal o el IBI. Son trampas que le encantan a Colau, pero es que el PSC es experto. Es una subida generalizada. Para todos.
--Desde el punto de vista de Ciudadanos, los servicios públicos se tienen que pagar.
-Por supuesto. Y yo soy partidaria de pagarlos. Pero es que no han acompañado la subida de impuestos con ningún plan concreto, con ninguna medida para aliviar la carga de las familias. O con los negocios, como los restaurantes. ¡Pretendían subir un 700% la tasa de terrazas! Al final muchos negocios pagarán un 500% o 400% más. Lo han hecho sin ningún alivio, tras unos meses en el que han quemado las calles y en el que afrontamos un cuadro macroeconómico complicado. No dieron ni bonificaciones: si subes los impuestos tienes que dar algo a cambio. Debió hacerse progresivamente. Lo ideal es que hubiera progresividad. En realidad, no hacían falta más ingresos. Lo que necesita Barcelona, en realidad, no son más impuestos sino gestionar mejor. Y este gobierno no gestiona ni prioriza.
--Formulado muy simple, ¿cómo están las cuentas municipales?
--Cuando llegamos nos encontramos un gobierno que, lejos de racionalizar y administrar bien el gasto, aumenta impuestos. Su razón es simple: con mucho dinero puedes hacer muchas cosas. A nosotros, nos parece que se deberían quitar gastos superfluos. Están dando subvenciones a diestro y siniestro a cosas que no tienen retorno ni se fiscalizan. Nadie sabe a qué va el dinero público: ¿salieron adelante esos proyectos, fueron efectivos, tuvieron finalidad? Nos encontramos con un gobierno que quiere más dinero sin gestionar bien. Ha puesto en riesgo la viabilidad de las cuentas municipales. Cada año presentan un Plan Económico Financiero (PEF): se endeudan. Este año, por valor de otros 62 millones de euros. Este gobierno desoye las recomendaciones del Tribunal de Cuentas. Es un gobierno que vulnera la ley a nivel de contratación pública: no hay transparencia, trocea contratos, como hizo constar el Tribunal. Todo ello son malas prácticas. Hay riesgo, pues si el gobierno confía demasiado en los ingresos y éstos fallan, como puede ocurrir ahora con el Mobile y la tasa turística, tus cuentas corren riesgo. Las cuentas públicas y la solvencia pueden quedar cuestionadas.
--Barcelona ha perdido el Mobile. ¿Qué impacto estiman ustedes?
--Huelga decir que nosotros siempre quisimos el Mobile. Queremos el Mobile. Da una proyección internacional importantísima a Barcelona. Porque nos hace falta. Venimos de años en los que el separatismo ha puesto en jaque a la ciudad: su prestigio y otros aspectos. Venimos de una quema de calles que perjudicó a sectores como el comercio o la restauración. Eso son pérdida de empleos. Ahora se le suma un factor más externo. El coronavirus es un factor externo, sobre el que no hay control. Pero sí hay control sobre lo que podrían haber hecho antes. Usted lo dijo: han hecho hoy una rueda de prensa. Un gobierno responsable, que prevé y es proactivo, debe preveer. No hacer una rueda de prensa cuando se suspende. ¿Qué es un gobierno responsable? Uno que no haga campañas contra el 5G en sus webs, por ejemplo. O que no cuestione las principales infraestructuras de la ciudad: el puerto, el aeropuerto o el Puente Aéreo. Es un gobierno que no quiere el Mobile.
--¿Ada Colau no quería el Mobile?
--La señora Ada Colau no quiere el Mobile. Pero es que no lo quiso nunca. Y eso es un problema. Y luego llega el PSOE, que debería liderar esa política económica sostenible, y lo que hace es callar y otorgar. Es dramático para la ciudad. ¿El impacto? Millones de euros en la restauración, los apartamentos turísticos o los hoteles. Se perderán millones que son también empleos, que crean riqueza y que dinamizan la ciudad.
--Podría haber hecho más el gobierno municipal?
--Cuando fui diputada en el Parlamento catalán ya se lo advertimos. Cuiden el Mobile, den cariño al Mobile. No dejen que vengan otros y puedan pedir abiertamente llevarse el Mobile. Cuando el Mobile ha sido cuestionado y puesto en riesgo, el coronavirus, al final, no es más que una excusa. Pero no es la verdadera razón.
--¿Cuál es la razón principal?
--Ha habido una desafección. Una falta de liderazgo. Ha habido falta de liderazgo desde el ayuntamiento, que debería haber encabezado esto. Y desde la Generalitat, que está por otras cosas. Todo esto nos ha llevado a esta situación. Pedimos que se replantee la situación: aún puede celebrarse. Lo que es claro es que el próximo año, en 2021, sí se celebrará. Y hasta 2023. No se pueden improvisar esas ediciones el año anterior: hay que ser previsores y gestionar antes.
--Con las competencias que tiene el ayuntamiento, ¿qué podrían haber hecho Colau y Collboni para atar el Mobile de este año?
--Primero, quererlo. A Ada Colau ya le está bien. Perderlo no es gran drama para ella. Y luego, defenderlo. Trabajar, por ejemplo, en la seguridad de la ciudad. La seguridad es crucial para retener eventos de este tipo. Si dejas de lado la seguridad, si no lideras la defensa de este evento y lo haces proactivamente... Fíjese que hace dos días el señor Collboni nos vino a decir que el Mobile seguía en marcha. Una de dos: o no lo has gestionado o estás mintiendo. La información no ha fluido, es el gobierno de la opacidad, de falta de transparencia. O no saben o no quieren. Colau es una alcaldesa cansada. Y el señor Collboni está agazapado, escondido, intentando que no le salpique la pésima gestión hasta el 2023. Y luego vendrá a hablar de economía y comercio, cuando ha subido las tasas a la restauración un 500%. Es un gobierno dividido, partidista.
--Llegados a este punto, ¿cómo se puede amortiguar el impacto?
--Se puede hacer mucho. Las ayudas fiscales que plantean algunas patronales ya las pedimos nosotros tras los disturbios independentistas de octubre. En aquel momento ya nos sentamos con los hoteleros, con el comercio, con la restauración. Con todos los afectados. Y les propusimos precisamente esto: ayudas, lo equivalente a líneas de crédito. Y en segundo lugar ese alivio fiscal. Que ahora se puede concretar en detener el impuestazo. Y, después, ponerle una progresividad. Que la subida, si hay que hacerla, sea progresiva. Trasladamos esa idea al gobierno municipal y la rechazó. La volveremos a plantear ahora, pues es más necesaria que nunca con la cancelación del Mobile.
--Ha hablado usted de sectores económicos. ¿Notan la vuelta del PSC al gobierno municipal en ese campo?
--En primer lugar, hay que cuestionar la mayor. ¿Cuándo un gobierno socialista fue sinónimo de buena gestión económica? Siempre que llegaron al Gobierno se creó menos empleo y se subieron los impuestos. Partimos de ahí. Y en Barcelona, el PSC es que ni está ni se le espera. Mejor dicho, está a la espera. A la espera de 2023 [con las nuevas elecciones municipales]. El señor Collboni saca un folleto propagandístico sobre la economía de la ciudad. ¡Está en campaña! Y luego lo paga con impuestazos al pequeño comercio, a los restauradores. Le pides ideas concretas y sale con evasivas. Le hablas de turismo o de atraer turismo de calidad, y dicen que no al Hermitage. No han venido a hacer nada. Han venido a arañar un tripartito en un futuro, no a gestionar la ciudad. Y créame que lo lamento, pues ahí nos podíamos encontrar.
--Barcelona se ha salvado del 'procés'?
--Al contrario. El gobierno municipal ha entregado la ciudad al separatismo. Desde su constitución en julio de 2019 este gobierno está entregado a esa causa. Lo primero que hizo Ada Colau fue poner lazos amarillos. Y ahora esa entrega es más palpable con el el actual Gobierno en Moncloa. Entrega total. Compran los mantras separatistas como la lengua. En el ayuntamiento, ahora, nos traducen hasta los discursos. Hasta ahí llega el sectarismo lingüístico amparado por el PSC. Y la ciudad tiene otras prioridades. La inversión en políticas sociales apenas ha crecido. El gasto en seguridad tampoco aumenta. El tema de la vivienda. Prometieron 4.000 viviendas y han ejecutado 800. Ahora, con el nuevo presupuesto, ni cumpliendo el 100% se llegará a la promesa que han hecho. Aquí si no hablan de procés ni hacen nada. Nosotros sabemos que más PSC es más procés.
--¿Qué receta tiene para el corte de la Meridiana?
--Primero no se sancionó a los que provocaron los altercados de octubre. Ahora no se sanciona a los que cortan la Meridiana. Hace meses pedimos un plan de ayuda para los comercios afectados. Hemos pedido que se desalojen. Porque el señor Batlle [teniente de Alcalde de Prevención y Seguridad] no quiere. Si tuvimos que esperar a la comisión de un delito grave en la acampada independentista de plaza Universidad [una presunta agresión sexual] para que se desalojara. Y ahora en la Meridiana hacen hasta barbacoas. Cada tarde. Batlle no los desaloja porque no quiere: no quiere molestar a sus socios de gobierno. Debe ser parte del pacto entre ellos.
--Ha citado usted al teniente de alcalde Albert Batlle. ¿Han notado su 'mano' en seguridad?
--Nosotros le dimos un voto de confianza. Porque a Colau ya la conocíamos. Cometió todo tipo de desmanes. ¡Intentó hasta legalizar la venta ambulante! La señora Colau ya sabíamos por dónde iba. Albert Batlle ha sido una decepción. Con medidas más efectistas que efectivas. Solo ponen parches. No hay más policía en la calle. Convoca unas oposiciones a la Guardia Urbana y no dan ni para cubrir las jubilaciones. Han vuelto los narcopisos. Las okupaciones. El pasado verano vimos a gente defender locales contra la okupación, lo que es un riesgo para todos. Imaginamos que en el pacto entre Colau y Collboni tiene un epígrafe que dice: Esto no me lo toques. Los pequeños delitos, el incivismo, aumentan. En Barcelona viven mejor los delincuentes que los vecinos.
--Ustedes empezaron el mandato con un grupo fragmentado. ¿Se han recuperado?
--Es que nosotros ya empezamos el mandato con un trabajo muy importante realizado durante la legislatura anterior. Se hizo una oposición muy buena, muy constructiva. Se había hecho mucho trabajo y muy bueno. Llegadas las elecciones. el programa era de Ciudadanos, los medios eran de Ciudadanos, por lo que consideramos la candidatura como nuestra. En un momento determinado y por decisión del señor [Manuel] Valls, éste abandonó el grupo municipal. Lo hizo además sin seguir los mecanismos habilitados a tal efecto en el partido. Cuando había otras fórmulas. Hizo algo ni pactado ni consensuado con Ciudadanos. Pues bien, a partir de ese momento nosotros estamos muy cómodos. Asumimos la responsabilidad. Quiero ser alcaldesa en 2023. Hasta entonces somos la oposición más responsable. La que fiscaliza al gobierno en los temas más minuciosos. Entramos al detalle de las cosas.
--¿Será Luz Guilarte la cabeza de lista en 2023?
--¿Es que hay mayor honor para ser una barcelonesa que ser alcaldesa? Yo aspiro a serlo y trabajaré para ello. De hecho, en 2007 gané las primarias del partido, aunque cedí el puesto a una compañera. Luego volví a mi carrera, que creo que también es importante a nivel personal y profesional. Ahora espero que mi partido confíe en mí. Será un honor, repito.
--Antes de ello habrá algo más: unas autonómicas. ¿Qué debería hacer Ciudadanos? ¿Quién liderará la lista?
--Yo creo que deberíamos ir paso a paso. Es lo responsable. Tenemos un congreso dentro de un mes. En ese congreso se decidirá el modelo de partido. Una forma de hacer las cosas. Si me pide que me posicione, y si no me lo pide también, me posiciono con Inés Arrimadas. Trabajé con ella en el Parlamento catalán, la conozco y la avalo. ¿Críticas? Si son constructivas son positivas, pero no se debería dañar el modelo de partido, las ideas fundacionales. A partir de ahí trabajaremos. A partir del 16 de marzo deberíamos salir más fuertes como partido, más cohesionados. Y será en ese momento cuando se pueda empezar a hablar de listas a unas hipotéticas elecciones autonómicas. Cómo se elaboran las listas y quién participará. En su momento nosotros ya abogamos por la vía 221 con Inés Arrimadas [una investidura con los votos de PSOE, PP y Ciudadanos]. Transversal y con la socidad civil. Abrirse a la sociedad civil. Los independentistas han logrado pensar en el largo plazo y estar movilizados. El constitucionalismo debería hacer lo propio. Es un momento excepcional y el constitucionalismo debe unirse. Velar por el progreso del país y luchar contra ese peligro que es el nacionalismo. Ese debe ser el punto de partida de cualquier fórmula. Estoy convencida de que encontraremos la mejor para todos.