Ada Colau trata con especial cariño la escuela de su hijo. El gobierno municipal que comanda la alcaldesa de Barcelona ha blindado del tráfico el colegio del retoño de la munícipe. Dos centros privados cercanos al equipamiento llevan tiempo pidiendo el mismo trato al Ayuntamiento de Barcelona. Hasta ahora, sin éxito.
La semana pasada, operarios del segundo mayor consistorio de España trabajaban en los últimos retoques del chaflán pacificado o refugio para alumnos que protegerá la esquina norte de la Escola Fructuós Gelabert, en el distrito del Eixample de la capital catalana. "Han prohibido el estacionamiento en el perímetro con recursos municipales", han denunciado a este medio fuentes de la oposición. Tienen razón. El centro educativo situado en la confluencia de las calles Cerdenya con Indústria presentará una coqueta entrada cuando llegue septiembre, con un pequeño patio exterior para la tranquila salida y entrada de los niños y niñas.
Dos colegios más lo piden, en vano
Ello no tendría mayor relevancia salvo por el hecho de que dos colegios más, situados en la misma zona y que también sufren grandes cantidades de tráfico, reclaman desde hace tiempo la misma medida, sin éxito. Así lo confirman desde el colegio Sagrada Familia, que se ubica a pocos centenares de metros del Fructuós Gelabert. La Asociación de Madres y Padres (AMPA) del centro de enseñanza reclama un chaflán social como el del colegio del hijo de la líder de Barcelona en Comú (BComú). Hasta el momento, no lo han conseguido. Una gran pancarta exigiendo esta intervención cuelga de su fachada.
Curiosamente, en esta instalación se agudizaron los problemas de entrada y salida de alumnos tras unas obras del Ayuntamiento de Barcelona. El ejecutivo local implantó un carril bici, eliminó el de estacionamiento y ello provocó que ahora no exista una barrera entre la entrada a la escuela pública y el tráfico de bajada. La cuestión colea desde la primavera, pero el anterior gobierno municipal de BComú no atinó a dar respuesta a la demanda. Sí ejecutó las obras de la pacificación en el colegio del hijo de la primera edil. Algo similar ocurre con el centro privado Vedruna Inmaculada. Las madres y padres de este colegio intentaron en 2016 que la "mejora de al salida escolar" entrara en el Plan de Actuación Municipal (PAM). No tuvieron éxito. El cruce de la institución educativa, el de la calle Mallorca con Dos de Maig, sigue siendo una suerte de autopista urbana.
"Actuación muy bien recibida"
Una portavoz municipal indicó ayer que estas obras corresponden a un plan de acción del distrito del Eixample y no del Consorcio de Educación de Barcelona (CEB). Recalcó que fue una iniciativa pionera para pacificar el tráfico en el entorno de la entrada a los centros escolares del Eixample, algo que otros distritos como Sant Andreu también han empezado a hacer. El despliegue de la política pública viene al calor de su "buen recibimiento", según la misma representante. "Se ha completado en todas las escuelas públicas del distrito", señaló.
En abril, a un mes y medio de las elecciones municipales, el Ayuntamiento de Barcelona aportó algunos datos de la actuación. Ésta ha llegado a las puertas de 16 centros escolares con el epígrafe "llenemos de vida los entornos de los centros escolares". Con la intervención, los peatones han ganado 855 metros cuadrados de espacio público en la zona. "Se amplía el espacio disponible para los paseantes, ya que se trata de espacios con usos muy intensivos que otros porque en determinados momentos del día, coincidiendo con las entradas y salidas del centro escolar, se concentran en el lugar un gran número de personas". Por ello y en tres fases, el gobierno de Colau pacificó la entrada al CEIP Auró; Escola Diputació; Escola Maria Auxiliadora; IES Viladomat; Escola Fort Pienc; Escola Ferran Sunyer; Escola Sagrat Cor; IES Ernest Lluch; Escola Joan Miró; Escola Mallorca; IES Maragall; IES Jaume Balmes; Escola Concepció; Escola Ramon Llull; Escola Tabor y la citada Fructuós Gelabert.