Enric Millo ha roto su silencio este miércoles. El exdelegado del Gobierno en Cataluña ha salido al paso de la campaña de intimidación que ha lanzado parte del independentismo contra él tras su declaración ante el Tribunal Supremo, en la que apuntó al expresidente catalán, Carles Puigdemont, como artífice del referéndum ilegal de independencia del 1 de octubre de 2017 pese a las advertencias de posible violencia.
En declaraciones al programa Espejo Público de Antena 3, Millo ha admitido un aterrador episodio de acoso por parte de secesionistas. Ha reconocido que tuvo que abandonar un restaurante porque los clientes conminaron al dueño del establecimiento a no servirle. Ante dicha presión, se vio obligado a abandonar el establecimiento, ha explicado a Susana Griso, presentadora del espacio. Hechos como el narrado convencen al expolítico de que "como consecuencia de todo lo que hemos vivido, se ha fracturado la sociedad [en Cataluña]; hay que trabajar para que haya convivencia como en el pasado".
Apunta a los tertulianos
Tras desvelar los pormenores de este episodio, Millo ha puesto otro ejemplo de la fractura social que habría provocado el desafío independentista en Cataluña. Ha recordado que varios "tertulianos de medios públicos y de medios privados pero subvencionados" por la Generalitat de Cataluña se cebaron con el comisario de los Mossos d'Esquadra, Manel Castellví, tras declarar este en la Sala Segunda del Supremo. En particular, tuiteros independentistas cargaron contra el alto mando de la policía autonómica tras apuntar también a Puigdemont como vector de presión para celebrar la consulta pese a la sombra de la violencia.
Por lo que respecta al episodio del grafiti que le deseaba la muerte y que un desconocido pintó en su casa --un acto de intimidación que el exdelegado del Gobierno ya explicó en la sede del alto tribunal--, Millo ha hecho hincapié en que "tengo una familia muy fuerte, educada en el respeto a los demás y a pesar de estos disgustos seguimos adelante porque nos sentimos queridos". Cabe recordar que el mensaje vandálico lo tuvo que borrar su hija, tal y como relató el ex alto cargo gubernamental en sede judicial.
Una pintada en un contenedor que pide la muerte de Enric Millo
Carta abierta
Ante la "enorme avalancha de insultos y amenazas" que ha recibido tras su declaración ante el tribunal presidido por Manuel Marchena, Millo ha colgado en su página web una carta abierta como muestra de agradecimiento a "todas las personas e instituciones que me han mostrado estos días su apoyo" tanto de forma pública como en privado, "que son muchas y apreciadas", destaca el político. En ella muestra un rechazo absoluto a la injuria hacia el que piensa diferente y vuelve a destacar que en su declaración ante los jueces no hubo espacio para la mentira. "Todo lo que dije es cierto, como no podría ser de otra manera", asegura, "pero es evidente que mis respuestas no gustaron a quienes hubieran preferido escuchar la ratificación de sus opiniones".
Aprovecha esta misiva a la ciudadanía para recordar que era su "deber moral" transmitir aquello que vio y vivió durante el procés y, sobre todo, los hechos que desembocaron en el referéndum del 1-O y la posterior declaración unilateral de independencia, así como que las consecuencias de tales decisiones políticas se hubieran evitado si el Govern liderado por Puigdemont se hubiera atenido a la ley. "No se trataba de plantear una guerra de imágenes extremas con el objetivo de señalar al responsable de las mismas, sino de entender y aceptar que aquella indeseada situación podría haberse evitado perfectamente sólo con respetar la legalidad democrática vigente y las resoluciones de nuestros tribunales, ambas piezas clave para la verdadera defensa de la libertad, el estado de derecho y la pacífica convivencia".