Cataluña no se paralizó este jueves. El Gobierno catalán, el verdadero impulsor de la protesta, ha fracasado en su intento de recuperar el pulso que el independentismo consiguió en los últimos meses de 2017 y sólo consiguió sacar a la calle a los secesionistas más movilizados. La actividad productiva se llevó a cabo con total normalidad y solo el 8,3% de los trabajadores siguieron la llamada de Intersindical-CSC, la organización minoritaria que promueve la Crida y que convocó la huelga general. Así lo certificó Cecot, la entidad empresarial de Terrassa que no se ha caracterizado de forma histórica por llevar la contraria a la Generalitat. Es más, fue una de las promotoras del primer paro de país aunque se desmarcó de las protestas posteriores.
Otro dato objetivo del pinchazo es el consumo eléctrico. Si se comparan los registros de Red Eléctrica de la jornada de ayer con los del jueves de la semana anterior, el descenso fue de tan sólo del 1,9%. El porcentaje se quedó en el 0,12% si se equiparan con los de 24 horas antes de que se iniciara la huelga política. La protesta contra el inicio del juicio a los líderes del procés se quedó lejos de la respuesta ciudadana del 3 de octubre de 2017, cuando el consumo de electricidad retrocedió el 10,5%, y a años luz de la última huelga general promovida por los sindicatos mayoritarios. El rechazo a la Reforma Laboral que aprobó el Gobierno del PP en 2012 generó un impacto del 24% sobre la demanda energética de la jornada.
Un agente de los Mossos d'Esquadra habla con los manifestantes del 21F / EFE
Afectación en el comercio
En esta ocasión las empresas no activaron planes de contingencia que incluían el teletrabajo. En las oficinas se trabajó en el horario habitual y las tiendas de las principales arterias de las ciudades abrieron las persianas. Aunque el Govern cifró en el 30% el seguimiento, Retailcat aseguró que solo un 25% de los comercios catalanes secundaron la huelga.
Sí que se registraron excepciones destacadas en poblaciones como Vic (Barcelona), Girona o Olot (Girona). En estas localidades de la llamada Cataluña catalana se cerraron el 90% de los establecimientos.
Los funcionarios fueron a trabajar
La consejería de Trabajo aseguró que el seguimiento en la Función Pública fue del 23,66% y que en Enseñanza la repercusión fue algo mayor, del 27,87%. El ámbito público menos afectado fue el sector de la Salud, donde sólo el 7,52% de los facultativos decidieron unirse a la movilización independentista.
Se cumplieron de este modo las previsiones de que los empleados públicos irían a trabajar y que serían sus jefes los que secundarían las protestas. Cabe tener en cuenta que en esta ocasión unirse a la huelga sí que implicaba un impacto en la retribución. Es lo habitual en todas las protestas laborales y sólo se obvió en una ocasión, cuando el Gobierno catalán permitió que se compensara la jornada que no se había trabajado con horas extraordinarias en octubre de 2017.
Los independentistas cortan las vías de Rodalies en Plaza Cataluña de Barcelona / EFE
Cuatro detenidos y 14 Mossos heridos
Fueron los CDR los responsables de las principales afectaciones en el 21F. Repitieron los cortes de las principales vías de comunicación de Cataluña, tanto las de tráfico rodado como las ferroviarias (ocuparon las vías de FGC y Renfe). La actuación de los Mossos d’Esquadra propició que estas actuaciones fueran puntuales. Las cargas que tuvieron lugar en varios puntos del territorio dejaron a cuatro personas detenidas y a 14 agentes heridos.
El Sistema de Emergencias Médicas (SEM) de la Generalitat informó que había atendido a 44 personas en incidentes relacionados con la huelga, siete de ellos eran agentes. El cuerpo de seguridad catalán dejó en libertad a uno de los detenidos en Tarragona antes de que concluyera la jornada a la espera de ser llamado por el juez. El resto de los arrestados deberán comparecer en las próximas horas ante los tribunales.
40.000 personas en la manifestación
Los incidentes entre los manifestantes radicales y los Mossos d’Esquadra se repitieron durante las protestas de la tarde. Las manifestaciones promovidas desde ANC, Òmnium Cultural e Intersindical-CSC contaron con representantes de todos los partidos políticos secesionistas en la primera línea, aunque no fueron precisamente masivas. La manifestación de Barcelona sacó a 40.000 personas a la calle según el cálculo de la Guardia Urbana.
Manifestación en Barcelona contra el juicio del 1-O / ANC
En este caso, los agentes tuvieron que intervenir ante la quema de contenedores de basura. Entre los incidentes contabilizados durante el 21F cabe destacar el ataque a la sede de CCOO de Cataluña y la pedrada que recibió un cámara de TV3 en Gurb (Barcelona). La CUP también denunció un intento de atropello de un manifestante en la avenida Meridiana de la capital catalana que no fue a mayores.
División entre los independentistas
Las expectativas del Govern pincharon y la huelga se les giró en contra en el plano político. Acusó la distancia del Ejecutivo con la CUP por el papel que jugaron los Mossos d’Esquadra. El diputado antisistema Vidal Aragonés reclamó de nuevo el cese del consejero de Interior, Miquel Buch, al acusarle de “reprimir” la huelga general que había atentado.
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, no participó en ninguno de los actos. Pasó el 21F en Madrid, donde siguió la evolución del juicio a los líderes del procés en el Tribunal Supremo.