Hace meses que Elisenda Alamany perdió el pulso con Ada Colau. Porque, según fuentes conocedoras de esta enésima crisis en las filas de los comunes, es la pugna por el poder y no una cuestión ideológica la que está detrás del plante de Alamany. “Es una outsider”, afirman en esta confluencia de izquierdas que acumula sobresaltos y plantes --no olvidan la marcha de Xavier Domènech, harto también del cesarismo de Colau--, mientras la alcaldesa de Barcelona mantiene impertérrita su liderazgo.
Alamany abandona del grupo parlamentario de Catalunya en Comú-Podem, pero de momento retiene el escaño. Y si lo pone a disposición de los independentistas --ERC la ha mimado durante estos meses y ella parece que quiere devolver el favor--, éstos recuperarían la mayoría parlamentaria perdida con la suspensión de diputados procesados por el 1-O, lo que daba lugar a un empate entre el bloque secesionista y no secesionista. Esa igualdad obligaba a hacer tres votaciones y, si en todas ellas se producía empate, la iniciativa propuesta queda rechazada.
La diputada tomará la decisión final sobre su futuro con el movimiento que ella misma creó, Sobiranistes, cuando en octubre de 2010, dimitió como portavoz de los comunes. Lo hizo después de que su compañero, Marc Grau, fuera cesado como coordinador del grupo parlamentario “por pérdida de confianza”, según explicó en su día la presidenta del grupo, Jèssica Albiach.
Alamany-Grau, el contrapoder fallido
Alamany y Grau intentaron ejercer un contrapoder de Colau y su marido, Adrià Alemany. Fue en vano. La enemistad venía de lejos. La alcaldesa había vetado a la diputada como tándem de Domènech y la orilló en el último congreso de Catalunya en Comú.
Elisenda Alamany, exportavoz parlamentaria de los comunes, y Marc Grau, excoordinador / EFE
La diputada ha elegido un momento delicado para oficializar su plante, pues al ciclo electoral previsto para este año --municipales y europeas-- se unen las generales, donde Podemos, el referente de los comunes a nivel español, se juega su condición de partido bisagra. Recientemente, Colau hizo pública la composición de la lista de los comunes a la alcaldía de Barcelona, donde solo aparece un miembro de ICV entre los primeros 10 puestos. Ni rastro de los integrantes de esa minoritaria plataforma Sobiranistes.
En su rueda de prensa, Alamany reprochó a su ya expartido que no se haya implicado en el procés independentista, así como su “obsesión” por lograr el apoyo de los independentistas a los Presupuestos del Gobierno de Pedro Sánchez, en vez de implicarse más con los dirigentes en prisión preventiva que estos días son juzgados en el Tribunal Supremo.
Conversaciones con ERC
La sintonía de Alamany con ERC ha sido, durante las últimas semanas, la comidilla de los mentideros políticos. La diputada mantiene conversaciones con de ERC de cara a una posible alianza de cara a las elecciones generales del 28 de abril. El tiempo dirá si esas complicidades fructifican y se traducen en votaciones conjuntas en la Cámara catalana.
Porque, si Alamany mantiene su escaño y vota al lado de Junts per Catalunya, ERC y CUP --aunque los antisistema se desmarcan en algunas votaciones a modo de castigo al "autonomismo" de Quim Torra--, éstos recuperarían su mayoría parlamentaria, perdida a raíz de la suspensión de los diputados procesados. Una mayoría determinante para aprobar leyes tan importantes como la de los Presupuestos de la Generalitat de 2019, que el vicepresidente económico Pere Aragonès (ERC), se plantea ahora presentar tras meses de mutismo y de negociaciones fallidas con Catalunya en Comú-Podem. Este grupo insta a Elisenda Alamany a renunciar al escaño. Ella se resiste.