“Que el Parlamento Europeo cuestione el carácter pacífico del independentismo catalán nos hace mucho daño”. Así lo asegura un dirigente soberanista tras la suspensión de la conferencia de Carles Puigdemont y Quim Torra prevista para hoy. Ese revés, que ha despertado la ira de los secesionistas, no solo da la puntilla a la fracasada diplomacia del fugado en Waterloo sino que tiene lugar en pleno juicio del 1-O, llamado a ser recurrido ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo.
Dicho de otra manera, el acoso a la Justicia española ha comenzado a volverse en contra de Puigdemont, que se ha dejado utilizar por ultras flamencos hundidos en las encuestas de intención de voto --en mayo se celebrarán elecciones federales y europeas en Bélgica-- y recoge ahora los frutos de haber bendecido la ocupación de la sede de la Comisión Europea en Barcelona. Sus complicidades con Rusia, que junto a Venezuela e Irán se han convertido en los principales enemigos de la UE, tampoco son ajenos a esa pérdida de simpatía por parte de las instituciones europeas, si es que alguna vez las tuvo. “No nos olvidaremos de su silencio y de su cobardía. Ni de las mentiras para favorecer la represión del Estado”, escribió Puigdemont. La UE, como se ha visto, tampoco olvida.
Cartel de la conferencia fallida de Carles Puigdemont y Quim Torra en el Parlamento Europeo / CG
El pasado viernes, el Parlamento Europeo denegó a Puigdemont y Torra el permiso para celebrar la conferencia Cataluña y el juicio sobre el referéndum: un desafío para la Unión Europea debido al "alto riesgo" de desórdenes que supone su presencia y por ser "una amenaza de seguridad".
El presidente de la eurocámara, Antonio Tajani, justificó el veto basándose en una evaluación llevada a cabo por la dirección general de Seguridad del Parlamento. Previamente, eurodiputados de PSOE, PP y Ciudadanos habían pedido por carta que se impidiera la presencia de Puigdemont, por tratarse de un prófugo de la justicia española.
No es la primera vez que la UE apoya a España frente al procés, pero sí la que más incide en el ocaso del mismo. Así lo demuestra en un vídeo el periodista español Pablo Pérez, que ejerce en el departamento de prensa y redes sociales de la Comisión Europea. "Europa no está en silencio", afirma.
“Cuando todos los partidos van en la misma dirección de forma transversal y utilizan toda su diplomacia e inteligencia, los resultados son rotundos. Aquí se ve a Puigdemont como el aliado de ultras flamencos empeñados en desestabilizar la unidad europea ha elegido”, explica una alta funcionaria de la UE.
En efecto, el anfitrión del expresidente catalán en esa frustrada conferencia es el eurodiputado Ralph Packet, un joven de 28 años que fue presidente de la rama juvenil del New Flemish Alliance ( Alianza Neo-Flamenca, N-VA) y miembro de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior del Parlamento Europeo.
Packet, dicen sus compañeros del colegio católico de la orden del Sagrado Corazón cercano a Bruselas donde estudió de adolescente, que ya entonces apuntaba maneras. “Aseguraba que las escuelas flamencas no son para los francófonos. ‘Aquí no tienen sitio’, decía. No escondía su rechazo a los inmigrantes”, explica a Crónica Global un antiguo alumno de ese centro.
Ralph Packet, eurodiputado de la Alianza Neo-Flamenca, N-VA / CG
Ralph Packet pertenece a un partido que, según las encuestas de intención de voto, ha tocado techo electoral. De ahí que pretenda utilizar el movimiento independentista catalán como estrategia de campaña. N-VA se mira en el espejo del procés y no descarta promover un referéndum de secesión que hasta ahora no se ha planteado en Bélgica.
Rechazo al lobby de Puigdemont
Parece que Puigdemont no acierta con sus aliados y la simpatía que en su día pudo suscitar en la opinión pública europea tras las cargas policiales del 1-O comienza a desvanecerse. Y los reveses se acumulan para el expresidente. La UE se resiste a inscribir en su registro de grupos de interés (lobbies) CATglobal, un chiringuito con apariencia de asociación con sede en el mismo chalet de Waterloo donde reside Puigdemont, que pretende captar fondos europeos para la actividad antiespañola del expresidente.
Asimismo, los directores del documental Dos Cataluñas han devuelto el premio Cinema for Peace otorgado en la Berlinale al rechazar que fuese el expresidente de la Generalitat quien les entregara la estatuilla.
En pleno juicio del 1-O
Todo ello se produce en plena reanudación del juicio del 1-O, clave para la estrategia de internacionalización del conflicto de Puigdemont. Alfonso Valero, abogado y fundador de Foro de Profesores --una plataforma de profesionales muy atenta a las “mentiras” que el separatismo proyecta en Europa-- considera que “los nacionalistas están utilizando el Tribunal Supremo como si fuera un episodio más en su serie televisiva. Por eso en lugar de querer ser eficientes con el tiempo, intentan alargar su momento de gloria ante las cámaras. El problema es que están acostumbrados a que la televisión sea generosa con ellos, pero en este caso, cuando se vayan las cámaras puede haber consecuencias muy serias”.
Mientras tanto, añade Valero, “a nivel internacional, Puigdemont intenta seguir su gira mediática allá donde quieran escucharle. Pero si una persona puede repetir los mismos argumentos que los acusados, y no estar junto a ellos en el banquillo, entonces claramente no se persiguen ideas políticas. Es una ironía que se le escapa a Puigdemont y Torra”.
Ambos dirigentes secesionistas, añade, “creen que saludando a la afición desde la sala del tribunal o de conferencias de universidades europeas, internacionalizan su discurso, cuando en realidad están dando altavoces a su incompetencia”.