La idea de resucitar un tripartito de izquierdas –ERC, comunes y PSC— sigue latente como alternativa a un letargo independentista que ya no se sostiene. Pero el miedo de los republicanos a soltar lastre de JxCAT y ser tildados de traidores, unido a la errática táctica de Catalunya en Comú-Podem y a la prudencia del PSC obstaculiza ese proyecto que podría romper la actual mayoría secesionista. El Pleno del Debate de Política General celebrado en el Parlament ha demostrado esas dificultades, así como el acercamiento oficial de los comunes a ERC. Pero esas complicidades le han salido rana a la confluencia de las izquierdas liderada por Ada Colau. Tanto que algunos testigos aseguran haber visto a algún miembro del grupo parlamentario, presidido ahora por Jessica Albiach, al borde del llanto.
"Nos hemos mojado para nada"
Sea verdad, sea una exageración, lo cierto es que los comunes subieron sus apuestas por los republicanos, con los que nunca han perdido el contacto de cara a posibles alianzas de futuro, pero perdieron. Los comunes, en su enésimo intento de desmarcarse de las formaciones constitucionalistas, apoyaron parcialmente el acuerdo de JxCAT y ERC sobre la suspensión de los diputados procesados y suspendidos por el juez Pablo Llarena. Así, Catalunya en Comú votó a favor de designar a un sustituto para mantener las mayorías, eludir la pretendida desobiencia de Carles Puigdemont a Llarena y, de paso, desbloquear el Parlament. “Nos hemos mojado para nada, una vergüenza”, aseguraba una diputada de los comunes en los pasillos parlamentarios.
Junqueras (d) y el exsecretario de Podem, Albano Dante Fachín, junto a Anna Gabriel (CUP) en un acto en Sant Boi
En efecto, JxCAT optó por la espantada y decidió desmarcarse de ERC en lo que respecta al cumplimiento de ese acuerdo. Era la enésima crisis entre los socios y, según los propios republicanos, la definitiva. No fue así, el cisma se cerró en falso y los republicanos se mantuvieron al lado de los neoconvergentes.
Sainete parlamentario
El sainete parlamentario ha pillado a los comunes en plena renovación tras la decisión de Xavier Domènech de abandonar los cargos por sus diferencias con Colau. Albiach es la nueva presidenta del grupo, la que tuvo que dar la cara tras un espectáculo que califico de “vergüenza”. Pero quien vivió las disputas en la Mesa del Parlament fue Marta Ribas, cuya indignación era notoria. El descoloque de Elisenda Alamany, castigada por Colau por sus coqueteos independentistas --las bases de los comunes así lo pedían, más allá de las diferencias entre ambas--, también era evidente.
Cena de Pablo Iglesias (d) y Oriol Junqueras en casa de Jaume Roures
Tras el punto de inflexión que supuso la famosa cena de Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, con el líder de ERC, Oriol Junqueras, en casa del empresario Jaume Roures, lo cierto es que la entente entre ambas formaciones no acaban de cuajar. El encarcelamiento de Junqueras por la organización del 1-O no ayuda. Como tampoco la resistencia de los republicanos de pasar de las palabras a los hechos. Esto es, dar la espalda definitivamente a unos socios inmersos en una persecución del presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), para inhabilitarle electoralmente.
Sin ultimátums
El discurso moderado de ERC –abandono de la unilateralidad, ampliar la base social, derecho a la autodeterminación sin ultimátums—suena bien a los comunes. También al PSC, aunque en su caso tiene más peso la idea de acuerdos puntuales y que los movimientos que se dicten desde Moncloa. Todo apunta a que los juicios por el 1-O se celebrarán con el socialista Pedro Sánchez al frente del Gobierno. Debe su estabilidad a Podemos y PNV, pero también a ERC y PDeCAT. Estos dos grupos soberanistas se han desmarcado de las amenazas de Quim Torra sobre dejar caer al Gobierno. Pero el presidente catalán se acaba de conjurar con ERC para cerrar su crisis, al menos hasta las sentencias del referéndum ilegal, previstas para después de las elecciones municipales.
También en esos comicios se visualizará la capacidad de ERC y los comunes para entenderse a nivel local. El relevo de Alfred Bosch, mal avenido con Colau, por Ernest Maragall como alcaldable también responde a esa idea de ERC de consolidar puentes con los comunes.