Carles Puigdemont ha conseguido este fin de semana imponer su criterio en el PDeCAT. Ha ganado el pulso a Marta Pascal y ha logrado que el partido se sume a su Crida Nacional per la República. Tal y como afirmó el nuevo presidente, Carles Bonvehí, tras ser proclamado, “ser del PDeCAT es compatible con formar parte de la Crida…¡es más! Si eres del PDeCAT debes ser de la Crida”. Cerrado este capítulo, desde el entorno del expresidente de la Generalitat de Cataluña indican que ha puesto el foco en convertirse en hegemónico en los sindicatos.
El objetivo actual del líder independentista es conseguir el dominio del mundo sindical catalán. No le basta con la neutralidad de UGT y CCOO, que hasta ahora no han puesto ninguna pega a sus pretensiones ni han alzado la voz por la fuga de empresas, mientras que sí han defendido el derecho a decidir.
Para ello, Puigdemont trata de impulsar y utilizar la minoritaria Intersindical-CSC. Actualmente, esta organización es casi testimonial. Cuenta con el 1,5% de la representatividad en Cataluña y está liderada por Carles Sastre, un histórico de Terra Lliure que pasó 11 años en prisión por el asesinato del empresario de José María Bultó en 1977.
Modelo sindical vasco
Su momento de mayor transcendencia desde la fundación radica en la convocatoria del segundo paro de país a principios de noviembre del año pasado, la segunda huelga general en uno de los momentos álgidos del procés. Por ello acabó ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), ya que Foment del Treball denunció que los motivos políticos que la avalaban no tenían cabida en la normativa vigente. La patronal recibió un primer revés judicial en mayo, aunque la demanda prosigue su curso.
Al margen de esta pugna, Puigdemont considera que ha cumplido con un requisito indispensable para convertirse en el brazo sindical de los independentistas a imagen y semejanza del ELA Sindikatua vasco. Intersindical es ahora una formación conocida por el gran público, especialmente desde el ámbito secesionista.
Reforzar los afiliados
El próximo paso que se quiere dar es el de reforzar sus bases. Las cifras de afiliados han crecido de forma exponencial desde el 1-O y los paros de país que le siguieron, informan fuentes conocedoras de las cifras internas de la organización. Pero quieren ir a más y sumar a perfiles que puedan asumir cargos orgánicos dentro del sindicato. Los allegados de Puigdemont son conscientes de la controversia de la figura de Sastre, añaden los interlocutores consultados.
Por esa razón han puesto en marcha una campaña de marketing. Se intenta convertir a Intersindical en una voz más de los problemas laborales en Cataluña en los medios de comunicación. Una medida paralela a otras iniciativas más clásicas. Como la de intentar conseguir el efecto llamada de los ideólogos del independentismo: Agustí Colomines que divulgaba por las redes sociales este fin de semana que se había unido al sindicato y animaba a sus seguidores a hacer lo propio.
El último empleo público de Colomines fue la dirección de la escuela de funcionarios de la Generalitat,del que fue cesado durante la aplicación del artículo 155 de la Constitución. El Govern de Quim Torra ya ha dicho que tiene las puertas abiertas para volver al cargo.
Elecciones sindicales
Intersindical debe pasar un examen el próximo curso político. En septiembre se activa el proceso de elecciones sindicales, que afectan al 70% de los grandes ámbitos de actividad económica de Cataluña. La oleada de comicios entre los representantes de los trabajadores se prolongará hasta diciembre de 2019.
Al final, se contarán el número de delegados que las organizaciones han obtenido en las urnas y la Generalitat otorgará la representatividad sindical obtenida. La fuerza que permite tener voz y voto en la negociación colectiva y otorga sillas en los ámbitos de concertación social públicos.
CCOO y UGT
Tradicionalmente, este ha sido un terreno de CCOO y UGT de Cataluña, con una presencia más reducida de Usoc. El independentismo ha intentado anteriormente hacerse fuerte en ambas organizaciones y las ha puesto en un brete, de forma destacada en el sindicato liderado por Matías Carnero y Camil Ros. Aunque, en este caso, desde el entorno de ERC. Y la creciente tensión interna concluyó con la marcha de los principales líderes de la corriente política al Gobierno de Quim Torra. Han sido fichados en consejerías republicanas.
A diferencia de sus socios de legislatura, Puigdemont quiere comerle la tostada a las organizaciones de clase tradicionales. Intersindical está llamado a ser el sindicato de cabecera del independentismo. Se perfila un futuro mapa de representantes de los trabajadores con cuatro organizaciones hegemónicas. Además de CCOO, UGT y la entidad que respalda la Crida Nacional, la situación política en Cataluña también da alas a CSIF. En este caso, al enarbolar la bandera del antipartidismo.