El expresidente catalán Carles Puigdemont, a través de videoconferencia desde Alemania, durante la presentación de Crida Nacional per la República / EFE

El expresidente catalán Carles Puigdemont, a través de videoconferencia desde Alemania, durante la presentación de Crida Nacional per la República / EFE

Política

Las órdenes de Puigdemont: echar a ERC del Govern y a Pascal, del PDeCAT

Los mensajes del expresidente a Torra y a la dirección de la nueva Convergència son claros, con la amenaza de darse de baja del partido y dar rienda suelta a su proyecto peronista

19 julio, 2018 00:00

Desmelenado, suelto, sin complejos, como aquel anuncio de Whisky Dyc. Carles Puigdemont se siente fuerte y quiere apretar el acelerador. En las últimas horas ha trasladado dos mensajes, que van en la misma dirección, la de hacer valer su presunto legitimismo, su ascendencia sobre todo el movimiento independentista.

Primero, sobre el Govern, y por ello ha reclamado al presidente Torra que eche del gobierno a Esquerra Republicana, algo que dejaría sin fuerza parlamentaria suficiente a Junts per Catalunya. Pero insiste en ello, al considerar que los republicanos no creen en él y que harán todo lo posible por dejarlo en la estacada. En ese sentido, Junts per Catalunya reprochó este miércoles a ERC que no apoyara a Puigdemont, con la decisión de que formara parte del grupo de diputados que podían ser suspendidos de forma temporal para obedecer la resolución del juez Pablo Llarena.

Reforzado por Alemania

El otro mensaje lo ha dirigido a la cúpula del PDeCAT: o se va Marta Pascal, o abandona la militancia del partido y da rienda suelta a su proyecto peronista, que, impulsado por los viejos del lugar, como David Madí, Ferran Mascarell o Agustí Colomines, ha comenzado a andar bajo la denominación de Crida Nacional per la República.

Puigdemont considera que tiene fuerza respecto a los intentos de la justicia española para extraditarlo. Amparado en la justicia alemana, que ha rechazado la euroorden para que sea juzgado por rebelión en España, Puigdemont quiere conservar su acta de diputado en el Parlament, lo que le garantizaría ser investido en algún momento como presidente de la Generalitat. Y desea mover a su antojo al PDeCAT, para que se integre, como una pieza más, en la Crida Nacional, de claras reminiscencias con la Crida a la Solidaritat, el movimiento activista en el que participaron en los ochenta dirigentes como Àngel Colom, Jordi Sànchez –que le da apoyo ahora— y Carles Riera, el actual dirigente de la CUP.

Con Rajoy, mejor

El expresidente, sin embargo, está irritado y de ello hace responsable a Marta Pascal por haber dado cobertura al grupo parlamentario del PDeCAT en el Congreso, que votó a favor de la moción de censura de Pedro Sánchez. Para Puigdemont, su estrategia de defensa, su proyecto político a la contra, se difumina si ya no tiene delante a Mariano Rajoy.

Y, de forma cruda, realmente sin complejos, ha trasladado ese mensaje a la dirección del PDeCAT, con una exigencia: no quiere saber nada de Marta Pascal, e irá a por todas, con sus dirigentes interpuestos –Josep Ramon Casals, alcalde de Molins de Rei; Quico Homs, Josep Rull, Jordi Turull y, a una distancia prudencial, Artur Mas— para impulsar Crida Nacional, su proyecto de corte peronista, que pretende ser, otra vez, una nueva refundación de lo que fue Convergència.

Irredentismo

La cuestión es que Puigdemont sigue manteniendo el liderazgo del independentismo, de un movimiento que tiende ya hacia el irredentismo, populista, que desconfía de los partidos políticos, y que tiene un gran motor en estos momentos: la ANC que dirige Elisena Paluzie, la más convencida de que los partidos se han visto superados y deben reorientar todas sus prácticas.

El equipo de Marta Pascal, que ha ofrecido al propio Puigdemont la presidencia del partido --aunque éste la rechazó--, confía en ganar el congreso, con la fuerza de los alcaldes y de los cuadros medios, que siguen pensando en que es necesaria una fuerza política que, al margen de su apuesta independentista, tenga un cuerpo ideológico y sepa reorientar la política catalana, capaz de llegar a acuerdos en los diferentes niveles administrativos con otros partidos.

Pero llega la hora de la verdad: o el PDeCAT se integra en la Crida Nacional, como una pieza más, o desaparece. Esa es la exigencia de Puigdemont. ¿Es capaz el partido que nació de la refundación de Convergència de aguantar el envite?