La pareja de moda en la política parlamentaria, Junts per Catalunya y la CUP, renovó ayer sus votos con una propuesta de resolución menos épica que otras iniciativas anteriores, pero que permite a ambas formaciones mantener la tensión. Léase, el autoengaño. Se trata de una alianza contra natura, dados los orígenes conservadores y revolucionarios de ambas partes. Pero muy necesaria para seguir adelante con una hoja de ruta en la que ERC asiste atónita a inventos como el del gobierno paralelo de Carles Puigdemont en Bruselas, quien ayer oficializó su renuncia provisional a ser candidato en favor del encarcelado Jordi Sànchez, presidente de la Assemblea Nacional Catalana.
“Se ha roto el principio de subsidiariedad democrática. JxCat quiere llevar el proceso constituyente desde Bruselas y no tiene ningún sentido hacer un gran debate ciudadano sobre cómo debe ser la Cataluña del futuro desde 2.500 kilómetros de distancia”, advierten a Crónica Global fuentes republicanas, que admiten un cierto pesimismo respecto al futuro de las negociaciones. “Aquí tenemos que jugar todos: Gobierno, Parlamento, sociedad civil y la base social”, añaden estas fuentes, constatando así el fuera de juego de ERC.
Confrontación
Así, mientras los cupaires aceptaban ayer rebajar sus posiciones iniciales aparcando una reedición de la declaración unilateral de independencia (DUI), los nuevos convergentes aceptaban exigir “el cese de las injerencias del Gobierno del Estado ante las instancias jurisdiccionales y el Tribunal Constitucional que pretenden impedir la materialización de esta voluntad democrática de los representantes del pueblo de Cataluña, así como la que fue legítimamente expresada en el referéndum de autodeterminación de Cataluña del 1 de octubre”.
De este modo reza el párrafo más polémico del texto negociado entre JxCat y la CUP, al que luego se sumó ERC. El que los letrados del Parlament subrayaron como ilegal y que ha puesto al presidente del Parlament, Roger Torrent, bajo el foco de la justicia. Así, las tres formaciones independentistas, que están llamadas a desbloquear la investidura del futuro presidente de la Generalitat, marcan perfil patriótico, pero evidencian distintas estrategias que dicen mucho de la división actual en la órbita secesionista.
Así, mientras que Junts per Catalunya prosigue su viaje a ninguna parte con propuestas tan absurdas como la de un gobierno paralelo en el “exilio” presidido por Carles Puigdemont, la CUP le pone nombre a la cosa –Espai Lliure de Bruselas— y pone presión a sus socios. Ayer mismo, la cupaire Mireia Boya advertía a Puigdemont de las consecuencias de no respetar los tiempos de debate y la decisión de la CUP. “Y somos necesarios”, afirmaba vía Twitter.
Los antisistema han convocado este sábado su consell polític para someter al parecer de sus bases los avances en las negociaciones con JxCat y ERC.
IRPF, sanidad, educación…
Desde el entorno cupaire se asegura que el acuerdo está todavía lejos. “Hay temas de gran calado que todavía no están resueltos. Por ejemplo, la reducción del IRPF a las rentas medias y bajas, sobre la que no hay concreciones. Tampoco las hay sobre el modelo educativo, de salud o de seguridad”. Queda por ver qué dice la CUP sobre la propuesta de Jordi Sànchez como candidato a la presidencia de la Generalitat.