Cayetana es nombre de Grande de España. Y la reacción que tuvo la cabeza de lista del PP por Barcelona ante el acoso de los radicales independentistas en la UAB fue muy brava. La Fiscalía acaba de abrir una investigación al respecto. No podía ser de otra manera. Álvarez de Toledo tiene derecho a ir a donde le plazca para explicar su programa electoral. Otra cosa es que meta la pata en sus intervenciones. El martes lo hizo, y de qué manera, en el debate a seis que organizó TVE, donde frivolizó sobre el grado de resistencia que le debe ser exigido a una víctima de violación.

Cree Álvarez de Toledo que un silencio no es necesariamente un 'no' en las relaciones sexuales. Y las redes sociales reventaron. Cayetana dejó en ese mismo momento de ser popular para convertirse en populista. Nadie le pidió meterse en ese berenjenal, y mucho menos, burlarse de un lema tan efectivo como necesario, el “no es no” que la candidata debe atribuir a feminazis.

"¿De verdad van diciendo ustedes sí, sí, sí hasta el final?", preguntó a la candidata del PSOE. Festival del humor el de Cayetana, ignorante de que, desde hace años, a la víctima no se le exige heroicidad y que mantener relaciones sexuales con mujeres que están ebrias o inconscientes también es una violación.

Al PP tampoco le vale el “no es no” de Pedro Sánchez a la autodeterminación que reclaman los independentistas. Lo ha asegurado por activa y por pasiva, pero los populares insisten, tiran de “golpismo” e ignoran que los procesistas viven mejor contra el 155, una medida que, hoy por hoy, es inaplicable. Mal que le pese a Pablo Casado, Cataluña asiste a los últimos estertores del procés. Sigue siendo cansino y pesadísimo, pero agoniza desde aquella “declaración de Pedralbes” que tanto critica.

La reunión entre Quim Torra y Sánchez --institucional y necesaria para recuperar la normalidad que desean la mayoría de los catalanes-- supuso el fin de la unilateralidad y la apertura de un diálogo “en el marco de un Estado democrático de Derecho”. Textual. Reto a los populares a encontrar una hoja de ruta secesionista en los programas de ERC y Junts per Catalunya, más allá de soflamas victimistas.

Sánchez no ha negociado con los “golpistas”, de la misma manera que PP y Ciudadanos aseguran no haber pactado con Vox en Andalucía. No pudieron evitar, dicen, que el partido de Santiago Abascal les apoyara y que no despreciaran sus votos si ganan las elecciones generales del 28A. Que el PSOE acepte los de ERC y Junts per Catalunya es otra cosa.

“No es no”, le dicen Albert Rivera y Casado a Sánchez, estableciendo un cordón sanitario que los propios populares sufrieron por parte de Artur Mas --firmó ante notario de que no pactaría con ellos, aunque luego lo hizo--, y del tripartito de izquierdas --el pacto del Tinell excluyó al PP--, pero que no hacen extensivo a Santiago Abascal. Otro que también tira de “no es no” para rechazar entrevistas en determinados medios que, según dicen, son después manipuladas. No le hizo ascos el líder de Vox al diario Marca, donde exudó testosterona cuestionando el matrimonio homosexual y la capacidad de la mujer para competir en deportes. Abascal vive de la provocación, de generar respuestas airadas que revierten en un voto bizarro y españolazo. Lo malo es que también marca los discursos de PP y Cs, alumnos aventajados en eso de la estridencia argumental.

Los populares también dicen “no es no” al indulto de los procesados por el 1-O. Un recurso muy socorrido que permite a Cayetana eludir cualquier tipo de explicación en materia fiscal, educativa, sanitaria o económica. Esa muletilla del indulto es utilizada por quienes aseguran creer en la separación de poderes, pues ignora el PP que, además del Gobierno, son los propios jueces quienes pueden instar esa medida de gracia. Lo de exigir posiciones claras al PSOE cuando todavía no hay sentencia, lo de ponerse la venda antes de la porradura está muy bien, pero eso es algo que precisamente el PP no supo hacer en Cataluña. Cayetana representa a un partido que renunció a tener un relato, un plan de prevención ante un secesionismo que se le fue de las manos. “No habrá referéndum”, repetía por activa y por pasiva Mariano Rajoy. Visionario. Curiosamente, los partidos separatistas también le dicen "no es no" a los indultos, no quieren "rebajarse" ante el "Estado opresor". Aunque JxCAT lo lleve en su programa.