Alberto Garzón pasará a nuestra historia contemporánea como el hombre que demostró que el español es incompatible con el consenso que supone un Gobierno de coalición. Algo que es normal en todo el mundo civilizado, que dos o más formaciones políticas se pongan de acuerdo en aplicar un programa de gobierno pactado, aquí es casi imposible.

El ministro de Consumo ha metido la pata hasta el corvejón. No ha estado a la altura, y eso no es noticia dado que tiene una tendencia obsesiva a equivocarse. Si ha logrado acaparar titulares, lo que probablemente era el único objetivo de su entrevista en The Guardian, ha sido gracias a un error de bulto, una equivocación de principiante o de alguien que le importa tres pepinos generar una crisis si a cambio consigue notoriedad.

Es posible que Garzón esté en lo cierto cuando habla de que hay carne que se exporta desde España que no reúne las condiciones para ser considerada de calidad. Lo que no ofrece el menor género de duda es que elegir un diario británico como el canal idóneo para denunciarlo es un error de bulto, y tampoco parece que deba ser un ministro español el mejor portavoz de esa alerta.

Es una estrategia errónea: le ha salido el tiro por la culata, porque aquí el más tonto hace relojes. Garzón ha tratado de denunciar la influencia de los grupos de presión en los territorios donde la agricultura intensiva se ha convertido en industria hegemónica. Pero se ha equivocado. Ha dado combustible a sus adversarios. Sorprendentemente, podríamos decir, ha sido el Gobierno de Castilla y León el que ha respondido con más rapidez y violencia a las afirmaciones del ministro.

Sorpresa porque el territorio de donde emerge el grueso de las críticas a Garzón tiene mucho que decir sobre el asunto, pero en absoluto es el primer representante español en este capítulo. No se trata de menospreciar ningún territorio, solo es un intento de poner las cosas en su sitio.

Castilla-León concentra el 16% del sacrificio de ganado bovino en el último año, medido entre octubre de 2020 y octubre de 2021. Más o menos, supone lo mismo que Galicia, mientras que Cataluña representa el 20% del total. En el sector porcino, donde España es una potencia mundial, los descabellos de Castilla y León equivalen al 12% del total nacional, frente al 42% de Cataluña.

Solo en el terreno del ganado ovino, con un 30% de la producción nacional, frente al 15% de Castilla-La Mancha o al 13% de Cataluña, Castilla y León es líder en la producción ganadera española. Es del todo comprensible que su sensibilidad frente a los temas ganaderos sea mayor que la de otros territorios, pero se echa en falta en este mar de condenas exageradas a Garzón que no aparezcan otros territorios donde la ganadería es capital, como Galicia, Murcia y, sobre todo, Cataluña. La única diferencia real es que Castilla y León convocó elecciones después de que el ministro concediera su torpe entrevista al diario británico.