Es una de las denuncias recurrentes del artista y diseñador chino Ai Weiwei. Según él, la policía "le interrogó más de 50 veces" por supuestos delitos económicos. Antes, en 2020, funcionarios sin uniforme agredieron al creador de Beijing mientras éste trataba de denunciar un supuesto abuso policial previo. Tras un periplo por diversos países, Weiwei acabó viviendo en Portugal, donde reside exiliado. 

El también whistleblower de la provincia de Sichuán recibirá el premio internacional de Òmnium Cultural por, según dijo ayer la entidad soberanista catalana, "su compromiso con los derechos humanos" y "la represión en Cataluña contra el movimiento soberanista y el encarcelamiento y exilio de líderes políticos y sociales". 

La plataforma independentista dio a conocer el premio el mismo día en el que otro uniformado, esta vez coordinador de Mossos per la República Catalana (MxRC), tildaba públicamente de "nazi" a un periodista de Barcelona por sus opiniones en una radio privada. Albert Donaire aseguró que "le diría de todo porque salía gratis". Ello, según él, como respuesta a un "señalamiento" público. 

No consta que el Colegio de Periodistas de Cataluña (CPC) haya elevado queja pública por los insultos y la inquietante riña pública de un custodio del orden y la seguridad pública a un profesional de la información. Y si lo hizo, no dio muestras de ello en público. 

No es irracional creer que asiste a Albert Donaire el derecho a opinar públicamente en una red social. Y al mismo tiempo exigirle decoro por, en primer lugar, el uso como adulto de esa plataforma. Máxime por su condición de funcionario público. 

Igual que para el denunciante, existen canales establecidos, sean administrativos y judiciales, para ejercer sus derechos ante cualquier medio de comunicación del que considere que vulnera su derecho a defenderse, o que lamina su integridad e imagen públicas. Donaire no solo hace caso omiso de todos estos canales, sino que, en un uso abusivo de su derecho a la libertad de expresión, insulta a un periodista y asegura que "le dice de todo porque le sale gratis". 

Esa gratuidad a la que se refiere el agente de policía es incómoda de sostener porque nadie sabe cuáles son sus límites. ¿Hasta dónde le sale gratis a Donaire insultar y vilipendiar a un periodista? ¿Cuántos grados más existen entre llamar "nazi" a un reportero en Twitter, porque "sale gratis", e "interrogar 50 veces" o "agredirle mientras denunciaba", como alerta, precisamente, el premiado por Òminum Cultural?  

Los tuits de Donaire tienen muchos ángulos. Uno de ellos chirría, y mucho, cuando se coloca junto a Ai Weiwei, que sí es víctima de la arbitrariedad de la policía de un régimen totalitario. O amedrentar a artistas y periodistas, como hace el mosso independentista con sus mensajes, o ser víctima de ellos. Ambas cosas a la vez, no.