Gonzalo Baratech
El gatuperio global de Litexco: quiebras, paraísos fiscales y fuga de Fabio Beccaria
"Este caso, con su maraña de sociedades, testaferros y jurisdicciones opacas, ha degenerado en un chanchullo multinacional que se extiende por tres continentes"
El grupo barcelonés Litexco, controlado entre bambalinas por Fabio Beccaria, se halla en el epicentro de un escándalo de gran calado. Crónica Global ha venido desgranando las maniobras de este personaje y la prolongada estela de pufos que deja tras de sí. El enredo adquiere alcance internacional, con ramificaciones que se extienden por tres continentes. En el perímetro corporativo han aflorado, por ahora, 16 empresas, varias de ellas con domicilio en paraísos fiscales o de sistemas impositivos benévolos.
Sobre el conglomerado pesan nada menos que dos declaraciones de quiebra necesaria: una es la de Litexco International Holding, radicada en el Gran Ducado de Luxemburgo; la otra sacude a Litexco Overseas Investments, con sede en la calle Tuset, de Barcelona.
Beccaria posee pasaporte alemán. Está casado con Pía Gallostra Barri, cuya familia paterna controla la ingeniería JG y la materna fundó la marca de calcetines vernáculos Pocholo. La propia JG habría resultado afectada por los movimientos fraudulentos de Beccaria.
Este desapareció del radar cuando estallaron los problemas. Algunas fuentes lo sitúan en paradero desconocido. Sin embargo, acaba de resurgir de entre las sombras para reaparecer en Argentina. ¿Con qué propósito? Ha urdido una operación para apoderarse del principal activo y auténtica joya de su corona, una finca de 2.475 hectáreas en la provincia de Mendoza.
La propiedad pertenece a Litexco Argentina, participada en un 90% por la quebrada Litexco Overseas Investments. Dicho con otras palabras, esta última es la dueña del vasto rancho.
Beccaria remitió hace pocos días una carta al presidente de la compañía austral, Fabián Santander, para informarle de la existencia de un acuerdo privado de 2021, suscrito ante el notario Ernesto Ayud, de San Rafael, entre Litexco Argentina y Pía Gallostra. Según el documento, la empresa reconoce haber recibido de esa señora diversos préstamos que, entre principal e intereses, ascienden a 2,5 millones de euros.
El pacto encierra elementos llamativos. Fue rubricado por Beccaria como presidente de Litexco Argentina y por Gallostra, su esposa, en una especie de arreglo matrimonial al estilo del conocido Juan Palomo.
Curiosamente manifestaron domicilios distintos. Él, en la ciudad de Triesen, Principado de Liechtenstein; ella, en el municipio catalán de Sant Vicenç de Montalt.
Lo más explosivo del asunto es que esos supuestos fondos no figuran en la contabilidad oficial, sencillamente porque nunca ingresaron en las arcas de la sociedad.
De forma paralela, Fabián Santander ha recibido una oferta de 3,2 millones de dólares estadounidenses para adquirir Litexco Argentina o sus activos inmobiliarios, que se centran exclusivamente en el codiciado latifundio mendocino.
Firma la propuesta un tal Michael Christian, representante de GGHS and Company, domiciliada en Victoria, capital de las islas Seychelles, territorio considerado por numerosos países como refugio offshore o de baja tributación. En círculos próximos al caso se cavila que, tras la paradisíaca instrumental del océano Índico, se oculta la mano negra de Beccaria.
Sin embargo, el trasiego está condenado al fracaso. A comienzos de diciembre, el Juzgado Mercantil número 6 de Barcelona, que tramita el concurso de acreedores necesario de Litexco Overseas Investments, decretó el embargo de las participaciones que ésta luce en su filial argentina. Así, quedan congeladas bajo estricta tutela judicial.
El magistrado acuerda la medida porque de lo instruido hasta ahora en el fallido forzoso, “puede adivinarse una probabilidad fundada de que habrá de calificarse como culpable”.
El caso Litexco-Beccaria, con su maraña de sociedades, testaferros y jurisdicciones opacas, ha degenerado en un chanchullo multinacional, del que van a surgir nuevos episodios. Hay tela cortada para rato.