El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo (i), en el Congreso de los Diputados EFE Congreso de los Diputados
La última tentación de Feijóo
"Apoyarse en Puigdemont para echar a Sánchez del poder es entrar en la habitual subasta nacionalista que ha deshilachado el país desde el funesto Pacto del Majestic. Y una vez se hace la primera puja, ya no se sabe dónde termina la apuesta"
Ahora que suenan campanas de ruptura entre Junts y el PSOE, abundan los constitucionalistas incapaces de contener su ilusión por ver a Pedro Sánchez salir de la Moncloa.
“¡Por fin!”, suspiran muchos, mientras unen sus manos y rezan para que Puigdemont deje caer al líder socialista de su pedestal como una fruta madura.
Pero lo que más sorprende es que la mayoría de ellos ve con buenos ojos que Junts accediera a pactar con el PP una moción de censura que ponga punto final a este Gobierno. “Cualquier cosa con tal de librarnos de Sánchez”, dicen.
¿Cualquier cosa? Quienes defienden eso quizás no son conscientes del error que supone un planteamiento de ese tipo.
Si Feijóo está dispuesto a pactar con Puigdemont para echar a Sánchez (aunque solo sea una moción “instrumental” para convocar elecciones), ¿por qué no iba a estar también dispuesto a pactar con el expresident fugado para llegar y/o mantenerse en el poder después?
Y, una vez metido en esa dinámica, si para mantenerse en Gobierno, Junts le exige a Feijóo el concierto económico, la amnistía plena, las competencias de inmigración o blindar la inmersión, ¿qué diría Feijóo? ¿Qué diferencia habría entonces con la política aplicada por Sánchez?
Apoyarse en Puigdemont para echar a Sánchez del poder es entrar en la habitual subasta nacionalista que ha deshilachado el país desde el funesto Pacto del Majestic. Y una vez se hace la primera puja, ya no se sabe dónde termina la apuesta.
Además, hace décadas que los nacionalistas reconocen que con la izquierda siempre es más fácil pactar aunque casi nunca cumplen, mientras que con la derecha es más complicado alcanzar acuerdos pero luego siempre suelen aplicarlos.
Llegados a este punto, se hace difícil saber cuál es la peor de las dos opciones: un Sánchez que prometa mucho a los indepes pero que les mienta como un trilero sin escrúpulos, o un Feijóo que les prometa poco a los nacionalistas pero que cumpla su palabra como un caballero.