En 2021, el Servicio Catalán de Salud (CatSalut), la gran aseguradora pública catalana, pagó 2.393,32 euros al Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues de Llobregat (Barcelona) por cada alta quirúrgica de un paciente. El centro sanitario maternoinfantil de referencia en Cataluña y buena parte del país facturó 15 millones solo por este concepto aquel ejercicio.
El sistema de pago del CatSalut a la sanidad concertada está provocando una inflación de quirófanos en Cataluña que, cuando menos, ha provocado un debate en el sector sanitario. "Todo hospital de relumbrón, o incluso de medio pelo, quiere ahora quirófanos", denuncian algunos cirujanos bregados en el bisturí. ¡Más quirófanos!, parece ser el grito de algún que otro gestor sanitario. Otros, más comedidos, contestan y aseguran que Cataluña "los necesita ante el evidente déficit de bloques quirúrgicos" que tiene la región, amén de las desesperantes listas de espera.
Cierto es que en la explosión de quirófanos catalana concurren otros factores. Las demoras quirúrgicas son uno de ellos. El maná de los fondos europeos es otro. Mucho gerente de hospital comarcal ha tenido acceso a fondos extra con los que no contaba y ha querido aprovecharlos.
Como en toda inversión, no obstante, ante el boom de las salas de operaciones se impone hacer el doble cálculo de si es necesaria por demanda y se puede amortizar, y si se puede sostener en un futuro con los escasos recursos propios. Y en este terreno no hay consenso. Los más críticos alertan de que la estrategia un pueblo, un quirófano terminará abriendo la puerta al intrusismo, pues en algunos hospitales ya se está fichando a técnicos en cuidados de auxiliar de enfermería (TCAE) en lugar de enfermeros y enfermeras de quirófano con título y formación.
Asimismo, la región tendrá que esmerarse en buscar a facultativos que llenen esta infraestructura nueva. Según ha denunciado una y otra vez Metges de Catalunya, mayoritario, faltan facultativos de 44 de las 59 especialidades reconocidas en España en la región. En este escenario, ¿qué médicos se ocuparán de las nuevas y numerosas salas de operaciones?
Se trata de un debate anclado en la gama de grises, y no en el blanco o negro. Hay argumentos de todo tipo. Y, seguramente, lo que se impone es planificación por parte de las Administraciones públicas. Detectar necesidades, darles respuesta y prever si se podrán sostener dichas soluciones en un futuro.
Porque no vale con hacerse la jugosa foto ante unas obras sanitarias, algo que gusta mucho en algunos círculos por políticamente rentable. Hay que asegurar buenos cimientos para que el gestor que entre en el próximo ciclo electoral no cargue con una herencia envenenada.