Se planteó la opción de indultarlos para rebajar la tensión en Cataluña y se les dio la medida de gracia. Exigieron la derogación de la sedición y también se aceptó. Pidieron la reforma de la malversación y ahí la tienen. El siguiente paso es la amnistía, una concesión que necesita un consenso político hoy inimaginable, pero con la que nos van bombardeando poco a poco, como para anestesiarnos, y que nos van a colar un día de estos. Ya andan diciendo que la ley de amnistía es una posibilidad que cabe con la Constitución en la mano, y casi sin darnos cuenta nos comentan que es cuestión de tiempo. No es algo inmediato. No será para la investidura de Pedro Sánchez, pero a medio plazo todo se andará, bien que en política el panorama cambia en cuestión de minutos.

El exconseller Quim Forn, uno de los agraciados con el indulto, ya declara sin tapujos que la amnistía –que para muchos podría ser la concesión última de Pedro Sánchez al nacionalismo catalán con tal de seguir en la Moncloa– no resuelve el conflicto y que tal medida es solo el punto de partida. Dicho de otro modo, es una exigencia del independentismo como paso previo a tratar de acordar un referéndum de secesión con el Estado. Y así está ahora el tablero de ajedrez, aunque es verdad que las negociaciones se están llevando con mucho secretismo esta vez. Lo que se sabe, al menos, es que la amnistía no está ahora mismo encima de la mesa, según Sumar, y que este partido le pide a Junts que debe renunciar a algunas de sus aspiraciones para poder entenderse con ellos.

Eso sí, aunque la amnistía no está ahora mismo entre las condiciones para apoyar la investidura de Pedro Sánchez, “a lo largo de la legislatura” se puede cambiar de opinión e “ir avanzando en todo lo que sea expansión de marcos de derechos y de libertades, y sobre todo de continuar reconduciendo conflictos políticos para su solución por vías políticas”, según el diputado de Sumar Enrique Santiago. Es decir, más concesiones al independentismo, que por el momento no parece que dé mucho a cambio, más allá de rebajar un poco el tono durante un tiempo. Ahora bien, ¿habrá amnistía? El tiempo lo dirá. Lo que está claro es que es una carta que pueden jugar en un determinado momento, aunque también habrá que ver cómo evoluciona el movimiento separatista catalán en las próximas elecciones, puesto que ha perdido muchos apoyos en los recientes comicios.

Por el contrario, la nueva Mesa del Congreso sí que la integrarán algunos separatistas, mientras la futura presidenta de la Cámara Baja, la socialista Francina Armengol, según todas las quinielas, ha destacado en Baleares por asociarse también con los nacionalistas y defender cuestiones como la lengua propia. Y no, no se refería al castellano. Así que, hoy por hoy, el horizonte no se presenta demasiado prometedor.