España está metida de lleno en una nueva campaña electoral. Cataluña se mira de perfil el ciclo político infinito en el que ha entrado el país y que no terminará el próximo 23 de julio. La más que probable victoria del PSC tendrá repercusiones en la Generalitat y ya son muchos los que auguran otro adelanto de las autonómicas. Tendría lógica dada la tendencia de los últimos años, ya que Pere Aragonès lleva dos años en la presidencia y este suele ser el ciclo de vida medio del presidente catalán desde el inicio del procés.

El 23J no ha despertado demasiado interés en Cataluña. La decisión de voto está ya tomada, las municipales y los pactos posteriores han ayudado a ello, y solo una patinada muy grande de algún candidato implicaría grandes cambios. Pero todos los aspirantes a diputados conocen muy bien su papel y, hasta ahora, nadie se ha salido del guion. Ni siquiera pasa factura que la candidata de los comunes, Aina Vidal, difiera con la líder de Sumar, Yolanda Díaz, respecto al referéndum. El hastío político en el territorio llega incluso a este extremo.

La gran novedad de la campaña es el uso de la inteligencia artificial (IA) por parte de Junts. Tras un inicio resultón con un Pedro Sánchez digital, la presentación el viernes de la réplica de Felipe VI convirtió a los neoconvergentes en carnaza de meme a lo largo de una tarde. La frase que más se repitió, con coincidencia entre favorables y detractores de la independencia, fue que el avatar se parecía tanto al monarca como la ruptura simbólica con el Estado de 2017.

Este filón para la creatividad digital ha sido el elemento que más interés ha despertado en el arranque del 23J en Cataluña. El cuerpo pide vacaciones y el interés general está fijado en dónde hay una cala interesante en la que poner la toalla y disfrutar del dolce far niente. Quizá de forma más acusada que en el resto del país y no por el trasfondo nacionalista de la cuestión. No es que todos los catalanes vean las generales como algo ajeno (que los hay), sino por el hartazgo electoral (y se temen nuevos comicios en breve).

Hay dos incógnitas abiertas en Cataluña ante las próximas generales: hasta dónde llega la abstención y qué oficina de Correos ha sido la más ágil en gestionar el voto por correo.